Gobierno inicia en Texas las apropiaciones de tierras para el muro de Trump

Una familia de Texas cuenta su experiencia tras recibir la notificación de que sus tierras pasarán forzosamente a propiedad del gobierno de EEUU

La cerca fronteriza en la frontera de EEUU y México termina bruscamente cerca del límite de la ciudad de Del Río, Texas.

La cerca fronteriza en la frontera de EEUU y México termina bruscamente cerca del límite de la ciudad de Del Río, Texas. Crédito: JIM WATSON | AFP/Getty Images

TEXAS .- Residentes de Texas han comenzado a recibir notificaciones del Gobierno federal para que acepten vender sus terrenos fronterizos o, en su defecto, prepararse para que les sean expropiados para construir el muro en la frontera.

Así lo muestra un reportaje elaborado por el diario Texas Observer, que cuenta con el testimonio de una familia.

Una semana antes de que Donald Trump tomara posesión como Presidente de Estados Unidos, Yvette Salinas recibió una carta cuya llegada temió por años.

Se trataba de un aviso legal del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas inglés) en el que informaba su intención de construir un muro fronterizo en su terreno familiar, cerca de Los Ébanos.

El documento, de 21 páginas y titulado “Declaración de Toma”, estaba dirigido a su madre enferma, María Flores, propietaria, junto con sus hermanos, de ese terreno.

A cambio, precisaba la carta, le ofrecían a Flores US$2,900 por 1.2 acres, cerca del Río Grande. si decidía no aceptar la oferta, la tierra podía ser confiscada a través de la figura de dominio eminente.

Cinco generaciones en un rancho en la frontera

“Es aterrador cuando lo lees. Sientes que tienes que firmar”, relató Salinas al Texas Observer.

La propiedad, de un total de 16 acres, pertenece a la familia de Salinas desde hace tanto tiempo que ninguno de ellos puede recordar el año en que fue adquirida.

Lo único que Salinas sabe es que la han tenido durante cinco generaciones.

Su tío maneja un poco de ganado allí, no lejos de la popular atracción de Los Ébanos, un transbordador de conducción manual que traslada carros y a sus pasajeros a través del río hacia México.

Esta, sin embargo, no es la primera vez que el Gobierno federal ha querido apoderarse de su terreno para la construcción de un muro fronterizo.

A raíz de la aprobación de la Secure Fence Act, de 2006, el Gobierno de George W. Bush colocó 110 millas (unos 177 kilómetros) de valla fronteriza, gran parte de ella en tierras privadas en Texas.

En 2008, la familia de Salinas recibió un aviso de expropiación que les ofrecía el mismo bajísimo precio de US$2,900.

Otras familias en Los Ébanos recibieron avisos similares.

Pero la naturaleza y el tiempo estuvieron de su lado en esa ocasión. Los Ébanos está ubicada alrededor de una curva en el Río Grande, y está a la altura de la llanura de inundación del río.

Un tratado entre los Estados Unidos y México prohíbe la construcción en esa llanura de estructuras que puedan empujar las aguas de inundaciones hacia las comunidades circundantes.

La familia de Salinas firmó presurosa la carta de expropiación.

A medida que pasaba el tiempo, no obstante, la construcción de un muro en Los Ébanos parecía menos probable debido al tratado y porque la Administración de Barack Obama no hizo del proyecto una prioridad.

Mientras tanto, Aleida García, prima de Salinas, narró que el Gobierno aumentó la seguridad en la zona al agregar más vigilancia, lo cual ella prefiere al muro de 30 pies de altura que prometió Donald Trump.

“Incluso si construyen un muro, la gente no dejará de venir. Lo que nos ha ayudado enormemente, y es menos costoso, es la tecnología: globos aerostáticos, sensores de tierra y hasta botas en el terreno”, consideró.

Sin embargo, Los Ébanos parece ser un objetivo principal para el Gobierno de Trump.

El trabajo de tipografía y planificación ya se hizo, y la Ley de Cerca Segura autoriza que se construya más valla fronteriza.

En 2012, además, la mitad de Estados Unidos de la Comisión Internacional de Límites y Aguas -una organización binacional encargada de administrar el tratado de agua entre Estados Unidos y México- capituló ante el DHS y aceptó un muro en la llanura de inundación.

Salinas dijo al diario que su familia no quiere renunciar a su tierra, y que consultan con abogados para decidir qué hacer ahora.

Empero, luchar con el Gobierno federal podría significar pasar años en la corte. Si pierden, el DHS podría tomar sus tierras y pagar la compensación asignada.

Salinas, de 19 años, afirmó que la hace sentir triste que el legado de la familia pueda estar dividido por una pared, que calificó como fea, y que causaría problemas a Los Ébanos.

“No queremos este muro, la ciudad está bastante unida en eso. Pero tampoco queremos ser demandados por el Gobierno de los Estados Unidos”, cerró.

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