Para pagar su boda, un novio diabético utilizó insulina barata y murió

En lugar de pagar $1,200 pagaba $25, pero no fue buena idea

Rose Walters y Josh Wilkerson.

Rose Walters y Josh Wilkerson. Crédito: Captura de pantalla, T1Internatoinal

Josh Wilkerson tenía 27 años, una boda por venir y una enfermedad crónica que unos 30 millones de estadounidenses padecen: diabetes tipo 1, en la que las células del cuerpo producen poca insulina, por lo que es necesario aplicarla de manera externa a fin de evitar que el azúcar se acumule en el torrente sanguíneo.

Cada mes, su seguro médico pagaba los $1,200 que costaba el medicamento, pero para pagar su boda, el novio diabético utilizó insulina más barata y murió. Josh no pudo seguir pagando su seguro y un doctor le recomendó que utilizara insulina ReliOn, una marca de venta libre que sólo cuesta $25. Parecía muy buena idea, pero el joven no sabía el terrible desenlace de su ahorro.

Según declaró la madre de Wilkerson al New York Post, la insulina barata “no funcionó para su cuerpo”, pues al ser insulina “humana” requiere más tiempo para absorberse en comparación de la versión más cara, que es insulina “análoga”.

Él y su novia, Rose Walters, que también es diabética, decidieron recortar algunos gastos para reunir fondos para su boda rústica que se celebraría en octubre. Entre otras cosas, comenzaron a utilizar medidores de glucosa más baratos y empezaron a trabajar más. Rose también cambió su insulina, pero mientras ella parecía estar bien, él comenzó a tener problemas estomacales y sus niveles de azúcar comenzaron a subir.

El desenlace fatal

Josh consiguió un empleo extra cuidando del departamento de un amigo y el 10 de junio pasado, al chatear con Rose antes de dormir, le comentó que no se sentía bien, pero su medidor de glucosa no marcaba nada extraordinario. A la mañana siguiente, cuando Josh no le contestó el teléfono, ella acudió al departamento donde encontró al joven inconsciente y lleno de vómito.

Cuando los paramédicos llegaron le hicieron RCP y lo trasladaron al hospital. Lograron revivirlo pero sus niveles de glucosa eran altísimos. El joven estaba en coma y sufría cetoacidosis diabética, que básicamente implica la acidificación de la sangre. Al examinar su cerebro, los médicos señalaron que había sufrido varios accidentes cerebrovasculares con efectos devastadores.

El viernes 14 de junio, la madre y Rose, tomaron la decisión de desconectar el soporte vital. Josh murió a las 00:53 del  sábado 15.

“En 1923, la patente para fabricar insulina se vendió por $3. En 2019, algunas botellas de insulina se venden por $300 cada una. Y cada diabético tipo 1 necesita de dos a cuatro botellas al mes. El costo por bolsa de 30 jeringas es de $30. Un diabético tipo 1 puede usar hasta ocho o más jeringas por día, por lo que el costo suma hasta $120 o más por mes. El precio de tener diabetes es más alto de lo que debería ser en la Tierra de la Libertad. Necesitamos una regulación de precios y las compañías causantes de estos altos precios deben ser responsables de que personas como mi hijo estén muriendo“, escribió la madre de Josh en un blog en T1International.


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