Si California dice que Roundup causa cáncer, ¿por qué lo pulveriza en agua potable?

Roundup es el herbicida más utilizado en el país, pero su elemento activo se relaciona con el cáncer

El delta Sacramento-San Joaquin.

El delta Sacramento-San Joaquin. Crédito: worldislandinfo.com

Hace un año, el ingrediente activo en Roundup, el herbicida más utilizado de EEUU, fue agregado a la lista oficial de sustancias químicas conocidas por causar cáncer en California. La advertencia del estado sobre el glifosato siguió una advertencia similar emitida por la Organización Mundial de la Salud y coincidió con cientos de demandas en todo el país centradas en este polémico herbicida.

Sin embargo, nada ha impedido todavía que la división estatal de navegación y vías férreas pulverice Roundup directamente en el delta Sacramento-San Joaquin, el estuario más grande de la costa oeste, que proporciona agua potable a 25 millones de californianos. De hecho, desde 2010, Boating and Waterways ha puesto más de 14,000 galones de Roundup en el área, de acuerdo con una revisión de McClatchy de los datos proporcionados por la agencia.

“Podría ser uno de estos casos en el que hay que envenenar al Delta para salvarlo”, dijo Jay Lund, director del Centro de Ciencias de cuencas en UC Davis. Y es que el uso de Roundup es parte de un esfuerzo concertado para matar plantas acuáticas no nativas, que, según funcionarios estatales, dañan hélices de barcos, bloquean el acceso a marinas, obstruyen las tuberías de agua potable y dañar los hábitats de los peces.

Las autoridades dicen que el programa ha sido aprobado por una serie de agencias estatales y federales, y que se han establecido límites estrictos sobre el uso de Roundup y otros herbicidas en el estuario. Un equipo de científicos estatales también monitorea los lugares de tratamiento y la calidad del agua para garantizar que los niveles de contaminación no sean demasiado altos o cercanos a las tomas de agua potable y las tierras de cultivo.

Pero los críticos de Roundup dicen que es hipócrita que una agencia estatal diga que el herbicida es un posible riesgo de cáncer mientras que otro lo rocía en un lugar donde se extrae el agua potable. Según Paul Towers, director de organización y defensor de políticas de Sacramento para Pesticide Action Network North America, “por lo menos, necesitamos una evaluación profunda de si el uso de Roundup es o no el método apropiado para controlar o administrar estas plantas invasoras“.

Durante más de 30 años, el debate ha estado servido. Monsanto, la compañía gigante de agroquímicos y biotecnología que fabrica Roundup, siempre ha insistido en que su producto es seguro y que las afirmaciones en contra no están respaldadas por evidencia científica. Recientemente comprada por la farmacéutica alemana Bayer, la compañía llevó a California a los tribunales para defender la marca Roundup luego de que la Oficina de Evaluación de Peligros para la Salud Ambiental mencionara al glifosato como un químico cancerígeno según la Proposición 65, la iniciativa electoral de 1986 que exige etiquetas para alrededor de 1,000 productos químicos que se sabe que causan defectos de nacimiento o cáncer.

Respondiendo a una demanda presentada por Monsanto y un grupo de asociaciones de agricultores, un juez federal en Sacramento emitió en febrero una orden judicial preliminar que evitaba a Monsanto colocar etiquetas de advertencia de cáncer en el Roundup. El juez dijo que las advertencias engañarían a los consumidores porque “casi todos los demás reguladores han llegado a la conclusión de que no hay pruebas suficientes” de que el ingrediente activo de Roundup, el glifosato, sea carcinogénico.

No obstante, el químico permanece en la lista de la Propuesta 65 del estado (que no prohíbe ni restringe su uso). El estado lo colocó allí porque la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, una rama de la Organización Mundial de la Salud de las Naciones Unidas, mencionó el glifosato como “probablemente carcinogénico” en 2015. Y es que el gobierno de los EEUU y al menos 18 estados, incluido California, dependen del IARC en la identificación de carcinógenos.

Según el estado, el IARC “encontró que el glifosato es un carcinógeno animal y probable carcinógeno humano”, basado principalmente en estudios en los que “los roedores expuestos al glifosato desarrollaron tumores a tasas más altas que los roedores que no estaban expuestos al glifosato”. Sin embargo, la Agencia de Protección Ambiental de EEUU, entre otras agencias, ha concluido que no hay evidencia de que el glifosato cause cáncer.

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