Inmigrante recuerda la pesadilla vivida dentro de un tráiler

Casi muere por asfixia y el calor; 40 años después recuerda la experiencia

Los indocumentados estaban en un trailer sin aire acondicionado.

Los indocumentados estaban en un trailer sin aire acondicionado. Crédito: EFE

José González conoce la desesperación y los peligros que viven los inmigrantes que arriesgan todo, hasta su vida por llegar al “Norte”.

A finales de la década de los años 70, el mexicano logró salvar su vida cuando los agentes de la Patrulla Fronteriza lo rescataron a él y a un grupo de inmigrantes al abrir el contenedor de un camión tráiler en Oceanside – al sur de Los Ángeles no quiere ni pensar en el traumático episodio que pudo costarle la vida.

Uno siente que no puede respirar y que está metido dentro de un horno”, dice.

Este inmigrante mexicano cuenta que después de cruzar el “cerro” por el lado de Tijuana para internarse en Estados Unidos, ya del lado de San Diego, los “coyotes” los metieron en un  tráiler. “Éramos entre 80 y 85 inmigrantes intentando cruzar. Era grandísimo. Teníamos suficiente espacio pero nada de ventilación. Aunque mientras la unidad avanzaba como que se sentía fresco. Pero nomás se paraba, empezaba a calentarse”, recuerda.

Muchos inmigrantes se montan en un camión de carga para cruzar la frontera de manera ilegal, tratando de evitar que los agentes de la Patrulla Fronteriza los detecten en la fronterra y en las paradas a lo largo del condado de San Diego.

“Nosotros íbamos a durar en el tráiler como unas dos horas”, recuerda González. 

Cuando las puertas del vehículo se cierran, empieza el pánico. “Es una sensación de miedo y alegría. Miedo a morirse y a la Migra, pero también se siente alegría de que ya vamos a cruzar”, dice.

Cuando este hombre intentó entrar a Estados Unidos en la caja del tráiler tenía 28 años. Hoy ronda los 67 años.

Recuerda que conforme avanzaban en el trayecto, empezó a faltarles el aire y cada vez la temperatura subía. “Cuando llegamos a la parada de la Patrulla Fronteriza en Oceanside tratamos de mantenernos callados. Las órdenes de los coyotes eran de no hacer ruido. Pero como el camión duraba mucho estacionado no aguantamos. Ya estábamos muy mal. Sentíamos que nos moríamos, no podíamos respirar. Una señora estaba a punto de desvanecerse”.

El inmigrante de Jalisco, México – quien reside en el Valle de San Fernando – confiesa que en esos momentos de asfixia, metidos en el tráiler, la cabeza se llena de todo tipo de pensamientos. “Yo pensaban en mi familia, en mis cuatro hijos menores. De qué van a vivir sin mi ayuda, me decía angustiado. También me preguntaba, qué irán a hacer con mi cuerpo cuando nos encuentren”.

González platica que llegó en un momento que ya no aguantaron mantenerse dentro del tráiler. Desesperados, entre todos comenzaron a golpear las paredes de la caja.

“Los agentes de la Patrulla Fronteriza nos abrieron de inmediato. Yo estaba casi en las puertas. Cuando salí, me cubrí la cara con la chamarra para que nos pegara el aire de frente. ¡Bendito Dios que salimos con vida!”, exclama.

González apunta que esa fue la última vez que trató de cruzar abordo de un camión tráiler. “Por donde quiera que uno quiera cruzar, todo el tiempo siempre hay peligro de morir, pero meterse en un tráiler es como estar en el fondo de un pozo con el agua hirviendo”, considera.

Cuando se enteró de la tragedia en San Antonio, Texas donde murieron 10 inmigrantes y casi 40 están hospitalizados después de ser encontrados en un tráiler estacionado en una tienda, solo se atreve a decir: “Qué Dios los acompañe y ojalá estén en el cielo”. De su propia experiencia, prefiere no seguir hablando. “Es demasiado dura”, confiesa.

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