6 maneras de reducir el riesgo de sufrir un ataque cerebral

Cada 40 segundos más o menos, alguien en los Estados Unidos tendrá un ataque cerebral, y los adultos de 65 años en adelante representan aproximadamente dos tercios de estos bloqueos temporales del flujo de sangre al cerebro.

“A medida que envejeces, es más probable que desarrolles factores de riesgo como presión arterial alta, colesterol alto y sobrepeso”, dice Ralph Sacco, MD, presidente del departamento de neurología de la Escuela de Medicina Miller de University of Miami y presidente de la American Academy of Neurology.

Pero muchos ataques cerebrales pueden evitarse. De hecho, los responsables de aproximadamente el 90% de los ataques cerebrales son 10 factores de riesgo que pueden controlarse, según un estudio publicado en 2016 en la revista médica The Lancet. Y las medidas que tomes en cuanto a un estilo de vida saludable son importantes. “El estilo de vida es probablemente lo más importante y a menudo puede ser más poderoso que cualquier medicamento”, dice Sacco. Prueba estas estrategias para reducir el riesgo de sufrir un ataque cerebral.

Controla tu presión arterial

De los 75 millones de estadounidenses que tienen presión arterial alta, solo la mitad se la controlan, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

Eso es importante, porque el estudio de The Lancet sugiere que la presión arterial alta es responsable del 48% de los ataques cerebrales.

“La presión arterial alta daña el revestimiento interno de los vasos sanguíneos, lo que puede conducir a un bloqueo dentro de la pared de una arteria”, dice Brian Silver, MD, portavoz de la American Heart Association  (AHA) y profesor y vicepresidente de neurología en UMass Memorial Medical Center en Worcester.

¿Qué debes hacer? Que te midan tu presión arterial al menos una vez cada 2 años o de forma anual si tus lecturas superan los 120/80 mmHg.

Si tienes más de 60 años y no tienes ningún otro factor de riesgo cardiovascular (diabetes, colesterol alto, hábito de fumar), no necesitas medicamentos a menos que tu lectura sistólica (superior) sea igual o superior a 150, de acuerdo con las nuevas directrices del American College of Physicians (ACP) y de la American Academy of Family Physicians (AAFP).

Por lo general, puedes controlar la presión arterial al borde de un nivel alto (120 a 139 sobre 80 a 89 mmHg) con cambios en tu estilo de vida, como limitar la ingesta de sodio a 1,500 mg por día, hacer ejercicio con regularidad y perder peso, si es necesario.

A las personas con alto riesgo de enfermedad cardíaca o que tienen un historial de ataque cardíaco o ataque cerebral y su presión sistólica es de 140 mmHg o superior, las directrices recomiendan que consideren tomar medicamento.

Controla otras afecciones de salud

El colesterol alto, la diabetes, la apnea obstructiva del sueño (OSA) y la depresión aumentan el riesgo de ataque cerebral en diversos grados.

¿Qué debes hacer? Si padeces de alguna de estas condiciones, solicita a tu médico que evalúe tu riesgo de enfermedad cardíaca y de ataque cerebral. (Puedes también consultar la Calculadora de riesgo de ASCVD, que usa tu presión arterial y niveles de colesterol, el estado de la diabetes y varios otros factores para determinar tu riesgo a 10 años).

En el caso del colesterol alto, tu médico puede sugerirte que dejes de fumar, pierdas peso excesivo, tengas más actividad, sigas una dieta saludable para el corazón, bebas alcohol solo de forma moderada y controles la glucosa en sangre. Si después de 3 a 6 meses esto no es suficiente, considera tomar una estatina para reducir el colesterol, en especial si tu nivel de colesterol LDL (malo) es superior a 190 mg/dL.

¿Tienes diabetes? Habla con tu médico sobre las medidas a tomar sobre tu estilo de vida y, si es necesario, sobre el medicamento para mantener tu A1C (una medida de los niveles de glucosa a largo plazo) por debajo del 7%, la presión arterial por debajo de 130/80 mmHg, el colesterol total por debajo de 200 mg/dL y el colesterol LDL por debajo de 100 mg/dL, dice la National Stroke Association.

En cuanto a la apnea obstructiva del sueño, consulta a tu médico si roncas y cabes en 3 o más de estas categorías: eres hombre, tienes sobrepeso, tienes más de 50 años, la circunferencia de tu cuello es de más de 17 pulgadas (16 pulgadas para las mujeres) o te sientes constantemente fatigado durante el día.

Si recibes un diagnóstico de OSA leve, perder peso y evitar el alcohol, los cigarrillos y los sedantes pueden ser medidas suficientes. En el caso de OSA moderada y severa, el tratamiento más efectivo es la CPAP (presión positiva continua en las vías respiratorias), que sopla aire en la garganta mientras duermes.

Pon atención a los síntomas de la depresión, como el agotamiento, sentirte impotente o sin esperanza y perder interés en las actividades que disfrutabas. Si estos duran más de 2 semanas, consulta a tu médico. La depresión leve puede responder bien a una mayor actividad física y social. El siguiente paso podría ser la terapia conductual cognitiva o, si la depresión no se alivia, la medicación.

Checa tu pulso regularmente

La fibrilación auricular (A-fib), un latido cardíaco irregular o tembloroso, afecta al 5% de las personas mayores de 65 años y al 10% de las personas mayores de 80 años, según la National Stroke Association. Esto puede aumentar el riesgo de ataque cerebral en un 500%.

¿Qué debes hacer? Toma tu pulso mensualmente. Dile a tu médico si notas algo extraño, como si sientes tus latidos acelerados, frecuentes, fuertes o agitados. Si tienes A-fib, es posible que necesites un anticoagulante o un medicamento adelgazador de la sangre. Esto puede reducir tu riesgo de un primer ataque cerebral hasta en un 80%, pero tendrás que ser monitoreado para detectar complicaciones, como sangrado.

“Cualquier persona mayor de 75 con fibrilación auricular debe ser evaluada para considerar el tratamiento con un anticoagulante, al igual que cualquier persona mayor de 65 años con otros factores de riesgo, como presión arterial alta”, dice Silver.

Sigue una dieta saludable para el cerebro

El estudio de The Lancet encontró que alrededor del 20% de los ataques cerebrales pueden estar relacionadas con malos hábitos alimenticios. Un estudio reciente publicado en la revista médica Stroke, por ejemplo, encontró que las mujeres mayores de 40 años que seguían una dieta al estilo mediterráneo: rica en pescado, frutas y nueces, verduras y frijoles, y con menor consumo de carne y productos lácteos, tuvieron un riesgo 22% menor de sufrir un ataque cerebral. De acuerdo con otro estudio en Stroke, la dieta DASH, un plan de alimentación baja en sodio que incluye frutas, verduras y productos lácteos bajos en grasa, también parece reducir el riesgo de sufrir ataques cerebrales en un 14%.

¿Qué debes hacer? Encuentra la dieta DASH aquí (escribe “DASH diet description” en el cuadro de búsqueda). O, como aconseja Sacco, simplemente sigue estos pasos: limita el sodio a 1,500 mg por día, consume de 4 a 5 porciones de frutas y de 3 a 5 porciones de verduras diariamente, come pescado graso como el salmón al menos 2 veces por semana, consume de 3 a 5 porciones semanales de nueces, semillas o legumbres sin sal y evita o limita las bebidas azucaradas a 36 onzas por semana.

Sigue moviéndote

El estudio de The Lancet sugiere que más de un tercio de los ataques cerebrales podrían prevenirse con el ejercicio regular. Y muchos otros estudios lo confirman. Un estudio reciente publicado en la revista Neurology encontró que entre los 925 pacientes con ataque cerebral, quienes informaron al menos 4 horas de actividad física ligera (como caminar) o al menos 2 a 3 horas de ejercicio moderado (como el entrenamiento físico regular) por semana experimentaron ataques cerebrales menos severos que los que permanecían inactivos. Otro estudio, de University of Alabama en Birmingham, publicado en Stroke, encontró que las personas que hacen ejercicio al menos 4 veces por semana tienen un 20% menos de probabilidades de tener un ataque cerebral que las personas sedentarias. 

¿Qué se esconde tras estos beneficios? Sacco dice que la actividad física ayuda a mantener un peso normal, disminuye la presión arterial y mejora la salud general de los vasos sanguíneos.

¿Qué debes hacer? La AHA recomienda al menos 150 minutos por semana de ejercicio moderado (como caminar a paso ligero) o 75 minutos por semana de ejercicio vigoroso (como nadar o trotar moderadamente) para lograr una buena salud del corazón. Si tienes presión arterial alta o colesterol alto, necesitarás 40 minutos de ejercicio aeróbico de moderado a vigoroso 3 o 4 veces por semana para reducir el riesgo de sufrir un ataque cerebral.

Evita la contaminación del aire

Según un estudio publicado en 2016 en la revista The Lancet Neurology, cerca del 30% de los ataques cerebrales pueden estar relacionados con la contaminación del aire. Otro estudio, publicado el año pasado en la revista Stroke, encontró que las personas que ya habían tenido un ataque cerebral tenían un mayor riesgo de sufrir un segundo ataque cuando se exponían a altos niveles de contaminación del aire.

“Este es un factor de riesgo que con anterioridad no se reconocía”, dice Brian Silver, MD, portavoz de la AHA. Una teoría es que la contaminación daña las arterias cerebrales, lo que aumenta el riesgo de un bloqueo.

¿Qué debes hacer? Las emisiones de los automóviles son una fuente principal de contaminación del aire, por lo que Silver sugiere tratar de evitar estar expuesto en lugares cercanos a carreteras con mucho tráfico. Comprueba los niveles de contaminación y quédate adentro cuando el Índice de Calidad del Aire del gobierno sea 101 o superior.

En casa, usa ventiladores de extracción en los baños, la cocina y el área de lavado y ambientadores de aire Nix. No permitas que otros fumen a tu alrededor, y si tú fumas, trata de dejarlo. Y obtén más consejos de Consumer Reports sobre cómo mantener limpio el aire de tu casa.

Nota del editor: Este artículo también apareció  en la edición de noviembre de 2017 de Consumer Reports en temas de Salud.

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