De hogares de crianza al éxito académico
Una niñez difícil no fue motivo para que 150 jóvenes se gradúen y hoy esten a puertas de la universidad
Mariah recuerda que pese a la adversidad de crecer en un ambiente donde la violencia física y mental eran constantes, eso no la detuvo para sobresalir académicamente.
La joven, de 18 años de edad, participó esta semana en Celebration 2018: Honoring the Academic (Celebración 2018: honrando al académico) —una graduación especial para jóvenes que crecieron en hogares de crianza, la cual se llevó a cabo en el Disney Concert Hall del centro de Los Ángeles.
El evento, en su edición número 30, honró el esfuerzo de 150 jóvenes que por distintas razones crecieron separados de sus padres pero aún así lograron graduarse de la secundaria y que hoy van camino a universidades o colegios comunitarios.
Mariah, quien prefirió no revelar su apellido, contó que su padre era alcohólico y maltrataba a su madre constantemente, también a ella y a sus tres hermanas menores.
“Un día nos llevaron con mi tía pero yo no sabía que nos estaban dejando ahí para siempre”, recordó la joven, quien en ese entonces tenía unos 12 años. “Después me enteré que mi madre se regresó a Honduras. Nunca volví a saber nada de ella ni de mi padre”, añadió.
Mariah confesó que esta situación crítica la sumergió en la depresión y la ansiedad; no obstante decidió levantarse ya que es el modelo a seguir de sus hermanas.
“Me empecé a involucrar mucho en mi educación y trataba de sobresalir en todo. Era una forma de escapar de mis problemas”, dijo la residente del Valle de San Fernando.
Y su esfuerzo dio frutos.
En el otoño comenzará sus clases en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA) donde busca obtener una licenciatura en psicología y eventualmente quiere ingresar a la escuela de leyes.
“Quiero ser abogada para ayudar a niños en hogares de crianza como me ayudaron a mí”, dijo con seguridad.
Calor de hogar
Una experiencia similar enfrentó Fernando Morales, de 18 años de edad.
Según comenta, su niñez estuvo rodeada de una familia disfuncional donde las peleas físicas entre sus padres eran constantes.
“Yo pensaba que eso era normal. No conocía otra forma de vivir”, dijo el joven quien tiene cuatro hermanos.
Cuando tenía 14 años su padre fue encarcelado por motivos que Fernando prefirió no revelar. Un año después, cuando salió en libertad, cuenta que su papá decidió llamar al Departamento de Servicios de Familias y Niños (DCFS) para entregar a sus hijos al sistema.
“Mi mamá no nos trataba bien y mi papá pensó que esto era lo mejor”, dijo. “Primero me llevaron a un refugio, después a un hogar de grupo hasta que pude contactarme con la familia de mi mejor amigo para que me permitieran quedarme con ellos”, recordó. Y así fue.
Fernando ha vivido por los últimos tres años con la familia de su mejor amigo en Baldwin Park.
“Con mi amigo muchas cosas son diferentes, hay muchas cosas buenas en la familia a las que yo no estaba acostumbrado. Yo estuve en la calle mucho tiempo y en la casa de mi amigo hay reglas”, contó.
La buena voluntad y esfuerzo de la familia adoptiva de Fernando dio resultados positivos. El joven comenzará el verano estudiando música en España como parte de un programa de Berklee College of Music.
“La música para mí comenzó como un hobby [pasatiempo] para alejarme de mis problemas… Yo me pasaba todo el tiempo tocando el bajo eléctrico y eso me ayudó”, señaló.
“En la escuela siempre estaba en programas de música y mis maestros me motivaban para ser siempre el mejor”.
Durante la graduación, Fernando subió al escenario del Disney Concert Hall para presentarse con un cuarteto y tocar una composición original.
No están solos
Claudia Bustillos, coordinadora del programa de Vida Independiente del DCFS, dijo que el problema más grande que enfrentan los menores que crecen en hogares de crianza es la desconfianza.
“Piensan que les falta apoyo y dinero. Creen que tendrán que hacer todo solos”, comentó.
Es cuando DCFS se involucra para ayudarlos y los encuentran por medio del sistema de datos que tienen de menores que han sido enviados a un hogar de crianza.
“Nosotros les hablamos de todos los servicios que tenemos y les ayudamos con los libros, transporte, becas y pueden tener ayuda hasta los 21 años”, dijo Bustillos poco antes de la graduación.
“Lo único que pedimos es que tengan un promedio de 2.8 y una carta de aceptación a la universidad. Queremos ver el esfuerzo”, recalcó la coordinadora.
En los últimos años se ha visto un alza significante de niños latinos que son enviados a hogares de crianza.
“Gran parte tiene que ver con la negligencia y también la economía que no ayuda en estos momentos”, dijo Bustillos. “Pero el apoyo siempre lo encontrarán con nosotros”.
Todos los jóvenes graduados recibieron becas para sus estudios superiores y continuarán recibiendo ayuda financiera.
Las becas son donadas por varias organizaciones, agencias y corporaciones que incluyen Heads Up Youth Foundation, Foster Care Counts, United Friends of the Children, entre otros.
Tanto Mariah como Fernando dijeron que ningún joven debe darse por vencido ante las adversidades.
“Vas a caer pero debes tomar esas experiencias. Como dicen: ‘Es mejor morir de pie que vivir de rodillas’”, dijo la joven. “La esperanza puede sonar cliché pero recuerda que lo que pongas en tu mente se puede realizar”.
Fernando agregó que los jóvenes no deben abandonar sus sueños. “Si disfrutas mucho haciendo algo, deja que ese sea tu pasatiempo para que lo mejores y tengas éxito”, recomendó.