Pastor latino lleva casi dos años encerrado en una iglesia para evitar ser deportado

Ha vivido 34 años en EEUU, ha sido arrestado cuatro veces y tiene una orden de deportación

Desde junio de 2017 José Chicas esta refugiado en la Escuela para la Conversión en Durham, Carolina del Norte.

Desde junio de 2017 José Chicas esta refugiado en la Escuela para la Conversión en Durham, Carolina del Norte. Crédito: Fotograma video Youtube

José Chicas llegó a Estados Unidos en 1985. Su madre, asegura este pastor evangélico salvadoreño, vendió todo lo que tenía para mandarlo a Houston. La mujer tenía miedo de que la vida de su hijo de 18 años corriera peligro durante la guerra civil de El Salvador.

Al cruzar la frontera entre la ciudad mexicana de Matamoros y Browsville (Texas), el joven Chicas fue detenido por las autoridades migratorias. Familiares del pastor pagaron una fianza para sacarlo del centro de detención y su abogado en aquel momento le desaconsejó presentarse en la corte a la que había sido citado.

Desde entonces –hace 34 años-, cae sobre el salvadoreño una orden de deportación de la que dice no haber tenido noticias hasta 2017, cuando ya llevaba dos años como pastor de la iglesia evangélica Jesús El Pan de Vida en Raleigh (Carolina del Norte).

Chicas dice que haberse “convertido a Cristo” en 2002 supuso un giro en su vida. Antes de eso, había sido arrestado en dos ocasiones por conducir bajo los efectos del alcohol y en otras dos por violencia machista.

Fue en junio de 2017 cuando se refugió en la Escuela para la Conversión (SFC, en inglés) en la ciudad de Durham, Carolina del Norte. Su lugar de residencia durante este año y nueve meses está a una hora del lugar en el que viven su esposa y sus cuatro hijos.

En conversaciones con Univisión, José Chicas habla de su vida dentro del lugar. “El día acá es aburrido […] pensé que iba a estar menos meses” -dijo el pastor. Al poco tiempo de su detención, otra migrante latina pudo salir de su iglesia santuario y pidió que el caso de José también fuera favorable.

Cada día a las 4 de la madrugada, José realiza una oración diaria a través de Facebook Live. Las 15 o 20 personas que se conectan a esa hora intempestiva -sacrificada, según el pastor- piden oraciones para sus familiares. En diferido, un total de 400 o 500 personas ven el vídeo de Chicas.

Para tener ingresos económicos, Chicas continúa con su negocio de lavado de autos. Ahora, en lugar de acudir a domicilio, son sus clientes quienes van al estacionamiento de su iglesia santuario.

Desde que Trump es presidente, el número de iglesias santuario se ha incrementado en todo el país. A pesar de que los evangelistas blancos han apoyado abiertamente a Trump, muchos de los líderes y fieles latinos de la propia comunidad estás siendo arrestado por las políticas migratorias del presidente.

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