#Metoo contra escritores y periodistas intenta frenar violencia machista en México, pero…

Se viralizan los hashtags #meTooEscritoresMexicanos,  #meTooPeriodistasMexicanos y #meTooAcadémicos

MEXICO – Conservar el trabajo, ascender de puesto o publicar un libro en este país son logros condicionados para muchas escritoras, periodistas y académicas: dependen de cuánto ellas estén dispuestas a aguantar el acoso sexual.

O al menos así lo hacen ver las campañas en redes  #meTooEscritoresMexicanos, #meTooPeriodistasMexicanos y #meTooAcadémicos que se viralizaron en redes sociales desde su aparición al arranque de la primavera.

Entre los acusados –mayoritariamente en anonimato– se encuentran afamados locales como el autor Herson Barona, el editor Rodrigo Castillo o el académico Salvador Mendiola y otros.

“Aguanté el acoso, hostigamiento, manipulación y amenazas de Jairo Carbajal, quien ha sido protegido por varios miembros o figuras famosas del círculo literario y académico de la UNAM. #MeTooEscritoresMexicanos”, escribió Cynthia Ruiz en su cuenta @undecalage.

Las denuncias tienen una importancia simbólica en México, donde cada día ocurren nueve feminicidios, según cifras reconocidas por la Organización de las Naciones Unidas, además de otro tipo de violencia social e intrafamiliar.

En el mundo laboral, una encuesta del colectivo Periodistas Unidas Mexicanas (#PUM) reveló que tres de cada cuatro mujeres periodistas de México han sido víctima de acoso, hostigamiento o agresión sexual y, en el día a día, reciben comentarios incómodos sobre su vestimenta, miradas lascivas, comentarios sexuales o de doble sentido.

El movimiento #meTooPeriodistasMexicanos ha tenido ya algunas repercusiones. La revista Chilangos suspendió a dos de tres editores acusados mientras se aclaran las acusaciones mientras que el colectivo Periodistas de a Pie prometió crear un “protocolo” para casos futuros después de que algunos de sus miembros fueron salpicados.

Del otro lado de la moneda, algunos periodistas abogan para que las denuncias se presenten a la par ante el ministerio público o por lo menos que sean más abiertas.

“Está bien que busque visualizar el problema en redes, pero debe haber cierto cuidado… yo estoy en contra del anonimato porque se presta para cosas perversas  y el linchamiento”, observó Concepción Peralta, ex editora de El Universal.

En estos días Fernando Miranda, un ex subordinado de Peralta, se quejó porque dos colegas  aprovecharon la coyuntura del #meTOO periodistas para acusarlo de misógino.

“Al parecer hubo una diferencia profesional con quienes lo acusaron, pero Fernando siempre ha sido muy progresista y respetuoso de las mujeres. Cuando fue mi coeditor impulsó muchos artículos de apoyo y defensa feminista y no se vale que se le meta en el mismo costal por una venganza personal: eso es desleal”, agregó Peralta, quien fue jefa en la sección Estados hasta el año pasado.

Para Estela Becerra, una mujer que denunció penalmente al fotógrafo, poeta y filósofo Luis Antonio García Amézquita en Guanajuato, la mejor vía para tener un impacto contra los acosadores es hacer las denuncias a la par: una en el ministerio público y la otra en redes.

“Las redes son importantes porque hay más miedo a la sanción social que a los juzgados –el 98% de los delitos no se resuelven en México–– y porque así se presiona a la autoridad. En mi caso, por ejemplo, finalmente capturaron a mi agresor y tuvieron que indemnizarme”.

#MeToo comenzó en 2017 en Estados Unidos contra del productor Harvey Weinstein y productores y actores de renombre en Hollywood como Bill Cosby, James Franco y Kevin Spacey. En México el año pasado hubo acusaciones por parte de las actrices Karla Souza, Paola Nuñez y Sofía Niño de Rivera

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