La mejor manera para que los demócratas derroten a Trump

Si soy electo presidente, me comprometo a ofrecer un nuevo camino hacia adelante —uno que no sólo corrija nuestras fallas morales, sino que fundamentalmente reforme nuestra economía con incentivos que siempre pondrán por delante al pueblo estadounidense

Tom Steyer es el más reciente aspirante a la candidatura demócrata por la Presidencia.

Tom Steyer es el más reciente aspirante a la candidatura demócrata por la Presidencia. Crédito: tomsteyer.com

Hace unas semanas pasé una tarde en Reno, Nevada, protestando con integrantes del sindicato de trabajadores automovilísticos (United Automobile Workers, UAW) afuera de una fábrica de General Motors. Mientras que GM percibe fuertes ganancias, muchos trabajadores no han visto un incremento salarial justo en más de una década.

Cuando las corporaciones dictan las reglas, uno generalmente puede apostar que los ejecutivos recibirán grandes bonos, los inversionistas recibirán dividendos, y los trabajadores no recibirán nada. según el Instituto de Política Económica (Economic Policy Institute), la proporción de pago entre ejecutivos y trabajadores se ha disparado de 20 a 1 en 1965 a 278 a 1 en el 2018.

La usurpación hostil de nuestro gobierno por parte de las corporaciones ha sido impulsada por cuatro décadas de políticas republicanas destructivas y la incapacidad de los demócratas de corregir estas políticas cuando han estado en el poder. Esta es una afrenta a la dignidad de la clase trabajadora. Nos ha llevado a los más altos niveles de desigualdad de ingresos en la historia de nuestro país.

Nuestro sistema está completamente distorsionado económica y moralmente

Soy progresista y capitalista, pero reconozco que el capitalismo desenfrenado nos ha fallado. Nos metimos en este embrollo a causa de los republicanos y a los intereses especiales, los cuales han protegido y promovido el bienestar de las corporaciones y los acaudalados a costillas del pueblo estadounidense. De acuerdo con el Instituto sobre Política Tributaria y Económica, la mitad de los beneficios de los recortes de impuestos aprobados por Trump irán directamente al 5% más rico de los estadounidenses.

Estoy en la contienda presidencial para detener y revertir esa tendencia. Para que los demócratas ganen en el 2020 y puedan gobernar de manera eficaz, debemos presentar un plan robusto que asegure el crecimiento de nuestra economía de una forma más equitativa pero sin sacrificar la innovación que alimenta nuestra fuerza competitiva.

Quiero ser muy claro: un sistema socialista o la nacionalización de ciertas industrias no es la solución. En vez de ello, yo creo en una agenda económica que se enfoque en “el pueblo por encima de las ganancias”. Así es como funcionaría:

Romper el yugo corporativista sobre nuestro gobierno

Actualmente, los contaminadores industriales continúan envenenando nuestro aire y nuestra agua, y los grandes bancos continúan apostando con la seguridad de la jubilación de los adultos mayores, priorizando sus ganancias por encima de los mejores intereses de la gente.

Ha llegado la hora de que el pueblo estadounidense escriba las reglas para que podamos revertir los niveles históricos de desigualdad que existen en nuestro país y se pongan en marcha políticas progresistas que hagan crecer nuestra economía para el beneficio de todos.

Esto significa reavivar la negociación entre corporaciones y sindicatos, elevar el salario mínimo a $15 la hora, y expandir el crédito por ingreso laboral, lo cual incrementará el salario de los estadounidenses que viven de quincena a quincena y los ayudará a mantener a sus familias.

Yo creo en la defensa y promoción de las organizaciones laborales, la primera y última línea de defensa contra el dominio corporativista. Los sindicatos protegen a los trabajadores de la explotación, defienden el derecho a un salario digno y hacen que las corporaciones rindan cuentas y traten a sus trabajadores más justamente.

Una democracia saludable requiere un gobierno que trabaje para el pueblo, no sólo para los políticos. Y sindicatos fuertes requieren corporaciones que funcionen para sus trabajadores, no sólo para sus directivos.

Invertir en nuestra gente

Necesitamos trabajar más duro para reorganizar los incentivos económicos primordiales que protegen a nuestra clase media y que promueven un crecimiento económico robusto y sustentable.

Esa es una de las razones por las que he hecho un llamado a un impuesto a la riqueza: un impuesto del 1% anual, basado en bienes, que esté destinado al 0.1% más rico de los estadounidenses. Si posees una riqueza mayor a $32 millones, pagarás un centavo por cada dólar que tengas por encima de ese nivel. Sin deducciones, sin exenciones, sin lagunas fiscales. Según el Instituto sobre Política Tributaria y Económica, en la siguiente década este impuesto generaría más de $1 billón, lo cual podríamos invertir directamente en el pueblo estadounidense.

Cerrar las brechas de oportunidad, garantizar la movilidad económica y fortalecer el crecimiento a futuro requiere de inversiones a largo plazo en educación, salud, inmigración, infraestructura, ciencia e investigación.

Estas prioridades han sido atacadas por casi 40 años con la finalidad de favorecer una filosofía de dádivas corporativistas que jamás ha funcionado.

La economía estadounidense depende del sector privado, y podemos utilizar este sector de manera correcta poniendo al pueblo estadounidense al mando de sus operaciones corporativas. Cuando el pueblo esté al timón de nuestra economía, liberaremos el potencial de innovación que nos ha ayudado a liderar el mundo.

Tomemos como ejemplo a Los Ángeles en 1960, donde las escuelas cerraban regularmente debido a “días de smog”. El Sur de California era conocido como la capital mundial de la contaminación.

El pueblo estadounidense exitosamente responsabilizó a la industria automotriz por la contaminación, y a pesar de los intentos de los cabilderos de la industria para impedir estas acciones, se promulgó la Ley de Aire Limpio porque en ese entonces el Congreso sí respondía a los millones de estadounidenses que hacían un llamado al cambio. Las regulaciones resultantes ayudaron a impulsar innovaciones claramente definidas, las cuales llevaron a la invención de los convertidores catalíticos y los depuradores de chimeneas industriales, revolucionaron a industrias globales y mejoraron incontables vidas.

Mi campaña a la presidencia es diferente porque yo sé lo que se necesita para invertir y construir prosperidad en la economía actual. A diferencia de Donald Trump, yo no heredé cientos de millones de dólares de mis padres. Yo fundé mi negocio de inversiones por mi propia cuenta en un cuarto sin ventanas y logré que creciera hasta llegar a ser una empresa internacional de miles de millones de dólares.

Yo puedo encarar a Donald Trump sobre el tema de la economía y exponerlo como lo que realmente es —un fraude y un fracaso.

Todos sabemos que la elección del 2020 se basará en la economía, particularmente conforme los planes económicos de Trump se van derrumbando. Es crucial que los demócratas respalden un plan económico que sea sólido y justo —un plan que resista los ataques de Trump. Estoy convencido de que soy el demócrata que está mejor posicionado para lograr esto.

Para mí, poner al pueblo por encima de las ganancias es mucho más que simplemente palabras. Durante los últimos 10 años he trabajado con millones de organizadores y juntos hemos enfrentado a las enormes industrias petroleras, tabacalerasfarmacéuticas —y las hemos vencido a todas.

Cuando nuestra economía empodere a todos los estadounidenses, podremos revertir décadas de ideología republicana que siempre ha favorecido a las corporaciones por encima del pueblo.

Lo que está en riesgo en esta elección no puede ser mayor. Tenemos un presidente que opera por fuera de nuestras leyes, que cada día pone a prueba nuestras normas constitucionales, y que nos ha colocado precisamente en el camino hacia la recesión.

El Partido Demócrata está en una encrucijada.

Si soy electo presidente, me comprometo a ofrecer un nuevo camino hacia adelante —uno que no sólo corrija nuestras fallas morales, sino que fundamentalmente reforme nuestra economía con incentivos que siempre pondrán por delante al pueblo estadounidense.

Tom Steyer es el fundador de NextGen America y Need To Impeach, y está en la contienda para la nominación del Partido Demócrata a la presidencia en el 2020. Las opiniones expresadas aquí son las del autor.

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