Empleados de limpieza de hospitales angelinos trabajan sin protección
Mientras la ciudad ha hecho obligatorio el uso de mascarillas, en varios nosocomios, donde se libra la batalla más férrea contra el coronavirus, trabajadores tienen que comprar en ferreterías su propia protección.
Cada día María limpia las instalaciones que acaban de desocupar pacientes del COVID-19 en un hospital del condado de Los Ángeles.
“No tenemos el equipo necesario para trabajar correctamente”, dice María en entrevista telefónica, “cuando voy al trabajo, yo llego con miedo, con ansiedad y demasiado estrés, porque no sé a qué me tengo que enfrentar con este coronavirus”.
Le dan una mascarilla por semana para que entre a cada sala a limpiar a fondo para garantizar que se deshace de todo rastro de coronavirus.
“Yo veo que los médicos y enfermeras tienen todo el equipo necesario para hacer su trabajo, pero nosotros no”, explica con un tono de preocupación.
Llega a cuestionarse si “mi vida es menos valiosa que la de lo médicos y las enfermeras”, porque es obvia la falta de protección, “¿porque yo trabajo en el departamento de limpieza no merezco el mismo trato?”.
María y Juan, un compañero suyo de limpieza, describen que los doctores y las enfermeras trabajan con casco especial para entrar a ver a los pacientes, tienen lentes parecidos a los de los motociclistas, sobre esos lentes otra protección, mascarillas N95.
Médicos y enfermeras tienen “su cuerpo está cubierto con batas especiales y usan guantes y cubren sus zapatos”, entre otro equipo.
En contraste, al personal de limpieza le entregan la mascarilla que tiene que guardar y reusar en la semana, una gorra y lentes regulares.
“Nosotros tenemos que buscar equipo que nos sirva, vamos por ejemplo al Home Depot a buscar qué nos pueda servir”, dice María.
Con ese equipo adaptado, pero sin garantías de protección adecuada, los trabajadores de limpieza de los hospitales del condado de Los Ángeles tienen que garantizar que desinfectan totalmente las áreas que los pacientes y el personal de Salud que enfrenta a la pandemia van dejando libre temporalmente, hasta que llega el siguiente paciente.
“Yo quisiera que entendieran que necesitamos mejor equipo para hacer nuestro trabajo”, dice María, “yo tengo miedo por mi salud y por mi familia”.
Los trabajadores de limpieza de los hospitales del condado de Los Ángeles, donde se enfrenta la mayor batalla contra el COVID-19 en California, no tienen seguro de salud.
En entrevista con La Opinión cuestionaban quién se haría cargo de ellos si llegaran a enfermar por desempeñar su trabajo.
Juan, por su parte, es uno de los encargados de pasar a recoger en tambos todo lo que recién se haya usado cuando se despeja una cama o habitación donde se atendió a un paciente con la enfermedad que causa el coronavirus.
“Tenemos que cambiar todo, hasta las cortinas, y si por el trabajo llegamos a perder la mascarilla que nos dan cada semana, pues tenemos que trabajar sin mascarilla: es un problema porque no nos dan otra”, explica Juan.
Recuerda que cuando la presencia del coronavirus recién se registró en el área de Los Ángeles “nos daban más equipo; nos daban cobertores de pelo, nos daban protectores para los zapatos, por ejemplo”.
Pero el empleado revela que conforme la presencia del coronavirus en Los Ángeles ha ido en aumento, “todo eso nos lo han ido quitando; nos dicen que ya no es necesario”.
La pregunta que hace Juan es cómo es que la situación se vuelve más riesgosa y la empresa para la que trabajan les retira protección con el argumento de que ya no se necesita.
“Con el tiempo nos hemos hecho amigos de enfermeros, y cuando vamos a entrar a un cuarto en que hay peligro, ellos mismos nos dicen, ‘no entres a ese cuarto si no tienes la protección necesaria’, porque es un lugar donde hay alguien positivo” en la prueba de COVID-19, explica el trabajador.
La empresa que contrata a ambos trabajadores, entre muchos otros, Morrison Heathcare, no respondió a solicitudes de la prensa, La compañía tiene como vocero o relacionista público a una firma especializada que ignoró peticiones.
Otro empleado, sin embargo, entregó a La Opinión copia de una comunicación en la que la gerencia de los departamentos de limpieza y retiro de desechos, entre otros, no requieren de mascarillas.
“NO ES NECESARIO usar una máscara en este momento, se proporcionarán máscaras disponibles. Es importante recordar que las máscaras no están destinadas a protegerte de los demás, son destinadas a contener enfermedades si usted mismo está enfermo / enferma”, según la empresa.
Raúl, un empleado de cafetería del Hospital General de Los Ángeles, dijo a La Opinión que dos de sus compañeros han enfermado de CIVUD-19 y teme que haya sido precisamente por falta de equipo adecuado.
Asegura que ambos empleados enfermaron por llevar alimentos a personas que alimentaban a los pacientes del coronavirus.
“Yo lo que pregunto es que, si todos los empleados del condado tienen buena protección, por qué nosotros no”, cuestionó Raúl.
Mientras La Opinión escribía este artículo, la ciudad de Los Ángeles endurece sus medidas en su lucha contra la propagación del coronavirus y desde este viernes, 10 de abril, obliga a sus residentes a utilizar una mascarilla o pañuelo para cubrirse la boca y la nariz mientras estén en un negocio esencial.
Todos los nombres de los empleados fueron cambiados por temor a represalia.