La extraordinaria vida de Hernando, el hijo ilegítimo de Cristóbal Colón (y todo lo que nos dice sobre su padre)

"Memorial de los libros naufragados" es un libro fascinante que nos revela detalles poco conocidos de la vida de Colón y de uno de sus hijos, que soñó con ser tan grande como su padre. Hablamos con su autor, Edward Wilson-Lee

Hernando Colón emuló a su padre y en cierto sentido lo superó.

Hernando Colón emuló a su padre y en cierto sentido lo superó. Crédito: BBC

No es un hecho ampliamente conocido, pero casi todo lo que sabemos de Cristóbal Colón, lo sabemos gracias a su hijo ilegítimo, Hernando, quizás la persona que mejor conoció al “descubridor” de América.

Ambos protagonizan “Memorial de los libros naufragados”, obra del historiador y académico de la Universidad de Cambridge Edward Wilson-Lee, un libro fascinante en muchos niveles: habla de la Edad Media y el Renacimiento, de las intrigas y luchas de poder en la corte de los Reyes Católicos y sus sucesores, de la épica de navegar en los siglos XV y XVI, de grandes inventos, artistas y pensadores, pero sobre todo detalla la vida de dos hombres visionarios atados por un intenso amor filial.

Aunque nunca fue reconocido legalmente, Hernando tuvo una relación muy cercana con su padre, viajó con él en la cuarta y última travesía de Colón al Nuevo Mundo y como él tuvo sueños grandiosos.

Si Cristóbal quería conquistar el mundo, Hernando buscó aprehenderlo a través de la creación de una biblioteca universal que abarcara todos los libros, folletos, partituras de música, pasquines y grabados que existieran en el mundo. De todas las culturas, en todos los idiomas.

Pero no sólo tenía este proyecto extraordinario. También hizo mapas, ocupó cargos públicos, fue un viajero empedernido y escribió una biografía de su padre que durante siglos fue la única referencia que tuvimos sobre Colón.

BBC Mundo habló con Wilson-Lee durante la celebración del Hay Festival en la ciudad peruana de Arequipa.


¿Cómo llegaste a la figura de Hernando Colón?

Fue algo casi natural.

Como académico, me dedico desde hace años a la historia de los libros, especialmente al periodo inmediatamente posterior a la creación de la imprenta y cómo eso cambió el mundo.

Fue en ese contexto que di con él.

Su biblioteca es muy importante para entender esa época, porque él anotaba obsesivamente en cada uno de sus libros dónde y cuándo los había comprado y cuánto había pagado por ellos, lo que nos permite recrearla en forma muy detallada.

Edward Wilson-Lee

BBC
Wilson-Lee escribió anteriormente un libro histórico sobre el dramaturgo inglés William Shakespeare.

Pero tengo que admitir que cuando empecé trabajar en su historia me sorprendió muchísimo que no fuese más conocida, porque se trata de una vida realmente extraordinaria.

Es como un cuento borgiano, o una novela de Umberto Eco, pero con datos reales: el hijo ilegítimo de Cristóbal Colón intentando construir una biblioteca universal.

Me pareció una historia perfecta para sumergirme, pero también para contársela a una audiencia más amplia.

Sin duda, es una figura fascinante, que hizo tantas cosas, además de otras que se le atribuyen. ¿Cómo lo definirías?

Supongo que en muchos sentidos era lo que hoy llamamos un renacentista, un polímata, alguien con muchos talentos y ocupaciones.

No sólo tenía este proyecto extraordinario de construir una biblioteca universal, sino que fue uno de los cartógrafos más importantes de su tiempo, empezó un diccionario, hizo una enciclopedia geográfica de España, formó la colección de grabados y partituras de música más grande de su época y comenzó el que se cree puede ser el primer jardín botánico del mundo.

Pero al mismo tiempo, era alguien muy único que, de alguna manera, vivía -igual que su padre- obsesionado con su destino y su lugar en la historia.

Su interés en la información era una especie de desafío práctico, porque la imprenta implicó un aumento considerable de ella, lo que derivó en la pregunta de cómo ordenarla y darle sentido.

Y yo creo que él concibió ese proyecto como un paralelo a los anhelos de su padre: así como Cristóbal quería circunvalar la Tierra, Hernando quería circunvalar el mundo del conocimiento, y como su padre, pensaba que quien completara esa gran tarea tendría un poder enorme. Y no se equivocó: como ahora sabemos la información es una fuente de poder.

Podemos decir que fue una suerte de visionario.

Tanto así que llegas a describirlo como el precursor de Google, especialmente por el Libro de los Epítomes, que es un intento faraónico por condensar el conocimiento y hacerlo “buscable” en pleno siglo XVI.

En realidad, yo pienso que toda su biblioteca y todos sus catálogos juntos son precursores de Google, una especie de algoritmo para intentar navegar en ese inmenso mundo de libros.

Porque, claro, tener todos los libros del mundo puede sonar como una buena idea, pero si no puedes encontrarlos puede ser peor que no tener ningún libro, puede convertirse en una verdadera pesadilla, como la biblioteca infinita de Borges, que es aterradora porque incluso en la más pequeña de las categorías, biografías por ejemplo, se pueden crear infinitas biografías de Hernando Colón. Todo se puede repetir.

Entonces, para hacerlo algo útil tienes que ser capaz de clasificarlo y darle un orden.

Él usó muchísimos métodos, pero quizás el más ambicioso fue en efecto El libro de los Epítomes, que buscaba reducir cada libro a un pequeño sumario, y con ello hacer más eficientes y rápidas las búsquedas de un ejemplar particular.

Hernando y Colón tuvieron una relación bastante intensa y en el viaje que hicieron juntos -el cuarto de Cristóbal a América- estuvieron a punto de morir. ¿Cuánto crees que lo influenció ser no solo su hijo, sino ser ilegítimo?

Creo que Colón es central en todo lo que Hernando fue.

Probablemente fue la persona que mejor lo conoció.

Imagínate lo que es vivir con alguien por un año en una pequeña cabina en un barco naufragado, esperando cada día que te llegue la muerte.

Sin duda, provoca un conocimiento del otro muy particular.

Y a la vez, como decías, estaba el asunto de la ilegitimidad, que por una parte implicaba que no podía heredar su fortuna ni sus títulos, y por otra lo hacía sentir una profunda necesidad de probar que era digno de ser su hijo.

Presumiblemente, la única forma que tenía de conseguirlo era hacer algo que emulara los logros de su padre y lo convirtiera en su hijo espiritual, ya que no lo era ante la ley.

Probablemente, lo que mejor refleja este punto es la biografía que Hernando escribe de su padre, y que encierra una paradoja fantástica: porque pensamos en Hernando modelándose en Colón, pero de hecho, casi todo lo que sabemos de Cristóbal proviene de su hijo.

Y no está del todo claro hasta qué punto nuestra imagen de Colón -al menos la legendaria y heroica que tuvimos durante siglos- fue modelada por Hernando.

De alguna manera revierte la idea de que los hijos no pueden existir sin los padres. En este caso, el padre casi no existiría sin el hijo, pero ¿cuán confiable es la imagen que nos entrega Hernando de Colón?

Yo creo que la biografía de Hernando, que es la base de la historia que tuvimos por cientos de años, es casi totalmente verdadera, pero no es completa.

Hernando era una persona muy meticulosa, y su libro contiene muchas referencias a documentos en los que hemos podido verificar que estaba diciendo la verdad.

Pero también es cierto que omitió cosas.

Cuando en el siglo XIX distintos estudiosos comenzaron a interesarse en esta historia y a buscar en los archivos, se encontraron las cartas de Colón y otros relatos de sus contemporáneos que nos han permitido hacernos una mejor idea de quién fue realmente y nos dan una imagen menos ideal, de un hombre que también hizo cosas terribles y al final de sus días estaba muy cerca de la locura.

También deja de lado y encubre la visión que Colón tenía de sí mismo como un mensajero de dios, que tiene que haber sido evidente para Hernando en el cuarto viaje, cuando pasaron tanto tiempo juntos, ni explica si hacia el final de su vida su padre había admitido que nunca llegó a las Indias Orientales, sino a un nuevo continente.

Pero no podemos olvidar el contexto en que fue escrito, que es extremadamente emocional: casi 30 años después de la muerte de Colón y en un tiempo en que su reputación estaba siendo destruida por distintos personajes que aseguraban que habían llegado a América antes que él.

Así que de alguna manera, Hernando escribió la biografía para salvar a su padre del olvido.

Tú mismo describes a Colón como un megalómano y narcisista, aunque tu propio relato refleja tan bien lo épico que era viajar en esos días que es casi imposible no empatizar con él.

Siendo realistas, solo un megalómano pudo haber pasado 40 días en el mar, sin ver nada ni estar seguro de que al otro lado habría algo. Hay que tener un enorme grado de seguridad personal.

Y por otro lado, es cierto que es una historia muy humana, porque aunque hoy Colón es famoso -o infame para algunos- hubo momentos en que él mismo llegó a pensar que parte de ese gran sueño que lo movía era falso: no encontró el oro que prometió ni hizo a los Reyes Católicos inmediatamente ricos. Creyó que iba a circunnavegar la Tierra y que con ello iba a cambiar la historia. Pero eso tampoco pasó.

Y eso lo hacía sentirse apenado, fracasado, una especie de paria.

Hacia el final de su vida, Colón sentía que nadie le reconocía lo que había hecho, y que todos sus planes y sus sueños quizás iban a terminar en nada.

Hay una parte en el libro, que es ciertamente poética, pero también reveladora de lo que significaba navegar en esos días, cuando en pleno cruce del Atlántico Colón descubre que la brújula no funciona correctamente y piensa en la hipótesis de que la Tierra tal vez no sea redonda, sino que tenga la forma del seno de una mujer, y que el pezón sea una cúpula celestial.

Sí, es bellamente asombroso.

Pienso que a veces la historia queda atrapada en una especie de mitología de que Colón fue quien reconoció que la Tierra era redonda.

Y aunque, probablemente en ciertos momentos lo creyó, en muchos otros tuvo razones para ponerlo en duda. Incluso para él, el mundo estaba constantemente cambiando de forma: era una pera, un seno…

Otro aspecto fascinante es la conciencia que parecía tener Colón de lo importante que son la narrativa y el lenguaje. Hay muchos ejemplos: sabía que al nombrar los sitios que descubría con nombres en español los hacía más de España y menos indígenas, que competía en la atención de los reyes católicos con la expulsión de los judíos y la reconquista… Pero sabemos que no era un hombre de gran educación. ¿De dónde crees que le nace esta conciencia?

Es cierto: toda la evidencia apunta a que era un hombre con poca educación formal.

Esta imagen muestra la llegada de Colón a América en 1492. Hernando lo acompañó en su cuarto y último viaje, en 1502.

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Esta imagen muestra la llegada de Colón a América en 1492. Hernando lo acompañó en su cuarto y último viaje, en 1502.

Sabemos que le dejó sus libros a Hernando, pero sólo conocemos cuatro. Debe haber tenido un pequeño número de textos que conservaba y consideraba valiosos porque pensaba que lo habían ayudado en sus travesías, entre ellos los “Viajes de Marco Polo”.

Pero sí tenía lo que a él mismo le gustaba describir como una lumbre, una especie de luz interior que hoy podríamos llamar una inspiración, que le permitía relatar sus viajes al Nuevo Mundo y todo lo que pasaba allá de una manera que la gente encontraba increíblemente cautivante.

A veces era grandilocuente y un poco teatral.

De hecho, pidió ser enterrado con las mismas cadenas con que llegó esposado a Europa de su tercer viaje, en uno de sus momentos de mayor fracaso.

Es un acto de gran dramatismo.

¿Y cuál crees que era su motor: ambición, poder, dinero, deseo por descubrir, o un poco de todo eso?

Yo creo que fue evolucionando a lo largo de su vida. Tenemos buenas razones para pensar que Colón, como muchos otros mercaderes italianos, buscaba una vía para reemplazar el comercio que estaban perdiendo en el este del Mediterráneo por el avance del Imperio Otomano, que crecía y crecía y les quitaba puertos para comerciar.

Pero cuando inicióa sus viajes y descubrió un mundo donde nadie había estado antes, su propia visión cambió y pasó de estar haciendo algo para ganar dinero y comerciar a algo que se transformó en uno de los grandes eventos de la historia.

Ahí es cuando desarrolló más y más su autoimagen como un hombre destinado a grandes cosas y comenzó a compararse con Noé, navegando a través del diluvio.

Y pienso que con Hernando pasa lo mismo: su colección de libros empezó porque amaba los libros, pero a largo de su vida se convenció de que está destinado a construir una gran máquina de conocimiento, que veía como uno de los grandes logros de la humanidad.

Que a la vez es una utopía. El título de libro, que corresponde a uno de sus catálogos, representa precisamente un momento de tristeza y fracaso. ¿Por qué lo escogiste?

Creo que es una frase preciosa y por eso me pareció que era obvio que tenía que ser el título.

Es un símbolo perfecto para los proyectos de Hernando, que tenían algo del mito griego de Sísifo, destinado a empujar perpetuamente un peñasco gigante montaña arriba hasta la cima, sólo para que volviese a caer rodando hasta el valle y de ahí empezar a empujarla de nuevo, y así indefinidamente.

La librería universal iba a ser siempre algo inalcanzable.

El catálogo de los libros naufragados enumera miles de libros que perdió en un naufragio cuando viajaban desde Italia a España. Tras la tragedia, lo conservó con la idea de reemplazar cada uno de los ejemplares.

Construir la biblioteca universal era como correr constantemente sobre arenas movedizas, siempre tratando de mantenerte sobre el nivel del agua, un sueño imposible.

El título intenta capturar eso.

¿Qué pasó con su librería cuando Hernando murió?

La heredó su sobrino, el hijo de su hermano Diego (el hijo legal de Cristóbal Colón), pero no la quiso, así que los libros fueron a dar a un convento donde Bartolomé de las Casas los usó para escribir su famosa Historia de las Indias.

Después fueron trasladados a la catedral de Sevilla, donde permanecieron encerrados, porque reinaba la Inquisición, y la sola idea de una biblioteca tan única y diversa era extremadamente sospechosa. Ahí quedaron olvidados y descuidados por siglos.

Hoy todavía forman parte de la catedral, pero solo se puede visitar si eres académico o para eventos específicos.

El libro es realmente fascinante de leer. ¿Cómo fue escribirlo?

Fue un gran placer.

'The Ship of Mismanagement', autor anónimo

Dominio público
El libro de Wilson-Lee incluye ilustraciones de la época.

Hernando es una figura fascinante y cuando escribes una biografía pasas tanto tiempo inmerso en la vida de otro que llegas a sentirte muy cercano.

Siento que él y yo tenemos mucho en común. Obviamente, yo no podría haber escrito este libro si yo mismo no fuese un maniaco de los libros.

Así que fue maravilloso vivir en su mundo.

¿Cuántos libros tiene tu biblioteca?

No los he contado. Yo diría que probablemente unos dos mil, pero seguro que mi esposa dirá que son más.

Finalmente, cada cierto tiempo se dice que Cristóbal Colón no era italiano, sino español o portugués. ¿Cuánta certeza tenemos sobre su origen?

Con personajes como Colón, no es raro que muchos quieran “apoderarse” de él.

Es verdad que hay pocos documentos, pero es no significa que los que hay no sean convincentes, especialmente si tomamos en cuenta que eso es lo que Hernando dice en su biografía.

Una de las cosas que probé durante mi investigación fue precisamente que Hernando escribió esa biografía. Había ciertas dudas, pero encontré documentos que confirman su autoría.

Así que estamos tan seguros de que nació en Génova como podemos estarlo de alguien que nació en la pobreza hace más de 500 años.

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