Muy pocas latinas en Los Ángeles se abren paso entre el fuego
El LAFD se enfoca en contratar a las minorías, pero apenas ha reclutado a once latinas
A Lizeth Cramer le bastan 37 segundos para salir de su dormitorio, descender un piso, ponerse un traje que pesa unas 70 libras y subir a un camión que la espera para salir de prisa.
Cada instante es cuestión de vida o muerte en este oficio de valientes, por eso Cramer, una de las 11 latinas en el Departamento de Bomberos de Los Ángeles (LAFD), no cede tiempo al ponerse su equipo.
Segunda parte de una serie sobre mujeres incursionando en oficios dominados por los hombres.
Debajo de su armadura anti-fuegos hay una foto de su hija Natalie, de siete años, y una cruz con la frase “Confía en el Señor”. Eso y el entrenamiento adecuado, asegura ella, le bastan para regresar a salvo.
“Tengo mucha fe en Dios”, comenta esta bombera de 27 años, quien desde el 24 de noviembre se unió a las filas de uno de los cuerpos de emergencia mejor preparados del mundo.
El deseo de convertirse en bombero nació en esta hija de inmigrantes mexicanos cuando presenció el rescate de una familia que había quedado atrapada en su auto. Ella tenía entonces ocho años.
“Vi a los bomberos llegar y usar las cortadoras y todas sus herramientas para sacarlos y se me quedó esa imagen mucho tiempo”, contó quien es la primera en su familia en ejercer esta profesión.
Un oficio peligroso
Solo han pasado cuatro meses desde su llegada a la estación 43, en el oeste de Los Ángeles, pero ya sabe de los sacrificios de sus colegas, quienes cada semana trabajan tres jornadas de 24 horas. “No he estado en las veladas de Navidad y de Año Nuevo, ni en la cena de Acción de Gracias”, dijo.
Tampoco le faltan experiencias sobre los peligros de este oficio, donde además de sofocar incendios hay que responder a choques en las carreteras o controlar sustancias peligrosas.
“He estado dentro de una casa que se incendia y no puedes ver nada por el humo, estás en el suelo y puedes sentir el calor en tu cara cuando estás cerca del fuego”, contó.
Muy pocas mujeres
La ausencia de mujeres es evidente en las bases de bomberos en esta metrópoli, donde comparten dormitorios con sus compañeros varones y después de las emergencias hay que bañarse por turnos porque la mayoría de éstas solo tienen un cuarto para duchas. La estación 43 es la excepción.
De 3,253 elementos del LAFD, 96 son mujeres. En la Policía angelina ellas constituyen el 9%.
En respuesta a la controversia sobre el proceso de reclutamiento en el LAFD que dio preferencia a hombres blancos y a sus familiares, la agencia, que desde mediados de 2014 tiene a su primer jefe latino, Ralph Terrazas, se enfoca en contratar a las minorías.
Actualmente la tasa de nuevos bomberos hispanos es de alrededor del 30%, similar a la representación de esa etnia en la agencia. Estos cambios también la han abierto las puertas a las latinas. En unas semanas cinco hispanas, que se encuentran en entrenamiento, se sumarían a la dependencia.
“Queremos que el departamento refleje la diversidad y que suba el número de mujeres”, dijo David Ortiz, vocero del LAFD, que las recluta de equipos deportivos de escuelas y de corporaciones militares.
Cramer, quien solía practicar atletismo, describe las veinte semanas de entrenamiento en la academia del LAFD como las más duras de su vida.
Ahora que realiza simulacros a diario, que porta un equipo que pesa hasta cien libras y que arriesga su vida en cada asignación, entiende tanto rigor.
“Todo lo que los hombres hacen nosotras lo hacemos”, dice orgullosa.