Sheriff de LA, verdugo de latino que pasó 20 años en la cárcel siendo inocente

Carrillo fue condenado injustamente a la edad de 16 años por el asesinato a tiros del afroamericano Donald Sarpy en la ciudad de Lynwood en 1991

Francisco Carrillo.

Francisco Carrillo. Crédito: Isaías Alvarado | La Opinión

La defensa de Francisco Carrillo, el hispano que recibió una compensación de $10.1 millones por haber pasado 20 años en prisión por un crimen que no cometió, señaló este viernes al Dpto. del Sheriff de Los Ángeles como el verdugo detrás de su arresto injustificado, un juicio sin pruebas científicas, del maltrato tras las rejas y de extender intencionalmente su “infierno” para evitar un pago que resarciría el daño.

Carrillo, de 42 años, fue condenado a la edad de 16 años por el asesinato a tiros del afroamericano Donald Sarpy en la ciudad de Lynwood en 1991. Hace cinco años, un juez ordenó su liberación luego que algunos testigos se retractaron y reconocieron que no le habían visto la cara al pistolero.

El Sheriff se disculpa

Como un hecho sin precedentes, esta semana el actual Sheriff angelino Jim McDonnell se disculpó con Carillo, aceptando fallas en el debido proceso.

“Garantizar que las investigaciones criminales sean exhaustivas, imparciales y exactas es fundamental para mantener la confianza del público. Es inaceptable para cualquier persona ser injustamente condenada por un crimen”, señaló la corporación en un comunicado.

Francisco Carrillo permaneció encarcelado erróneamente por 20 años.
Francisco Carrillo permaneció encarcelado erróneamente por 20 años. Foto: ARACELI MARTINEZ / LA OPINIÓN

Pero este jueves, en una conferencia que se realizó en la Universidad Loyola Marymount, de la cual Carrillo recibió en mayo un título de sociólogo, se reprochó que el Dpto. del Sheriff de LA se encargó no solo de ponerlo sin razón tras las rejas, sino de castigarlo con agentes “neo nazis” que lo vigilaron por años y de evitar liberarle aún sabiendo que había puesto en la cárcel al hombre incorrecto.

Ante el temor de pagar una indemnización millonaria a Carrillo, el Sheriff hizo lo posible por extender su condena, contrario a la decisión de la Fiscalía del condado que había decidido no presentar nuevos cargos en el juicio de apelación en abril de 2011, dijo el abogado del inculpado, Ron Kaye.

“La decisión de que Francisco Carrillo no fuera liberado bajo este acuerdo con la Fiscalía del condado se basó en la responsabilidad legal, en el miedo del Sheriff al pago monetario y por eso ‘Franky’ pasó otros cuatro meses de infierno siendo inocente”, expresó el litigante.

La defensa de Carrillo también resalta que por años éste fue vigilado por uno de los agentes del Sheriff identificado como miembro de una pandilla supremacista dentro de la corporación llamada “Lynwood Vikings” y que se dedicaba a maltratar a reos latinos y afroamericanos.

“Él fue un sobreviviente” de la pandilla, afirmó Kaye.

El Dpto. del Sheriff, al que le estalló un escándalo por maltrato de reos y visitantes en la Cárcel Central de Hombres, se comprometió en hacer lo posible para no repetir este error.

“Nuestro departamento mantiene su compromiso de continua revisión, análisis y mejora de sus métodos y procedimientos de investigación”, citó la agencia policiaca.

Acompañado de su familia, Carrillo aceptó la disculpa del Sheriff, pero pidió que se procure que sus elementos no estén por encima de la ley y que se les castigue cuando cometan errores.

“Por 20 años fui tratado como asesino, como la persona sin voz que merecía ser castigada. Me congratulo de estar aquí frente a mi familia y decir que la verdad finalmente salió a la luz”, expresó.

A la conferencia acudió Ed Sarpy, hermano del joven asesinado en Lynwood hace 25 años.

Sarpy y Carrillo se abrazaron, cerrando así el capítulo más oscuro en la vida del segundo.

“El comportamiento injusto de un par de hombres en el Sheriff ha hecho daño a muchos otros”, dijo Sarpy, quien pidió a la agencia enfocarse en encarcelar al verdadero asesino de su familiar.

Carrillo quiere ayudar a otros inocentes que purgan condenas. A ellos les mandó este mensaje: “hay que luchar, no hay que dejarse; yo, un hijo de inmigrantes, sin dinero, pude hacerlo, pero no me rendí”.

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