La disyuntiva de un deportado: ¿quedarse en México o intentar el regreso?

La falta de asistencia legal agilizó su deportación a México; padre de familia indica que lo sacaron aún sin firmar su salida.

Juan García fue deportado a México a principios de marzo. (Foto suministrada).

Juan García fue deportado a México a principios de marzo. (Foto suministrada). Crédito: Foto suministrada | Foto suministrada

Juan Guzmán fue deportado hace un mes, pero no sabe si regresar a los Estados Unidos para reunirse con su familia con el riesgo de que migración lo vuelva a detener y lo encierren por varios años como castigo; mientras que si decide quedarse en México, expone a su familia a vivir en el desamparo porque no puede ayudarlos, ya que los sueldos son muy bajos en su país de origen.

“ Tengo que pensarlo muy bien”, cuenta Juan a La Opinión en una entrevista telefónica desde Tijuana.

Dice que el coyote le pide 15,000 dólares por ayudarlo a cruzar la frontera, pero si migración lo detiene, cree que al menos lo van a dejar encerrado dos años en una cárcel.

Si permanezco en México, mi familia se queda en la calle. Aquí los sueldos son de 200 pesos por día, como 12 dólares. Cómo voy a ayudar a mi familia con ese ingreso”, cuestiona.

Marisela Hernández y su hijo Juan Pablo Guzman de 12 años muestran una foto del padre, Juan Aquino, detenido por ICE cuando llevaba el menor a la escuela. (Aurelia Ventura/La Opinion)
Marisela Hernández y su hijo Juan Pablo Guzmán de 12 años muestran una foto del jefe de la familia, Juan Aquino, detenido por ICE cuando llevaba el menor a la escuela. (Aurelia Ventura/La Opinion)

Además dice que le piden la secundaria y otros requisitos con los que no cuenta. “Eso me está perjudicando mucho”, dice.

Juan de 39 años, ha estado bajo un intenso estrés desde que fue deportado el 11 de marzo.

Emigró a los Estados Unidos cuando tenía 14 años. No pudo estudiar la secundaria ni en México ni en este país. Acá se casó con Marisela Hernández y procrearon dos hijos: Juan Pablo de 12 años, quien sufre de autismo, y el hijo menor Ángel de diez años.

El arresto de Juan Aquino Guzmán ocurrió el jueves 31 de enero, alrededor de las 7:26 de la mañana cerca de la esquina de las Calles Pierce y San Fernando en la zona de Pacoima en el Valle de San Fernando. Fue puesto bajo custodia en la cárcel de Theo Lacy en el condado de Orange.

Su hijo autista, Juan Pablo Guzmán Hernández, fue testigo del incidente, ya que su padre lo llevaba a la escuela cuando los agentes del ICE lo arrestaron.

“En menos de dos meses, mi vida dio un giro de 180 grados. Mi esposa no sabe qué hacer. Está triste, angustiada, estresada, agotada, está enferma, sola con mis hijos”, dice.

Marisela Hernández y su hijo Juan Pablo de 12 años están devastados por la deportación de Juan Guzmán, su esposo y padre de sus hijos. ( by Aurelia Ventura/La Opinion)

Marisela nació con un brazo paralizado. “Yo tengo que buscar aquí en Tijuana cómo sobrevivir. Ella no tiene manera de ayudarme. Tiene que pagar la renta, cuentas, comida y pasaje para llevar a los hijos a la escuela”, comenta.

Juan fue arrestado por el ICE debido a que reingresó al país después de haber sido deportado en 2000. “Yo estuve en la cárcel de San José en 1995 por un delito de drogas. Al cumplir mi condena, violé mi libertad condicional. Por eso me deportaron. Cuando regresé, saldé mi deuda con la justicia y terminé mi libertad condicional”, menciona.

Cree que el ICE detectó que estaba en el país de regreso, debido a que sacó su licencia de manejo bajo la ley AB60 que autoriza en California el documento para las personas indocumentadas . “El ICE tiene acceso a los expedientes del Departamento de Vehículos Motorizados (DMV). A otro amigo le pasó lo mismo. ICE lo detuvo después de obtener su licencia. También ellos pueden ver toda la información de las policías de los condados”, dice.

Ya bajo detención, dice que el juez falló en su contra y aunque le dio la opción de apelar en la Corte del Noveno Circuito, no le dieron oportunidad, lo deportaron sin haber firmado una orden de salida.

No tuve un abogado que me representara en la corte final. Nunca tuve una representación legal. Eso me afectó mucho. Cuando le dije al juez la situación de mi hijo con autismo, y que yo era el principal proveedor de la familia, me dijo que eso era otra cosa”, menciona.

Juan se siente muy triste por estar separado de su familia y dejar a su esposa con toda la responsabilidad de llevar un hogar.

Tenía 25 años que no vivía en México. En ese tiempo solo viví aquí una semana cuando me deportaron. Yo soy de la ciudad de México. Aquí en Tijuana, viven unos familiares de mi esposa que me han dado techo. Paso de un lado a otro, buscando trabajo”, cuenta.

Marisela había conseguido trabajar en un supermercado en el Valle de San Fernando durante un par de días a la semana, pero el negocio cerró esta semana y se quedó sin el empleo. “Apenas estaba empezando a respirar un poco. No sé que voy hacer ahora”, dice acongojada esta madre.

Si quieres ayudar a esta familia, puedes participar con tu donativo a la cuenta del portal GoFundMe.

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