Primex Farms reabre pero cada vez hay más trabajadores con COVID-19

Empleados de una planta procesadora de pistachos piden mayor protección ante el coronavirus

Remigio Ramírez se contagió del COVID-19 en el trabajo. (Suministrada)

Remigio Ramírez se contagió del COVID-19 en el trabajo. (Suministrada) Crédito: Cortesía

Remigio Ramírez, quien está a cargo del mantenimiento de la maquinaria en una planta procesadora de pistachos, dice que trató repetidamente de decirle a sus supervisores que estaba enfermo. Cuenta que no lo dejaron ir a casa ni tomarse un tiempo libre para hacerse la prueba del coronavirus.

“Comencé a sentirme enfermo como tres días antes [del diagnóstico] y le pedí a mi supervisor que me dejara ir a casa y dijo que había mucho trabajo y que no había suficientes empleados”, recordó.

“Luego hice una cita para ir al doctor, pedí permiso nuevamente, pero para cuando me dejaron salir la clínica ya estaba cerrada”.

Ramírez, de 54 años de edad, ha trabajado en la planta Primex Farms, localizada en Wasco, una ciudad en el Valle de San Joaquín, durante más de 12 años.

La compañía, que procesa más de 60 millones de libras al año de nueces, tiene alrededor de 400 trabajadores en la planta de empaque durante todo el año —muchos de los cuales ganan un salario mínimo.

A pesar de que en el lugar ya habían decenas de personas con COVID-19, como Ramírez —indicó el sindicato United Farm Workers (UFW)— la planta Primex no cerró hasta el 26 de junio. Eso fue 10 días después de que Ramírez dijo haber dado positivo y 16 días más tarde de que se confirmara el primer caso de coronavirus en dicha empresa.

La planta reabrió con operaciones limitadas el miércoles 1 de julio tras cerrar de manera voluntaria, dijeron los empleados. Pero los trabajadores añadieron que todavía están preocupados y no se sienten seguros para regresar a trabajar.

Hasta inicios de este mes, 78 trabajadores de la planta Primex, cerca de la quinta parte (20%) del personal que tiene durante todo el año, tenían COVID-19, dijo UFW.

No obstante, el sindicato dio a conocer este sabado que los casos llegaban a 92 y agregó que a ello se le suman familiares de los trabajadores —32 adultos y 23 niños. El más pequeño tiene solo nueve meses.

“Hablamos con los trabajadores y les dijimos que compartieran con nosotros sus resultados [del COVID]”, dijo Armando Elenes, secretario tesorero de United Farm Workers, que está ayudando a los trabajadores a pesar de que no esten sindicalizados.

“Los números cambian rápidamente. Nos envían mensajes de texto y/o fotos de sus resultados”.

Primex no respondió a las repetidas solicitudes de preguntas sobre el brote o las precauciones que ahora está tomando. Sin embargo, su portavoz envió un comunicado este mes diciendo que su instalación de procesamiento es parte del sistema de producción y distribución de alimentos identificado como infraestructura esencial durante la pandemia.

“Lo que eso significa es que es nuestro trabajo y nuestra responsabilidad es continuar produciendo productos seguros y saludables para nuestros clientes mientras hacemos todo lo que está a nuestro alcance para proteger la salud y el bienestar de nuestros empleados y de las comunidades en las que vivimos y trabajamos”, dijo la portavoz de Primex, Mogjan Amin.

La compañía reabrió con un número limitado de trabajadores y de horas laborales.

El analista Gaspar Rivera-Salgado, del Centro Laboral de la UCLA, dijo que los trabajadores agrícolas y los trabajadores de las plantas empacadoras a menudo quedan desprotegidos y son vulnerables al virus.

“Los trabajadores agrícolas fueron declarados esenciales, pero el estado nunca estableció protocolos de salud específicos ya que los empleadores tenían que hacerlo”, explicó.

“Se estima que entre el 65% y el 80% de los trabajadores agrícolas son inmigrantes y muchos tienen miedo de hablar”.

Rivera-Salgado agregó que las condiciones de hacinamiento también son un problema cuando un trabajador llega a casa y sin saberlo infecta a miembros de la familia.

“Son trabajadores esenciales, pero para las empresas no valen más que la producción”, señaló el analista.

Trabajadores protestaron por la falta de seguridad. (UFW)

Buscando condiciones de trabajo seguras

Los trabajadores dijeron en una conferencia de prensa virtual a inicios de julio que la compañía no les dio equipo de protección y no siguió las pautas recomendadas por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades.

Y agregaron que inicialmente, la compañía vendió las mascarillas a los trabajadores a $8 por pieza.
Añadieron que a quienes se infectaron se les aconsejó mantener la confidencialidad, y que si solicitaban tiempo libre para la cuarentena, se les pidió renunciar.

Algunos trabajadores dijeron que la compañía nunca les habló de las infecciones. Dijeron que aprendieron sobre el coronavirus de otros trabajadores y por reportes de las noticias.

Ahora los trabajadores exigen distanciamiento social, pago de salarios durante los cierres, saneamiento minucioso y diario de las instalaciones, pruebas de COVID-19 de todos los empleados actuales y equipo de protección gratuito.

United Farm Workers dijo que la compañía ahora está ofreciendo las pruebas del coronavirus a los trabajadores en la planta.

Y que la compañía acordó que los empleados de 65 años o más pueden quedarse en casa si tienen miedo de regresar a trabajar y se les pagará, y que los trabajadores —independientemente de su edad— que den positivo al COVID-19 pueden quedarse en casa y recibir salarop.

Sin embargo, los trabajadores aún no saben si se les pagará por los días que la empresa estuvo cerrada.
Primex confirmó en su declaración que “desafortunadamente una cantidad de empleados” dieron positivo para el virus.

“En respuesta, suspendimos temporalmente nuestras operaciones e instituimos un riguroso programa de pruebas, junto con una serie de medidas de protección”, dijo Amin.

“A los empleados que resulten positivos o que exhiban síntomas se les indicará que se queden en casa, con licencia por enfermedad y con la paga completa”.

No obstante, no se ofreció ningún detalle sobre las medidas de protección.

Primex dijo que realizó una limpieza profunda de la planta. Pero los trabajadores dijeron que la compañía simplemente realizó su fumigación interna programada regularmente contra las plagas, una práctica mensual normal.

“Eso está muy lejos de ser una desinfección completa de todas las instalaciones contra el coronavirus [hecha] por una empresa externa especializada”, expresó UFW.

Toda la familia también está enferma

Remigio Ramírez dijo que sus síntomas inicialmente eran similares a un resfriado común, pero luego su cuerpo comenzó a sentirse caliente y sus pies estaban extremadamente fríos.

“Ese día era el cumpleaños de mi esposa. No me sentía bien, así que cuando llegué del trabajo solo me fui a mi cuarto”, dijo el encargado del mantenimiento de la maquinaria en Primex Farms.

“Al día siguiente, vi que mi esposa y mis hijas también estaban muy enfermas”.

La esposa de Ramírez le dijo que se hiciera la prueba del COVID-19. Cuando llamó al número del condado de Kern, le dijeron que no había pruebas disponibles.

“No tenía tiempo para esperar, así que fui a una clínica local y pagué como $200 para hacerme la prueba”, contó.

Agregó que él, su esposa e hijas, de 21 y 12 años, también dieron positivo.

“Nunca en mi vida pensé que me daría coronavirus”, dijo Ramírez. “Desde entonces, he tratado de ser fuerte por mi familia. Se preocupan mucho por mí, pero trato de levantarme todos los días y tener una vida normal”.

Esta es la primera vez en 12 años que este hombre lleva tanto tiempo en casa. Había estado trabajando siete días a la semana de 6:00 a.m. a 6:00 p.m.

Ramírez ha ganado $21 por hora durante los últimos nueve meses. No obstante, cuenta que antes de eso y durante unos 12 años, ganó el salario mínimo.

Planeaba regresar a la planta esta semana y aún desconocía si le pagarían por las dos semanas de trabajo perdido.

Ni siquiera estaba seguro de si tendría aún su trabajo ya que indicó que nadie de la compañía ha hablado con él desde que les dijo que dio positivo.

Dijo que sus supervisores se molestaron cuando se enfermó.

“Solo hay dos [empleados] que tenemos mucha experiencia con la maquinaria”, dijo Ramírez. “Los supervisores estaban enojados por el trabajo, no por mi salud”.

Jacqueline García es reportera de La Opinión en Los Ángeles. Este artículo es parte de The California Divide, una colaboración entre las salas de redacción que examinan la desigualdad de ingresos y la supervivencia económica en California.

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