Lo que sucede en el cuerpo al dejar de comer lácteos por 30 días

Conoce las bondades medicinales de limitar el consumo de lácteos durante 30 días. ¡Te sorprenderás! Se beneficiará el metabolismo, el sistema cardiovascular e inmunológico

Productos lácteos

Productos lácteos Crédito: /Shuttestock

Desde que nacemos el alimento indispensable para un sano crecimiento es la leche, su consumo es determinante para mantener huesos y dientes fuertes y en general para gozar de un buen estado de salud. Es por ello que desde hace muchos años hemos crecido con la costumbre de relacionar el consumo de lácteos, como fuente principal fuente para obtener calcio y está es una creencia falsa.

Por supuesto que los productos lácteos brindan ciertos beneficios nutricionales que se deben en gran parte a su contenido en proteínas de alta calidad, fuente de aminoácidos esenciales y también por su contenido en vitaminas, minerales y lípidos como el ácido linoleico. Sin embargo en los últimos años se ha desatado cierta controversia en torno a su consumo, las alertas se encendieron cuando en la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard fue publicado un trabajo de investigación a través de una guía con una selección de productos adecuados para una dieta sana y la sorpresa de muchos fue que no incluía lácteos. 

Con base en esto se han realizado diversos estudios basados en diferentes programas de alimentación que han comprobado los efectos negativos que se derivan del excesivo consumo de lácteos. Es por ello que vale la pena detenerse a conocer las primeras reacciones que se dan en el cuerpo al pausar por algunos días su consumo.

1. Se da un proceso de desintoxicación

Cuando el organismo se acostumbra a la constante ingesta de lácteos es muy normal que cuando se dejan de consumir, el cuerpo presente algunas reacciones que son reflejo de la depuración. Entre los principales beneficios se destaca una liberación de las vías respiratorias y una mejor evacuación de los desechos del organismo.

2. Se elimina la inflamación estomacal

Según información liberada por el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de Estados Unidos (NIDDK, por sus siglas en inglés), de 30 a 50 millones de personas en su país son intolerantes a la lactosa, a lo que se le suman los datos liberados por la Facultad de Medicina de Harvard que señalan que cerca del 70% de la población mundial es intolerante a la lactosa; lo que sucede con esto es que nos acostumbramos a padecer los característicos síntomas digestivos, como es el caso de la distensión abdominal, hinchazón, gases y diarreas, los cuales se logran combatir sencillamente con una modificación dietética sin lácteos.

3. Es un buen método para bajar de peso

En muchos casos es normal consumir los lácteos comerciales, que son todo menos eso, esto se debe a que al ser productos altamente procesados contienen un alto contenido en azúcares añadidos, conservadores, saborizantes y grasas; debido a esto se vuelven productos calóricos y con un escaso aporte nutricional, lo que se deriva en un aumento de peso. Inclusive en los lácteos producidos artesanalmente o sin azúcar añadida, estamos propiciando el consumo de grasas; al detener su consumo nos daremos un descanso de las grasas animales y también de los productos procesados, ambos factores son de gran ayuda para bajar de peso.

4. Se regulan los altos niveles de colesterol

Cuando se da un excesivo consumo sobretodo de quesos como son los elaborados con leche cruda, se da un exceso en el consumo de grasa saturada y colesterol. Por otra parte son productos que se destacan por sus altos niveles de sodio, que alteran y elevan la presión arterial; dichos aspectos no sólo intervienen en un aumento de peso, elevan los niveles de colesterol malo y dañan significativamente el funcionamiento cardiovascular. El beneficio final detener su consumo es evidente, los niveles de colesterol se equilibran y se facilita la limpieza de lípidos en las paredes arteriales. 

5. Se eliminan riesgos de padecer asma y alergias

Los lácteos contienen una proteína que se llama caseína que se destaca por ser sumamente espesa, por lo que el organismo no puede eliminarla. Sin embargo en algunos casos tiende a adherirse en el intestino, impide la absorción de nutrientes y esto se relaciona con un deterioro en el funcionamiento de sistema inmunológico, lo que provoca un mayor riesgo de padecer problemas respiratorios, asma y todo tipo de alergias. 

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