Editorial: El legado de Obama en la mira

Parece que Trump está empeñado en que no quede rastro de su predecesor

Los demócratas van por la recaptura del Senado

Los demócratas van por la recaptura del Senado Crédito: Getty Images

Es inusual que a nueve meses de gobierno, el mandatario anterior siga tan presente como Barack Obama está hoy. No es que el demócrata esté interfiriendo en la administración de Donald Trump, sino que es el republicano el que todavía lo sigue necesitando.

El expresidente sigue vigente ya sea a través de las medidas aprobadas durante su gestión, cuya destrucción es la meta del gobierno actual, y por las comparaciones negativas. Si hay algo discutible sobre Trump, él asegura que su predecesor fue peor.

No es extraño que un gobierno culpe al anterior de los problemas de hoy. Pero con Obama hay una saña especial.

Los republicanos convirtieron a Obama en su archienemigo desde el primer día de su gobierno. Se cuestionó su legitimidad durante los ocho años de su presidencia a pesar de haber ganado claramente sus dos elecciones.

Hay un elemento racista cuando hasta el día de hoy una gran cantidad de votantes republicanos creen que el primer presidente afroamericano es un musulmán nacido en Africa.

Trump fue una de las figuras principales en promover la extranjería del expresidente. Esa campaña se insertó en el ambiente envenenado por la oposición republicana, extendiéndose a la campaña presidencial.

Cuando el Presidente habla de sus logros, son principalmente acciones ejecutivas y administrativas que anulan las regulaciones que protegen el medio ambiente, a los consumidores, a la educación y a las minorías entre otros. También incluye la desocupación, cuando en realidad Trump está montado en la bonanza de 99 meses de crecimiento económico.

El peor daño lo hecho en inmigración al eliminar gradualmente DACA y cambiar radicalmente las prioridades de deportación.

Al igual que en el área de derechos civiles cuando el Departamento de Justicia dejó de abogar por la protección del votante y decidió defender a la policía en vez de a los individuos que sufren abuso.

El fracaso en esta meta hasta ahora es la eliminación de la ley de Acceso a la Cobertura de Salud. Esta es una obsesión que Trump no puede superar aunque el Congreso ya quiere cerrar ese capítulo.

Por fortuna, hay otras medidas en que la retórica es mayor que el efecto. Como el retiro del Tratado de París, que no ocurrirá hasta el fin de 2020 y la salida del acuerdo con Irán que queda en manos del Congreso.

El resultado es que la marca de Trump hasta hoy es la destrucción de la huella dejada por Obama. Es la desaparición de lo mejor que dejó el mandatario anterior en cuestión a la calidad de vida para los estadounidenses.

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