La batalla de una mujer contra el “artista pornógrafo”

Las denuncias de dos víctimas que se defienden y acusan a un intelectual de filmarlas durante sus relaciones y subir sus videos a las redes sociales inician este serie de tres partes

Estela Becerra

Crédito: Gardenia Mendoza | Impremedia

LEÓN, GUANAJUATO.- A Ana Acosta no le preocupa que después de este artículo, cuando se sepa su nombre verdadero y se publique su rostro, la gente la señale por ser la mujer que denunció legal y socialmente a el fotógrafo, poeta y filósofo local Luis Antonio García Amézquita a quien acusa de filmarla en un encuentro sexual íntimo y divulgar el video en las redes sociales.

A ella lo que realmente le importa, lo que consume su tiempo y su empeño desde enero pasado es que nadie más vuelva a ser blanco (ya bastante con las seis muchachas que logró documentar después de su caso) y que no haya más víctimas de sexting, ese delito que comete una persona al difundir por internet fotos o videos sexuales de otra y del que poco se habla a pesar de que México ocupa el primer lugar de América Latina según la empresa de investigación digital Mattica.

Primera entrega de la serie especial Acoso sexual: Cuando ellas contraatacan

“El que debe tener vergüenza es él no yo”, concluye Acosta, 26 años, después de varias noches sin dormir en las que hizo decenas de hipótesis sobre lo que podría pasar si ella denunciaba y el video se hacía viral, sobre su seguridad y lo que podrían pensar sus amigos, su familia, su entorno.

“La cultura machista regularmente dice: ‘eso le pasa por confiada’ y  entonces el hombre queda como el chingón, el guapo, y la mujer como la tonta, pero después de esta experiencia lo que puedo decir es que yo no hice nada malo, yo quise tener una relación, hice lo que quise con mi cuerpo, y eso no le da derecho a él para  grabarme ni a exhibirme públicamente”.

Acosta cuenta su historia mientras bebe un café en una placita con luces y fuentes cerca de casa. Está tranquila. Lleva una computadora en la mano que usa más como un arma que como un instrumento de prueba porque, al final de cuentas, Twitter borró el video y la copia ya está en manos de la Procuraduría de Justicia del Estado de Guanajuato, donde hizo la denuncia penal.

 EL SEDUCTOR

“Me encandiló completamente”, reconoce Acosta sobre el noviazgo de tres meses que sostuvo con García Amézquita a quien conoció en Facebook.

La versión sobre cómo, cuándo y dónde ocurrieron los hechos tiene por ahora un sólo narrador. La contraparte no contestó las llamadas telefónicas ni los correos electrónicos de este diario dirigidos a luis.g.amezquita@gmail.com. Tampoco ha declarado ante el Ministerio Público ni notificado que mudó su domicilio.

Luis García Amezquita.
Luis García Amezquita.

Ella dice que rápidamente “hicieron click”. Aunque físicamente era muy bajito para su gusto intelectualmente le pareció interesante con su carpeta de fotografías artísticas; un currículum con doctorado en la Universidad de Guanajuato, una maestría en la Universidad de Buenos Aires y una beca del gobierno federal como preámbulo a su verborrea.

– Eres la mujer más inteligente que he conocido: eres bella, eres sicóloga, eres música- decía.

Pasaron varias noches juntos antes de que él le tomara una imagen semidesnuda sin autorización. Fue mientras ella se quitaba la blusa. “Aquella vez no le di tanta importancia como cuando vi que tomaba el celular para grabarme en un momento de sexo oral”.

Ella le pidió que lo borrara y él dijo que sí, pero antes lo envió a su propio número telefónico desde donde lo distribuyó a una cuenta de Twitter y al blog “Viejo Puerto” tal y como hizo con otras conquistas antes y después de Acosta.

Captura de pantalla del chat entre Estela Becerra y Luis García Amézquita

Segunda captura del chat

La relación terminó cuando ella se dio cuenta que García Amézquita cambió de ser el pretendiente amoroso a novio desequilibrado. “En una ocasión me pidió que jugáramos a que él me violaba y cuando le dije que me estaba lastimando perdió todo el interés, me dio la espalda y me culpó: disfrutaba de culparme por cualquier cosa”.

Tras la separación ella se quedó con la zozobra del paradero de la filmación íntima y por eso exploraba continuamente la cuenta de FB, la única sobre la cual tenía conocimiento. “Ahí vi que un amigo le preguntaba sobre ‘Viejo Puerto’ y a mí me prendió una alarma”, recuerda. “Me puse a buscar y descubrí que tenía un blog y una cuenta de Twitter donde había subido el video conmigo y otros con varias chavas sentí ¡tanto odio!: no sabía si esconderme, llorar, gritar”.

CRIMEN SIN CASTIGO

Mariana L., otra de las mujeres videograbadas , afirma vía telefónica a Impremedia que ella no se dio cuenta de que García Amézquita la había filmado en el acto sexual durante unos segundos que bastaron para capturar su cara hasta que Acosta la alertó y desde entonces están en bloque contra el acusado.

“Otra golfa”, se leía como pie de presentación del video.

“Conmigo no quiso nunca nada serio, cuenta Mariana. Me propuso que fuéramos amantes para que yo no ‘me perdiera el gusto de conocer a otros hombres’ y yo estuve de acuerdo, pero dos meses después  lo termine cuando comenzó a comportarse agresivo, sabía que yo era vulnerable a ciertas cosas y por ahí me lastimaba”.

Mariana se sumará a la demanda contra el “artista pornógrafo” en los próximos días, una decisión que pocos afrontan. De hecho, “sólo el 2% de los jóvenes víctimas de sexting piden ayuda”, precisa Alejandro Rubio de la Organización No Gubernamental Centro Sin Violencia Internet.

Las razones son variadas, desde ignorancia al pudor y el hecho de que actualmente sólo cuatro entidades cuentan con leyes que castiguen el sexting: el Estado de México (con la penalización más alta de cuatro años), la Ciudad de México, Nuevo León y Chihuahua.

Esas legislaciones tuvieron como común denominador un escándalo mediático como el ocurrido en Ciudad Juárez en 2013, cuando dos menores de edad fueron videograbados en un acto sexual callejero ampliamente divulgado en redes.

En Guanajuato no existe siquiera una iniciativa de ley y, a excepción de Baja California, Aguascalientes y San Luis Potosí, donde las propuestas reposan el olvido; en el resto del país, no hay indicios de regulaciones o de que el tema interese en los respectivos congresos.

DE LA VERGÜENZA AL CONTRAATAQUE

Acosta logró que la atendieran en un Ministerio Público de Guanajuato a base de presiones. “Apenas llegué nos dijeron que el delito no existe y si no es porque les hice saber que iba con activistas de Las Libres ni siquiera hubiera pasado de la puerta”.

Las Libres es una organización civil local que está a favor de los derechos humanos de las mujeres y ha ganado varios casos en la corte, entre ellos, sacar de prisión a varias decenas que purgaban penas por aborto. En fechas recientes, asesora tres casos “emblemáticos” relacionados al acoso y la violencia sexual.

“En 16 años de existencia de la organización nos hemos dado cuenta que es muy importante que las mujeres se remonten dignamente en su vida para decir basta a la impunidad y una manera de hacer señalar públicamente al agresor con nombre y apellido”, argumenta Verónica Cruz, directora de la organización.

“Así demostramos que la violencia contra las mujeres no proviene sólo de gente pobre, con problemas de adicciones o poco estudiada, sino de todos las clases sociales, de artistas, de políticos y de gente a la que jamás se señala porque tiene poder”.

Acosta decidió dar a luz su experiencia para sentar un precedente y animar a otras mujeres a señalar a su agresor sea quien sea. “Las chicas pueden ver mi caso y pensar, ah: si ella lo hizo por qué yo no”.

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