Un robachicos y otras tensiones en la Caravana

La desesperación comienza a apoderarse del contingente

Los migrantes siguen su camino en México.

Los migrantes siguen su camino en México. Crédito: EFE

TAPANATEPEC- El zafarrancho se armó poco después de concluir una asamblea. Los migrantes habían decidido que seguirían su camino a Niltepec, a 54 kilómetros. De pronto se vió a hombres dando palos a un muchacho presuntamente de origen guatemalteco que quedó mal herido antes de que la policía municipal se los arrebatara.

  • Malparido- gritaron contra el acusado de intentar robarse a un niño.

Los testigos aseguraron que, aún cuando el blanco ya estaba sobre la patrulla, sus persecutores seguían aventando palos, piedras y botellas de agua .

“Tuve que hacerme a un lado porque la turba estaba muy agresiva”, detalló el fotógrafo Asier Vera.

Desde el medio día el ambiente se enrareció. Tras varios días de viaje a pie o “de jalón” bajo el sol de casi 40 grados, que incluyó tres horas detenidos por un retén de las autoridades para explicar el plan del presidente Enrique Peña “Esta es tu casa”, los hombres y mujeres llegaron exhaustos.

En el poblado se acomodaron por géneros. Las mujeres y familias dentro de la iglesia o lo más cercano a ella  y al zócalo. Calles abajo, se instalaron los hombres más jóvenes.

“Oye, guapa, aquí estoy para ti, mi vida”, piropeaban a las mujeres. “Hágame caso, corazón”. Fiuuuu, Fiuuuu, chiflaban sin tapujos y en un ánimo mucho menos cohibido que en los primeros días tras cruzar la frontera de México.

“Los veo un poco más desesperados”, dijo el párroco de la localidad Fredy López a la hora del almuerzo, cuando filas y filas de personas esperaban por un plato de comida . “Han sido muchos días, están tensos y enfermos”.

Por la tarde, algunos de los integrantes del éxodo centroamericano más pudientes en la caravana fueron a tomar cerveza. Eran unos cuantos, pero los pobladores comenzaron a hablar en términos generales.

“Dijeron que iban a estar tranquilos y… mira nada más: ¡se están emborrachando!”, protesto uno de los pobladores con el ceño fruncido y dando manotazos al hablar por teléfono desde su coche, donde observaba receloso.

Los hondureños no respondieron. Salieron de la cervecería con el rostro enrojecido, echando porras a las Chivas Rayadas del Guadalajara y hablando maravillas de México.

“A mi me habían dicho que los mexicanos eran malos, pero ahora los llevo en el corazón: nos han dado mucho”, dijo al aire uno de ellos, caminando medio de lado y con un melón en la mano.

Poco después, ocurrió el incidente con el supuesto robachicos a quien las autoridades  llevaron a un hospital.

La caravana decidió quedarse un día más en este punto para aclarar el asunto y formar un comité de seguridad con 300 voluntarios que pondrán a su gente en orden. “No queremos hablen mal de nosotros”, comentó uno de los organizadores en el micrófono.

Luego se pusieron a recoger la basura.

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