Inmigrante sobrevive de ‘milagro’; hoy los disparos que recibió lo tienen al borde de la residencia

Pide el apoyo de la comunidad para solventar los gastos médicos y no volver a las calles

Germán González López sobrevivió a una balacera que le dieron cuando era desamparado, ahora planea solicitar la visa U que le dan a las víctimas de crimen. (Araceli Martínez/La Opinión).

Germán González López sobrevivió a una balacera que le dieron cuando era desamparado, ahora planea solicitar la visa U que le dan a las víctimas de crimen. (Araceli Martínez/La Opinión). Crédito: Araceli Martínez | La Opinion

A finales de enero, a Germán González López, una bala le atravesó la frente y lo puso al borde de la muerte. Pero este inmigrante de Guerrero, México sobrevivió para contarla y ahora anhela un segundo milagro, una Visa U que le ayude a obtener una residencia permanente.

La Visa U es entregada por el gobierno de Estados Unidos a las víctimas de crímenes serios.

Germán emigró hace diez años de México. Estuvo trabajando en una lechería en Idaho por varios años, hasta que conoció a una muchacha que lo llevó a mudarse a California.

El joven enamorado dejó todo, pero la relación no duró mucho. Y al tiempo que el romance terminaba, él se quedó sin empleo en Los Ángeles.

Germán González López fue atacado por personas sin hogar en Boyle Heights. (Araceli Martínez/La Opinión).

Decepcionado y triste terminó viviendo en la calle. Pero fue en esa vida de desamparo cuando conoció a una nativa americana que también era indigente y de la cual se enamoró perdidamente.

“Mis hermanos que viven en Los Ángeles quisieron ayudarme. Me ofrecieron ir a vivir con ellos para dejar la calle, pero yo no quería dejar sola a mi novia”, recuerda.

Así pasaron cuatro años en los que Germán vivió en el desamparo. “Vivíamos de reciclar botes y de la comida que nos encontrábamos en los botes de basura. Por las noches, los negocios de comida rápida tiran lo que no venden, y es cuando nosotros íbamos a recogerla. A veces calculábamos la hora en que la iban a tirar, y mejor se las pedíamos antes de que la echaran a la basura”, cuenta.

Alrededor del 26 de enero de este año, la tragedia se hizo presente en la vida de Germán y su pareja.

“Mi novia empezó a quejarse de que se sentía mal y a vomitar piedras. Yo le dije que fuéramos al doctor, pero no quiso. Me dijo que mejor compráramos unas pastillas para el dolor. ‘Con eso me voy a poner bien’, me dijo. Se las tomó y yo la dejé un rato para ir a hacer unos pendientes”, platica.

González estuvo un mes hospitalizado después de ser baleado de gravedad. (foto suministrada).

Germán y su novia vivían debajo de un puente en Boyle Heights. “Cuando regresé, me dijeron que le había pegado un infarto y que se había muerto”, dice.

Cuatro días después de la muerte de su compañera, a quien Germán consideraba como su esposa, como a las tres de la mañana, se le aparecieron por las calles Soto y Olympic en Boyle Heights, dos hombres y una mujer, supuestamente amigos de su fallecida novia que también eran indigentes.

“Uno de los hombre llevaba una escopeta. Ella una pistola de nueve milímetros y el otro individuo hablaba por teléfono”, dice.

Los hombres iban bien enojados, comenta. “Empezaron a reclamarme por la muerte de mi novia. Me decían que yo no la supe cuidar y me culpaban. Por qué me dicen eso, si yo soy la víctima, yo la perdí”, les respondió.

En medio de la disputa, el hombre con la escopeta le disparó en dos ocasiones a los pies. Pero el arma se atrancó y no pudo accionarla. Al ver su fracaso, le arrebató la pistola a la mujer y la descargó contra el inmigrante mientras esté corría tratando de escapar.

“Cuando alcanzó a darme en una pierna, me caí, y mientras trataba de levantarme, el hombre se acercó y me disparó varias veces. Una de las balas me dio en el entrecejo”, dice.

González  muestra la cicatriz de la operación que le hicieron para rescatarle la vena yugular. (Araceli Martínez/LaOpinión).

Germán recuerda que quiso gritar para pedir ayuda pero solo producía gárgaras de sangre.

“Así sangrando, me levanté y fui detrás de mi atacante, que se echó a correr y se metió a su tienda de campaña. Me di cuenta que empezó a cargar de nuevo el arma, fue entonces cuando yo huí desesperado para evitar que me rematara”, narra.

La única manera que se le ocurrió en medio de su desesperación por salvar la vida, fue cruzar la calle Soto y tirarse en el piso para llamar la atención de algún conductor.

“En eso pasó un trailero, me vio y se bajó a ayudarme. Él llamó al 911 para pedir auxilio. Recuerdo que me cerró los ojos. Lo último que recuerdo es que me pedían que firmara una hoja porque me iban a someter a una operación de alto riesgo”, afirma.

En el Hospital General de Los Ángeles, a Germán le quitaron parte de una vena en la pierna para reparar la vena yugular que había sido destrozada por el balazo que le dieron entre medio de los ojos y que le atravesó la cabeza hasta llegar al cuello.

Luis González, hermano de Germán dice que cuando le dieron la noticia del incidente, le dijeron que había muerto.

“Hasta que fuimos a la policía, tratando de averiguar dónde lo tenían, nos informaron que estaba muy grave en terapia intensiva en el Hospital General”, dice.

Germán pasó un mes en el hospital hasta que fue dado de alta.

A González lo daban por muerto después de ser baleado en Boyle Heights. (Foto suministrada).

“Por momentos, me sentía como un chapulín atrapado en un nido de arañas sin poder moverme, lleno de aparatos en la boca y la nariz”, dice.

No sabe cuánto tiempo tendrá que usar un collarín para sujetarle el cuello. “Me han dicho que como un año”, dice. La recuperación de Germán ha sido inmejorable. Su hermano Luis lo ha acogido en su casa y ha sido su enfermero.

Él fue quien le dijo que tal vez podía calificar para una Visa U que se da a las víctimas de crímenes violentos.

“Yo había oído en la radio al abogado de migración Alex Gálvez hablar de la visa U, y decidimos venir a verlo”, cuenta Luis.

Germán dice que su mayor deseo es regularizar su estatus migratorio, y trabajar duro para hacer dinero. “Dejé dos hijos en México que ahora tienen 14 y 11 años. Me gustaría mucho aprovechar el tiempo perdido con ellos y ayudarlos”, observa.

Dos de sus tres atacantes ya están en la cárcel, y otro más se ha dado a la fuga.

El abogado Alex Gálvez asistirá sin cobro alguno a González en su proceso de Visa U. (Araceli Martínez/La Opinión).

El abogado en migración Alex Gálvez dice que el caso de Germán califica plenamente para una visa U porque además cooperó con la investigación y no tiene delitos ni deportaciones.

“El único problema es que se puede tardar de entre tres a cuatro años, y solo un año antes de su aprobación le dan un permiso de trabajo, pero vamos a luchar para conseguirle uno antes”, dice.

Gálvez revela que tomara el caso de Germán probono, ya que es un verdadero milagro que esté con vida, y movido por la compasión al ver su sufrimiento.

“La Visa U, yo la llamo la poderosa porque perdona entradas ilegales, deportaciones y abre el camino para la residencia”, expone.

La familia de Germán ha abierto una cuenta en el portal gofundme/germanlopezbaleado, con la intención de recaudar 10,000 dólares para ayudarse con los gastos médicos, y a sobrevivir mientras puede trabajar.

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