“Soñadores” viven en hogares más complejos que inmigrantes legales, según estudio
El estudio comparó la composición, tamaño y estabilidad de los hogares de inmigrantes indocumentados con los documentados y grupos de origen hispano nacidos en los Estados Unidos
Los inmigrantes indocumentados que fueron traídos al país siendo niños y a quienes se conoce comúnmente como “soñadores” viven en hogares más complejos y menos estables que sus contemporáneos nacidos en el país o con estatus legal, afirmó un estudio presentado hoy.
La investigación, realizada por el Colegio de Ecología Humana de la Universidad de Cornell, en Nueva York, comparó la composición, tamaño y estabilidad de los hogares de inmigrantes indocumentados con los documentados, así como con los grupos de origen hispano nacidos en los Estados Unidos.
Según señaló Matthew Hall, profesor asociado del Departamento de Análisis de Políticas y Administración de Cornell y coautor de la investigación, los “soñadores” son “mucho más dados a vivir junto con la familia extendida y personas que no forman parte de la familia”.
De acuerdo con cifras expuestas por el estudio, los latinos indocumentados que viven en el país desde que tenían menos de 15 años, son “significativamente menos propensos” (47%) a vivir con una pareja y con niños que sus similares que vinieron legalmente al país (55%) o familiares que son latinos nacidos en Estados Unidos (52%), o que los blancos no hispanos (62%).
Los investigadores utilizaron información de la Encuesta de Ingreso y Participación en Programas de los años 1996, 2001, 2004 y 2008, lo que les permitió obtener amplias muestras de información sobre los inmigrantes latinos, incluyendo su estatus legal y mediciones de la relaciones entre los miembros del hogar.
De los indocumentados, un 25% comparte la vivienda con tías, tíos, sobrinos, primos, y otros familiares más distantes, comparado con 12% de los latinos documentados y 3% de los blancos no hispanos.
“Nuestro trabajo contribuye a aumentar la literatura sobre las oportunidades de vida de los inmigrantes indocumentados”, agregó Kelly Musick, profesora del mismo departamento de Cornell y coautora del estudio.
Según Musick, la investigación muestra “que la precariedad y la inestabilidad, asociadas con la falta de autorización, impacta no solamente los resultados educativos y laborales, sino que también aumenta la complejidad e inestabilidad de los arreglos de vida”.
En EEUU, más de 800.000 indocumentados están amparados con la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), un programa que permitió a estos inmigrantes acceder a un permiso de trabajo, un número de Seguro Social, una licencia de conducir y detuvo en muchos casos las órdenes de deportación final.
El presidente, Donald Trump, prometió en su campaña que en los primeros cien días de su mandato cancelaría las órdenes ejecutivas del presidente Barack Obama, de entre las cuales hay una de las más importantes que protege a los “soñadores” y que fue promulgada en 2012.
La situación de los beneficiarios del DACA está en peligro después que el presidente Trump anunció el fin de ese programa en 2017, lo que podría llevar a la deportación de miles de jóvenes indocumentados.
Esa orden, sin embargo, fue detenida en enero de 2018 por un juez de California, que ordenó al Gobierno aceptar las solicitudes de renovación mientras evaluaba cinco demandas en su contra.
El mandatario ha reclamado al Congreso una salida legislativa para los “soñadores”, aunque marcando unas líneas rojas que difícilmente los demócratas podían aceptar, como fondos para construir un muro en la frontera con México y terminar con la inmigración de reunificación familiar.