Bloqueo a la decisión de acabar el TPS, revive las esperanzas de salvadoreños amparados bajo el alivio migratorio

Aseguran que les da un respiro para seguir luchando porque tienen claro que la administración Trump dará la pelea

La activista salvadoreña de CARECEN, Evelyn Hernández viajará Washington para abogar por el TPS. (María Peña/Impremedia)

La activista salvadoreña de CARECEN, Evelyn Hernández viajará Washington para abogar por el TPS. (María Peña/Impremedia) Crédito: María Peña/Impremedia

Lorena y Orlando Zepeda brincaron, bailaron, rieron y lloraron cuando se enteraron que un juez federal de San Francisco bloqueó la decisión del presidente Trump de poner fin al Estatus de Protección Temporal (TPS) para los más de 300,000 salvadoreños, nicaragüenses, haitianos y sursudaneses que han vivido por décadas en el país amparados bajo el alivio migratorio.

“Estamos muy contentos, celebrando”, dice Lorena Zepeda quien es parte de la comunidad salvadoreña amparada con el TPS que vive en Los Ángeles.

“Nosotros tenemos el TPS desde 2001, y ha sido muy gratificante contar con este amparo. La vida nos cambió con este alivio, pudimos tener un número de Seguro Social, una licencia de conducir, una cuenta bancaria y comprar un carro y una casa en el sur centro de Los Ángeles”, relata.

Lorena salió de El Salvador en busca de una mejor vida en 1991 cuando tenía 23 años. “En 1992 conocí a mi esposo Orlando. A él sus padre lo mandaron a Estados Unidos cuando tenía 17 años para protegerlo de la Guerra en El Salvador”, cuenta.

Orlando Zepeda, un salvadoreño protegido con el TPS dice que cuando comenzó este programa pagaban 70 dólares cada 18 meses por la renovación. En la actualidad pagan casi 500 dólares. (Araceli Martínez/La Opinión).
Orlando Zepeda, un salvadoreño protegido con el TPS. (Araceli Martínez/La Opinión).

La pareja se casó y tuvieron dos hijos en territorio estadounidense, un muchacho que ahora tiene 15 años y una niña de 13 años. Orlando trabaja en mantenimiento y Lorena es ama de casa. Ella lleva 27 años en el país, y él 35 años.

“Cuando la administración actual dio a conocer la terminación del TPS nos sentimos devastados, pero a la vez dijimos ‘vamos a luchar’. Y eso hemos hecho, porque nuestra contribución está aquí en Estados Unidos”, exclama.

Su esposo Orlando y su hijo fueron parte de los demanda interpuesta contra el gobierno federal por la orden de terminar el TPS.

“Realmente los hijos de los TPSianos nacidos en este país son los que más sufrirían si el TPS se termina. Mi hijo mayor ha sido el más fuerte y el más motivado a apoyar la lucha. Mi hija ha sufrido de ansiedad e insomnio desde que el presidente anunció el fin del TPS”, dice Lorena.

Y confiesa que nunca han contemplado ni se han preparado para dejar los Estados Unidos. “Nosotros optamos por la lucha no solo porque el TPS no termine, sino porque nos den la residencia”, dice.

Evelyn Hernández (Aurelia Ventura)

‘Es un nuevo comienzo’

Evelyn Hernández, una salvadoreña con TPS que se ha convertido en una líder en la defensa de este programa, considera que la decisión del juez no salió de la nada. “Es fruto del trabajo local y nacional, y demuestra que todo el esfuerzo hecho no se ha quedado en el aire”, expresa contenta.

“Hemos salido a las calles, viajado a otros estados, sacrificado a la familia en la lucha por el TPS y la residencia para todos nosotros. No nos quedamos callados cuando el presidente decidió cancelarlo”, dice.

Y confiesa que le dio mucho alegría compartir la noticia a sus hijos de 22, 21, y 19 años. “Es un nuevo comienzo”, dice entusiasmada. Evelyn ha estado protegida con el TPS desde 2001. Vino al país en 1992.

En 2001, después de dos fuertes terremotos en El Salvador, el entonces presidente George W. Bush permitió que los salvadoreños que vivían en Estados Unidos antes de febrero de 2001 pudieran solicitar el programa TPS, que concede un permiso de trabajo y evita la deportación. Desde esa fecha, el TPS ha sido renovado cada 18 meses.

De El Salvador, hay 205,000 amparados con el TPS; 30,000 de Honduras y menos de 10,000 de Nicaragua.

Verónica Lagunas (Photo Aurelia Ventura/ La Opinion)

Una pelea más fuerte

Verónica Lagunas emigró de El Salvador a Estados Unidos en 2001, meses después se amparó con el TPS. Aquí nacieron su hijo de 14 años y su hija de 9.

No puede ocultar estar contenta por el bloqueo del juez. “Es una victoria que demuestra que nos estamos haciendo escuchar”, dice.

Y asegura que ella y su esposo nunca consideraron regresar a El Salvador.

“¿Cómo voy a llevarme a mis hijos a un país peligroso cuando están en plena adolescencia, en las edades en las que las pandillas les gusta más reclutarlos?”, cuestiona.

Lagunas dice que el TPS le cambió la vida en el 2001. “Pude agarrar un trabajo. Llevo 14 años con el mismo empleo. Tengo vacaciones, seguro médico, beneficios y soy sindicalizada”, comenta esta madre, quien se gana la vida como conserje.

Dice que se siente llena de esperanza. “Estamos viendo mucha gente a favor del TPS. Antes, muchos congresistas ni sabían de este programa, ni qué países estaban protegidos. El bloqueo del juez nos dice que nos están escuchando y nosotros vamos a seguir trabajando”, observa.

Verónica sabe que se les viene una pelea en las cortes muy fuerte. “Ya sabemos como se maneja este presidente Trump, pero la decisión del juez, nos da un respiro para seguir luchando con la ventaja de cada vez más gente está de nuestro lado”.

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