Inmigrante desamparado relata como un baño le cambio la vida

De ser una persona sin hogar por 14 años, ahora es coordinador en la organización The Showers of Hope.

Ramón Aguilar es empleado de The Showers of Hope. (Sumistrada)

Ramón Aguilar es empleado de The Showers of Hope. (Sumistrada) Crédito: Showers of Hope | Cortesía

Ramón Aguilar durmió en las calles de Los Ángeles por unos 14 años hasta que recibió la ayuda que tanto necesitaba: una oportunidad de empleo, un poco de paciencia y comprensión.

Aguilar expresó que llegó a Estados Unidos de su natal El Salvador con una tía, justo cuando tenía apenas 5 años de edad. Él venía a reunirse con su madre, quien lo esperaba en Los Ángeles.

Sin embargo, la felicidad le duró pocos años porque su madre falleció poco tiempo después. Esa situación complicó su niñez y luego su adolescencia porque empezó a juntarse con malas amistades.

Aguilar recuerda que había quedado sin familia practicamente siendo todavía un niño.

No obstante, lo que parece haberlo afectado más fue una decepción amorosa que lo llevó a la depresión por varios años, expresó el inmigrante de ahora 44 años.

“Las cosas no salieron como yo esperaba y cuando más necesité a mi familia ellos no me ayudaron”, explicó Aguilar.

Le fue difícil superar la depresión la cual al paso del tiempo se apoderaba de su energía, explica. Es por eso que el pasto del parque MacArthur se convirtió en su cama por muchos años y aunque tenía trabajitos por aquí y por allá, nunca podía tener algo seguro.

Durante sus últimos tres o cuatro años de indigente Aguilar dormía en la camioneta que un amigo le prestaba.

“En los 14 años que no tuve un techo donde dormir, solo dormí cinco veces en una cama”, recordó.

No obstante, aseguró que pese a vivir en la calle por muchos años, él nunca desarrolló la mentalidad de un desamparado.

“Hay veces que la gente si se pone en la mente que son indigentes. Yo siempre andaba limpio y nunca perdí la fe”, dijo Aguilar.

“No quise ir a pedir ayuda a un refugio porque no quería que apareciera el nombre de otro latino en su lista”, explica.

Ramón Aguilar tenía cinco años cuando llegó a EEUU. (Suministrada)

Encuentra esperanza

Aguilar dijo que él estaba consciente de su situación y sabía que algún día saldría de ese hoyo al cual él mismo se había metido. Acepta que aunque el mundo entero quiera ayudar a una persona, si la persona que tiene el problema no pone de su parte, el cambio no se puede lograr.

Su golpe de suerte llegó el año pasado mediante un baño. Aguilar contó que vio llegar un tráiler con baños y un grupo de personas que invitaban a los desamparados de MacArthur Park a darse una ducha, libre de costo y sin pedir nada a cambio. Aguilar fue de los primeros en utilizar los baños portátiles.

“Y cuando salí del baño me vi como una nueva persona y me gustó mucho”, dijo Aguilar. “Así que les pregunté si me daban la oportunidad yo sería voluntario, y así empecé”.

Mel Tillekeratne  co fundador de Showers of Hope, una organización no lucrativa que se encarga de llevar baños portátiles a los vecindarios con más personas sin hogar, dijo que comenzaron el proyecto hace tres años con un tráiler y ahora tienen ocho baños y 24 localidades por todo el condado de Los Ángeles a donde ofrecen sus servicios.

El co-fundador dijo que el año pasado comenzó a escuchar comentarios muy buenos de un voluntario llamado Ramón [Aguilar].

“Y cuando iba a inspeccionar los lugares lo veía primero en una localidad y después en más localidades”, contó Tillekeratne. “Siempre era el primero en llegar al lugar donde nos instalaríamos y era el último en irse”.

Añadió que la motivación y pasión de Aguilar por el trabajo le hizo ganarse un empleo pagado con la organización.

“Empezamos con dos días a la semana y ahora esta trabajando con nosotros seis días a la semana; además, ya es uno de los coordinadores”, dijo Tillekeratne. “Él puede conectar con la gente que llega y es muy bueno ver eso porque demuestra confianza”.

Ya hay nueve baños portátiles que recorren 24 zonas en el condado de LA. (Suministrada)

La organización que comenzó mediante recaudaciones de fondos ahora recibe subvenciones de la ciudad y el condado de Los Ángeles para que funcione los siete días a la semana.

Ayuda para salir adelante

Tillekeratne dijo que antes de que comenzara la pandemia los interesados en ocupar las duchas no solamente recibían un baño caliente, pero en ocasiones también botanas y orientación de cómo recibir servicios de abuso de sustancias, salud mental, vivienda así como organizaciones que ayudan a los desamparados.

“Aquí te das cuenta que no solo se trata de un baño; el objetivo es hacer sentir a las personas como humanos”, aseveró el co-fundador.

Mientras que Aguilar expresó sentirse muy agradecido por la oportunidad que le han brindado en Showers of Hope. Ahora su vida ha cambiado. Ya cuenta con un lugar temporal donde dormir y espera pronto poder conseguir un lugar permanente.

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