Editorial: Hay que cerrar el campo de petróleo de AllenCo en L.A.
El peso de las acciones de AllenCo que pongan en peligro la salud de los vecinos y al medio ambiente caerá sobre los hombros de la Arquidiócesis de Los Ángeles
Los funcionarios de la Administración de Protección del Medio Ambiente (EPA) se enfermaron en la visita del 2013 al campo de pozos de petróleo de AllenCo Energy Co., al sur del centro de Los Ángeles. Ellos dijeron no haber tenido una experiencia que los hiciera toser y tener fuertes dolores de cabeza como esta.
Los vecinos de University Park tenían tres años quejándose de esos síntomas y de males respiratorios causados por las emisiones contaminantes. Finalmente, un mandato judicial multó a la empresa, ordenando el cierre hasta que cumpla con regulaciones y monitoreos.
Allenco ahora está en trámites para reiniciar su operación, lo que preocupa mucho a los vecinos. Es razonable el temor a que se repita el pasado, pese a los nuevos controles, dados los antecedentes de incumplimiento de la empresa.
Lo correcto es dar fin de una vez por todas a esta operación petrolera en medio de un barrio residencial rodeado de escuelas.
La Arquidiócesis de Los Ángeles es la dueña del terreno alquilado por AllenCo. El problema se acaba si el obispo José Gómez cancela el contrato con la petrolera.
La Arquidiócesis dice estar en conversaciones con la Ciudad y con AllenCo sobre el futuro de la propiedad heredada hace varias décadas. Esperamos que se rescinda el contrato antes de que se reanude la extracción del petróleo, porque después será más complicado.
Hace tiempo que la Iglesia Católica estadounidense vive entre querer proteger el medio ambiente y usufructuar alquilando sus propiedades a petroleras.
En el 2003 la Conferencia Nacional de Obispos Católicos de Estados Unidos recomendó que sus inversiones alienten negocios que ayuden a la energía alternativa para reducir las emisiones que causan el efecto invernadero.
El Papa Francisco, en la Encíclica “Laudado si” enfatizó la importancia de cuidar el medio ambiente. Allí se refirió al problema de depender de las fuentes fósiles de energía -como el petróleo y carbón- y la necesidad de un “reemplazo progresivo y sin retrasos”.
El pozo de AllenCo contradice las recomendaciones. Si el Obispo continúa el alquiler con AllenCo no rompe ninguna norma. Pero va a ser el responsable directo de lo que ocurra allí.
El peso de las acciones de AllenCo que pongan en peligro la salud de los vecinos y al medio ambiente caerá sobre los hombros de la Arquidiócesis de Los Ángeles. Es la Iglesia la que eventualmente decidirá confiar a la petrolera el bienestar de feligreses y vecinos.
Lo ideal es que la ciudad avance el camino iniciado por el presidente de Concejo Municipal, Herb Wesson, para limitar el problema de salubridad que presentan más de 500 pozos petroleros en Los Angeles.
Mientras tanto, urge decir adiós a la explotación de AllenCo por el bien de sus vecinos. Eso es lo correcto.