Casa Blanca sugiere que Trump no descarta que México pague por el muro

Lejos de intimidar, el presidente estadounidenes parece toparse con su propio "muro" en el Congreso

El presidente Trump es acusado de querer obtener información personal de 1.3 millones de opositores.

El presidente Trump es acusado de querer obtener información personal de 1.3 millones de opositores. Crédito: Getty

WASHINGTON.- La Casa Blanca defendió este jueves la amenaza del  presidente Donald Trump de arriesgar el cierre del gobierno a cambio de lograr una prima inicial de $1,600 millones para el muro fronterizo, y sugirió que éste no descarta la idea de que México pague el proyecto. aunque la nueva táctica se ha topado con el rechazo de demócratas y republicanos en el Congreso.

Durante una rueda de prensa, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, dio la misma respuesta a las múltiples preguntas sobre la amenaza de Trump de construir el muro así tenga que paralizar las operaciones del gobierno: el mandatario está comprometido con la seguridad fronteriza, es lo que prometió en la contienda, y  tomará medidas para asegurar que lo consigue.

Trump no ha repetido en público en los últimos meses si México pagará por el muro -parte de la retórica que le ayudó a ganar la presidencia- y preguntada al respecto, Sanders contestó: “ciertamente no creo que ningún esfuerzo se ha abandonado”.

Las autoridades mexicanas han dejado en claro que no financiarán el muro pero, según Sanders, Trump “no ha dicho que no lo harán”.

Horas antes, la consejera de la Casa Blanca, Kellyanne Conway repitió ante la cadena Fox News el mensaje político de que Trump no abandonará su idea del muro, pero evadió explicar si se mantiene la exigencia de que México financie el muro, cuyo costo supera los $20,000 millones.

Durante su controvertido mitin electoral en Phoenix (Arizona) el martes pasado, Trump amenazó con un cierre del gobierno como medida de presión para lograr la construcción del muro, pieza clave de su campaña electoral en 2016.

 “Creánme, si tenemos que cerrar nuestro gobierno, vamos a construir ese muro”, dijo Trump, aunque desde hace varios meses no ha vuelto a repetir que México pagaría por el proyecto.

Trump ha adoptado una estrategia de alto riesgo para su Administración: para alguien que presume de ser un buen “negociador”, no le conviene firmar un presupuesto que excluya fondos para el muro, pero si provoca un cierre del gobierno, eso serviría de arma electoral para los demócratas en los comicios legislativos de 2018.

No es la primera vez que amenaza con un cierre del gobierno en el otoño, pero cuando lo hizo en mayo pasado afrontó fuerte oposición de ambos partidos.

Esta semana, la idea tampoco ha encontrado eco en los pasillos del Congreso: los demócratas han dejado en claro que no aceptarán un ultimátum y los republicanos han cuestionado la eficacia de esa amenaza.

Los principales líderes de la minoría demócrata, Nancy Pelosi, en la Cámara de Representantes, y Charles Schumer, en el Senado, emitieron sendas declaraciones ayer para advertir de que los republicanos tendrán que cargar con la culpa si el gobierno se queda sin fondos.

Mientras, el presidente de la Cámara Baja, Paul Ryan, sugirió que su bancada no tiene apetito para embarcarse en pugnas partidistas de ese tipo, y que un cierre del gobierno “no es necesario”.

“No pienso que a alguien le interese tener un cierre (del gobierno), no creo que está en nuestro interés hacerlo”, dijo Ryan durante un evento en Oregon.

Su colega republicano de Texas, Will Hurd, y el senador republicano de Arizona, Jeff Flake, figuran entre otros líderes conservadores que se oponen a arriesgar el cierre del gobierno a cambio de fondos para el muro.

Las encuestas de opinión muestran que la mayoría de los estadounidenses se opone al muro, mientras que entre los partidarios de Trump, el apoyo a ese megaproyecto sólo ronda el 33%.

Trump ha presionado al líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell para que modifique las reglas parlamentarias, de tal manera que los proyectos de ley no requieran 60 votos para su aprobación, y no necesiten entonces apoyo de los demócratas.

La Cámara Baja ya aprobó los fondos para el muro, pero la medida permanece estancada en el Senado.

En la actualidad, el Senado está compuesto por 52 republicanos y 48 demócratas, y ese pequeño margen de ventaja los obliga a trabajar con la oposición.

Pero Trump ya tiene una relación de tirantez con McConnell, con quien tendrá que trabajar para avanzar sus otras prioridades legislativas, como la reforma tributaria, el aumento del techo de endeudamiento, y más inversiones en la infraestructura.

Además, una de las máximas prioridades del Congreso al regresar del receso de agosto la primera semana de septiembre –en un mes donde solo tendrán doce días de trabajo en el calendario- será la aprobación de los fondos operacionales de la burocracia federal antes de que se agoten al concluir el año fiscal en curso.

En general, un cierre parcial del gobierno no sólo cuesta miles de millones de dólares en pérdidas a la economía nacional sino que, como ha sucedido en años anteriores, también perjudica al partido en el poder.

“La última vez que los republicanos cerraron el gobierno, su insensible imprudencia le costó a la economía estadounidense $24,000 millones y 120,000 empleos”, señaló Pelosi, quien hoy advirtió de que los republicanos deben frenar el “caos” porque están poniendo en riesgo la confianza y crédito de EEUU.

El reto para el Partido Republicano, ahora que controla la Casa Blanca y ambas cámaras del Congreso, es demostrar a la opinión pública que puede gobernar y avanzar propuestas para el bienestar de las clases media y trabajadora, que fue otra promesa electoral de Trump.

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