El Hotel del Migrante: 10 años de ayuda en la frontera

Viajeros que esperan audiencias en California y deportados reciben cobijo en Mexicali

Los esposos Johnson y Katy Medina junto a su pequeño de 9 años. / fotos: Manuel Ocaño.

Los esposos Johnson y Katy Medina junto a su pequeño de 9 años. / fotos: Manuel Ocaño.  Crédito: Impremedia

El salvadoreño Johnson Medina, su esposa y el hijo de ambos, de 9 años, tardaron medio año en llegar a la frontera con Estados Unidos.

“No lo podíamos creer porque salimos de Honduras sin un centavo en la bolsa, atravesamos México en tren, siempre cuidando que no nos descubrieran. Por fortuna hay gente buena que le ayuda a uno”, dijo Johnson en conversación con La Opinión.

Platicó que además del entusiasmo de estar cerca a EEUU, lo que sentían era agotamiento. Durante el camino hubo quien les dio comida, a veces albergue —recordó Johnson— pero buscar continuamente la manera de seguir sin recursos fue extenuante.

Llegaron a Mexicali alrededor del 10 de abril. Supieron que las citas para pedir asilo estarían suspendidas varias semanas y, sin conocer a nadie ni saber a dónde ir, durmieron cerca de la terminal del tren. Al paso de los días, construyeron ahí una casita de cartón, con cajas que encontraron o que alguien les regalaba.

Johnson dice que ya tenían como 20 días en la casita de cartón cuando les platicaron sobre el Hotel Migrante y se dirigieron a ella caminando.

En el hotel los alojaron. Su cuarto, como todos los demás en el lugar, carecía de puerta pero colgaron una cobija y con eso encontraron privacidad.

Fue la primera vez en mucho tiempo que pudieron descansar y dormir en un lugar sin riesgos y a solas como familia, a esperar quizás a que en junio renueven las solicitudes de asilo en California.

De hotel a albergue

“Esa es la función que tiene este lugar”, dijo Sergio Tamai, el fundador del Hotel Migrante de Mexicali, “que las familias migrantes y los deportados tengan un lugar dónde quedarse’.

Durante la crisis hipotecaria, cuando el turismo se desplomó en 2007 y 2008, el hotel fue abandonado. Sin vigilancia, le robaron las puertas, tuberías y sistemas eléctricos.

En 2010 el gobierno de EEUU comenzó a deportar por Calexico (California) a Mexicali (México) a cientos de migrantes detenidos de regiones tan lejanas como Texas, de acuerdo con Tamai.

“Tal vez las autoridades estadOunidenses durante la presidencia de Barack Obama pensaban que el clima, que puede llegar a ser inhóspito en Mexicali, podría servir como elemento de persuasión para que los migrantes dejaran de querer cruzar”, comentó.

Tamai era entonces un dirigente social contra las altas tarifas de consumo eléctrico en Mexicali, donde en verano es imprescindible tener aire acondicionado y ventilación, pero el costo de energía es más elevado que en el resto del país.

Sergio Tamai es el fundador del Hotel Migrante de Mexicali.

Un día de 2010 reunió a numerosos deportados y los guió a ocupar el Hotel abandonado, que desde entonces se conoce como ‘El Hotel Migrante’, el lugar donde quienes intentan cruzar la frontera se alojan para recuperar energías antes de continuar.

Entre el 2013 y 2015 acogió a las primeras caravanas de centroamericanos que llegaban a la frontera.

Y en 2017, cuando unos 20,000 haitianos saturaron los refugios en Tijuana, centenares de haitianos y africanos llenaron el Hotel Migrante, que completó alojamiento con al menos 100 tiendas de campaña que instaló en la azotea del edificio.

En 2017, en el albergue habían decenas de haitianos. 

Ya en 2019, el hotel que opera con donaciones altruistas tcerró porque el consumo eléctrico que se debía, acumulado durante unos nueve años, sobrepasaba los $38,000.

“Conseguimos perdón para esa deuda y pudimos abrir de nuevo, aunque ahora pagamos renta y en ocasiones es muy difícil”, dijo Tamai.

El dirigente organizó en la planta baja un pequeño expendio de comida, que vende alimentos a precios más baratos que en el resto de la ciudad, pero permite tener algunos ingresos.

Actualmente, indica, se alojan en el hotel unos 80 migrantes centroamericanos y cerca de 60 mexicanos. En esta época de pandemia, los migrantes tienen que cumplir con una limpieza general del lugar y mantener distancia cuanto sea posible, dijo el dirigente.

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