Ex director de Pemex a un paso de ser juzgado por corrupción

Emilio Lozoya es prófugo de la justicia, y podría estar en territorio suizo

Emilio Lozoya, exdirector de Pemex.

Emilio Lozoya, exdirector de Pemex. Crédito: Archivo | Agencia Reforma

MÉXICO- La justicia mexicana tiene desde este miércoles vía libre para juzgar por probable corrupción y lavado de dinero al otrora poderoso director de la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozoya, quien  se encuentra prófugo de la justicia y ya sin ningún recurso legal por lo que sólo resta que la policía internacional, la Interpol, lo localice para su extradición.

Según una investigación de la prensa alemana, Lozoya podría encontrarse en algún escondrijo suizo, desde donde pudo haber respondido a los cuestinamientos de los diarios Süddeutsche Zeitung, de Münich, y  Tamedia, de Zúrich, a los cuales hizo sus primeras declaraciones después de que la Fiscalía General de la República (FGR) lo requiriera.

Previamente, había escrito un twitt para aclarar su huída de México: “No confío en un juicio imparcial; a los periódicos europeos, declaró que es una especie de víctima de “persecución política”, entre otras respuestas .

“No hay persecución política para nadie; tampoco impunidad”, repondió el presidente Andrés Manuel López Obrador en las últimas horas.

José Fernández Santillán, analista del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), observó que, aunque en la justicia mexicana “tiende a ser muy flexible” y siempre hay un poco de persecución política e impunidad en sus investigaciones, es importante que el ex director de Pemex sea juzgado y salgan a la luz todos los implicados.

“Lozoya no fue el único en la trama de corrupción sobre la cual se le acusa”, observó.

La fiscalía acusa a Lozoya, entre otras cosas, de haber autorizado como director de la paraestatal la compra de una planta de fertilizantes a la empresa particular Altos Hornos de México por un sobreprecio de 100 millones de dólares y, con esa acción, habría recibido dinero con el cual su esposa, Morielle Eckes, habría comprado una casa millonaria en Ixtapa, Zihuatanejo.

Además acusa a la madre de Lozoya, Gilda Austin, de recibir dinero indebido de Lozoya. La mujer de 71 años, ya fue detenida en una pequeña isla al norte de Alemania y espera por su proceso de extradición.

El resto de los hilos que tejen la madeja de acusaciones por corrupción del ex funcionario son diversos: en 2016, por ejemplo, dos funcionarios de la empresa petrolera Oderbrech declararon a la justicia de su país haber dado dinero a Lozoya ––quien ya se perfilaba como director de Pemex–– para lograr contratos durante el sexenio de Enrique Peña Nieto.

En otra investigación periodística conocida como Panamá Papers el nombre de Lozoya saltó al escándalo por la apertura de algunas empresas para triangular dinero público. También se tiene sospechas de que con dinero indebido pudo haber comprado acciones de dos compañías en Luxemburgo entre 2009 y 2013.

Lozoya ha negado una por una las acusaciones: que no participó en la aprobación de la compra-venta de la planta de fertilizantes, que no recibió dinero ni de personas ni de empresas, que sus inversiones las declaró una a una ante las autoridades mexicanas mientras fue funcionario y que lo que tiene es producto de su trabajo.

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