La lucha debe de ser contra el poder corporativo y los políticos que lo sirven, no entre los de abajo

Foto de archivo. Con carteles que dicen: 'pobres por ustedes' y 'fiesta de gansters en Davos', manifestantes protestan en el Foro Económico Mundial.

Foto de archivo. Con carteles que dicen: 'pobres por ustedes' y 'fiesta de gansters en Davos', manifestantes protestan en el Foro Económico Mundial. Crédito: AP

En su interminable lucha por alcanzar una sociedad más justa, los de abajo, la clase media y los que no dejan de soñar viendo hacia arriba, se dividen y son divididos.

Esa regla de oro que se atribuye a Julio César que dice: divide y vencerás, estrategia que por siglos la clase de poder ha utilizado para controlar y mantener a los de abajo en su lugar, pero más importante, para que los de arriba sigan siendo inalcanzables.

Nos dividen a través de partidos políticos: republicanos o demócratas; a través de etiquetas ideológicas: derecha, izquierda, socialista, comunista o capitalista; y a través de religiones: católico, musulmán o judío y muchas otras. Al final, todas estas son formas que clasifican y dividen al ser humano, incluso dentro de una misma familia.

En realidad, no puede haber otra división más real que la de los ricos y los pobres, los de arriba y los de abajo, los que sirven al poder y los que lo controlan. Pero la clase en el poder no quiere que los de abajo, que siempre han sido mayoría, vean esa realidad porque existiría la posibilidad de unirse y eso sería catastrófico para la clase dominante.

Por dar un ejemplo, dividiendo a la sociedad entre partidos, de esa forma, aunque la mayoría en el fondo tengamos objetivos similares, como el de construir una sociedad más justa para todos, esto será casi imposible porque los de abajo nos destruiremos en el camino, pensando que su identidad, su partido, su religión o ideología es el único y mejor camino a seguir.

Es por eso que no sorprende ver a la clase dominante a través de los medios de comunicación masiva, que ellos controlan, tratar de destruir, desacreditar y no darle espacio en la televisión a candidatos que luchan para unificarnos y no se lucre con la salud, la educación, y otros derechos humanos de los estadounidenses.

No obstante, los medios nos hacen creer que el seguro médico para todos es imposible y que la universidad no puede ser gratuita cuando antes si lo era y otros países avanzados y del tercer mundo actualmente la ofrecen.

Además, con sus diarias encuestas, otra herramienta de control, los medios nos dicen que como nunca el pueblo está dividido, que los rusos robaron las elecciones del 2016 y que Joe Biden, el candidato que ha sido parte del sistema que ha llevado a una desigualdad sin precedentes, es nuestra mejor opción.

Todo esto está perfectamente diseñado para dividirnos y para que al final el colegio electoral, controlado por la clase de poder, elija al presidente que, según ellos, nos conviene más porque los de abajo no pudieron ponerse de acuerdo.

Desafortunadamente, mientras sigamos viendo al enemigo a través de los ojos ideológicos, de partido, de religión, y de todas esas cosas que nos dividen, seguiremos ignorando que el verdadero enemigo esta entre el poder corporativo y no entre los de abajo.

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