El daño que causan las noticias falsas
Lo ocurrido en el Washington no se puede repetirse
La información de que Hillary Clinton y su jefe de campaña, John Podesta, dirigen una red de tráfico infantil desde la pizzería Comet Ping Pong de Washington es evidentemente falsa. Pero no tanto para Edgar Maddison Welch, quien el domingo pasado entró con un arma de asalto, disparando un tiro para investigar lo que allí ocurría.
Welsh es uno de los centenares de miles de personas que leyó, y quizás comentó, sobre el pizzagate. Esta es una teoría conspirativa que afirma que el dueño, de simpatías demócrata de la pizzería, la candidata entregan niños para pedófilos.
La difamación de ligar a los Clinton con la explotación de menores se extendió como reguero de pólvora entre la extrema de la derecha, con el silencio de los conservadores. Hasta el general retirado Mike Flynn, el ahora asesor de Seguridad Nacional del presidente electo Donald Trump, conectó a Clinton el abuso infantil en su twitter.
Es más, la especulación dice que Andrew Brietbart, fundador del sitio informativo que agrupa a neonazis, racistas y conservadores, fue asesinado por Podesta para esconder el pizzagate. Brietbart murió de un ataque al corazón en 2012 y fue reemplazado en el sitio noticioso por Steve Bannon, quien es el principal asesor político de Trump.
Esta conspiración fue una de tantas noticias falsas que corrió en la pasada campaña presidencial entre los simpatizantes de Trump. Esta mentira es muy similar a la que ahora se dice de que Trump perdió el voto popular porque millones de votantes ilegales se volcaron por Clinton.
El recorrido de esta mentira es muy similar al seguido por el pizzagate. Los sitios informativos son similares, así como los embaucados. Lo más grave es que Trump sea un entusiasta participante en diseminar esta falsedad, haciendo que todos a su alrededor sean cómplices.
El vicepresidente electo, Mike Pence, dijo que es “refrescante” que el presidente electo diga lo que piensa. El próximo jefe de gabinete, Reince Priebus, destacó las ventajas que el presidente electo no tenga “un pensamiento convencional”.
Nos preocupa el impacto que tienen estas mentiras deliberadas. El domingo pudo haber sido una masacre, aunque cada día se manifiesta su impacto en las agresiones contra las minorías.
Es terrible la manera en que lo falso se convierta en la realidad gracias en su repetición. Es indignante que la próxima Casa Blanca y el partido gobernante sean parte de esa cadena que disemina mentiras para causar odio.