La activista que decidió poner fin a su huelga de hambre de 16 años
Irom Sharmila dejó de comer después de que diez civiles fueran asesinados a manos de soldados
Irom Sharmila, conocida como la “dama de hierro de Manipur”, lleva casi 16 años bajo custodia policial en un hospital de India, donde es forzada por las autoridades a ingerir alimentación a través de una sonda insertada por la nariz.
Y es que Sharmila, de 44 años, inició una huelga de hambre en noviembre de 2000, después de que diez civiles murieran a manos de soldados bajo el amparo de una ley que les otorga amplios poderes para arrestar y matar sospechosos con impunidad.
Su nombre y su protesta son reconocidos a nivel nacional e internacional, según el Servicio Indio de la BBC.
Poderes extraordinarios
La Ley de Facultades Especiales de las Fuerzas Armadas (AFSPA, por sus siglas en inglés) está en efecto desde 1958 en la región de Cachemira, que se disputan Pakistán e India, así como en otras zonas del noreste del país donde persiste movimientos insurgentes secesionistas.
Según AFSPA, las fuerzas armadas de India tienen el derecho de disparar a matar rebeldes sospechosos sin temor a ser procesados, así como a arrestar a militantes sospechosos sin una orden judicial.
También le otorga a la policía poderes extraordinarios para allanar y tomar propiedades.
Y pocos días después de iniciar su huelga de hambre, Sharmila fue arrestada bajo cargos de intento de suicidio -un crimen en India- cuando las autoridades carcelarias empezaron a alimentarla a la fuerza a través de una sonda insertada en la nariz.
Desde entonces, la activista de los derechos humanos ha pasado la mayoría del tiempo en un hospital, donde los médicos se aseguran de mantener su condición estable.
También ha sido obligada a comparecer cada 15 días ante una corte en Imphal, la capital de Manipur.
Incursión política
Fue durante una de estas comparecencias rutinarias que anunció el fin de su ayuno de casi 16 años, además de su intención de presentarse como candidata independiente en las elecciones para el parlamento local de Manipur.
Según el Servicio Indio de la BBC, el anuncio llegó como una sorpresa ya que las elecciones no serán sino hasta el año entrante.
Sharmila le dijo a los medios que empezaría a comer voluntariamente el próximo 9 de agosto y explicó que su incursión en la política es un intento para hacerse escuchar por el gobierno central.
“El gobierno no ha estado escuchando nuestras voces y ha suprimido nuestro movimiento”, afirmó. “La única manera de imponer el cambio es a través del proceso electoral. Estaré lanzándome como candidata independiente por la circunscripción de Malom”.
La decisión de finalizar su protesta contra la AFSPA coincide con la exhortación del gobierno a las fuerzas armadas de ejercer moderación ante las protestas en la disputada región de Cachemira, informó la agencia Reuters.
En fotos: la dura vida en una de las fronteras más militarizadas del mundo
Por lo menos 46 personas han muerto y más de 5,000 han resultado heridas, incluyendo uniformados, desde el inicio de las protestas por la muerte de un comandante del grupo separatista Hizbul Muyahidín, el 8 de julio, en Cachemira.
Tema sensible
A pesar de los llamados de las autoridades judiciales y de grupos internacionales defensores de los derechos humanos, el gobierno central mantiene vigente la ley antiterrorista en partes del noreste de India y de la región de Cachemira, de mayoría musulmana.
Según el Servicio Indio de la BBC, se trata de un tema sensible, pues muchos miembros de las fuerzas armadas también han perdido la vida conteniendo la insurgencia y manteniendo la seguridad en la región.
Pero a pesar de que el gobierno asegura que la función de AFSPA es contener la insurgencia, las organizaciones humanitarias denuncian que es carta blanca para “ejecutar y torturar con impunidad”.
Irom Sharmila aseguró que el único tema en su campaña será la eliminación de la ley que le permite al ejército a actuar con impunidad.
El Servicio Indio señaló que su protesta de 16 años le ha dado una nueva dimensión a la situación en esa zona de conflicto. La organización Amnistía Internacional la considera una prisionera de consciencia.