Los Ángeles se queda sin Festival del Día del Salvadoreño

La cancelación del evento debido a la pandemia golpea la economía de artesanos, músicos y comerciantes

Más de 30 artesanos suelen apoyarse en las ganancias del evento en LA. / foto: cortesía de Ana Segura.

Más de 30 artesanos suelen apoyarse en las ganancias del evento en LA. / foto: cortesía de Ana Segura. Crédito: Cortesía

El Festival del Día del Salvadoreño que se celebra cada año en honor al Divino Salvador del Mundo tuvo que suspender sus actividades este fin de semana debido a la pandemia por el COVID-19, golpeando a decenas de comerciantes que participan siempre en dicho evento.

La feria, que se realiza desde hace 22 años en Los Ángeles en simultáneo con la celebración de las fiestas patronales de San Salvador,es el lugar donde más de 45,000 personas se reúnen el primer fin de semana de agosto para disfrutar de comidas típicas salvadoreñas; además de comprar artesanías, dulces y escuchar música en vivo.

Jaime Tejada, tesorero del comité organizador de la Unidad de Comunidades de El Salvador (UNICOMDES USA), dijo a La Opinión que la decisión de cancelar el evento fue difícil, sobre todo por tratarse de una “fecha muy especial para la comunidad salvadoreña” y el impacto que tendría entre los comerciantes, pero no tuvieron otra opción que velar por la seguridad de los ciudadanos.

“Es una celebración que mucha gente espera para ir a divertirse y ver a sus paisanos… Lastimosamente a los comerciantes les afecta mucho esta situación, porque casi no tienen entradas [económicas]. Ese es su negocio, muchos se dedican a andar en diferentes festivales y también afecta a las personas a las que les dan trabajo”, explicó Tejada.

Al menos 27 comerciantes y 15 artistas participan en el Festival del Día del Salvadoreño que se realiza sobre la calle Venice y que este año han tenido que buscar otras opciones para generar ingresos para sostenerse durante la pandemia, como es el caso del cantante Jorge Alvarado.

“El Capitán de la Bachata” como se le conoce en el medio artístico ha participado en ocho festivales del Día del Salvadoreño y explica que la situación que atraviesan los artistas empieza a volverse insostenible.

“Nosotros vivimos de la música, yo no tengo otro empleo y eso lleva a un nivel de desesperación. Uno entra en etapas de estrés bastante difíciles, entonces tienes que buscar otras actividades como salir a caminar, porque te pones a pensar es muy difícil lo que estamos viviendo”, comenta.

“A veces uno hasta dice que no importa la siguiente comida, pero los pagos que hay que hacer sí y entonces todo eso va a quitando vida”, indicó el oriundo de Ilobasco en el departamento de Cabañas.

El cantante, que llegó a Los Ángeles hace 21 años, explica que ha tenido que realizar diversos empleos para poder continuar con sus pagos mensuales y ayudando a su mamá en El Salvador.

“Yo he estado dispuesto a lo que venga, he andado haciendo limpieza con una muchacha que a veces necesita ayuda. No importa que lejos esté o el horario que sea. He andado como ayudante de jardinero, no estaba en mis planes, pero para sobrevivir uno tiene que hacer lo que venga”, dice lleno de orgullo este hombre cuya pasión está arriba del escenario y donde espera pronto volver a animar a su público.

Al festival, podían llegar hasta 45,000 personas a disfrutar del arte y la cultura de El Salvador. / foto: suministrada.

Apoyo a los artesanos

Los artesanos que viajaban desde El Salvador a Los Ángeles para vender sus productos, también se han visto afectados con la cancelación de este y otros festivales.

Ana Segura, residente de la ciudad de Los Ángeles, es la encargada de apoyar el trabajo de 32 artesanos y emprendedores salvadoreños, muchos de ellos viajan para asistir al festival y otros envían sus obras de arte para que ella pueda venderlas y enviarles las ganancias.

La mercancía que no se vende durante el fin de semana, Segura la compra para continuar ofreciéndola a través de su tienda virtual La Guanaquita Artesanías y Más.

“La situación está muy difícil para nuestros artesanos, en estos momentos yo lo que he hecho es sacar la mercadería que me ha quedado [del festival pasado] y en algunos lugares donde me han dado la oportunidad de poner una mesita la mercadería se esta vendiendo al costo”, dice.

“Con eso, he podido enviarles ese dinero a nuestros artesanos para que tengan dinero para su comida”, explica la mujer santaneca.

A través de estás ventas que realiza cada jueves afuera del restaurante El Corredor de la ciudad de Los Ángeles, ha recaudado fondos para apoyar a los emprendedores salvadoreños.

“Hemos perdido mucho, por no decirlo todo, pero es un tiempo de mucha dificultad.Con esa mercancía es como puedo ayudarlos”, explicó Segura, que además de ser comerciante trabaja dando masajes terapéuticos y como niñera.

El Festival es también una oportunidad de reencontrarse con la cultura.

‘La Mexicana salvadoreña’

La comunidad salvadoreña no es la única que sufre los estragos de la cancelación del festival. Marina Gutiérrez, originaria de Guerrero (México), lamenta no poder llevar sus tradicionales platillos salvadoreños al evento en el que ha participado durante más de 20 años.

Por su sazón en la comida cuscatleca ha sido nombrada “la mexicana salvadoreña”, luego de que hace más de dos décadas se enamorara de las pupusas.

“En la feria del salvadoreño vendemos pupusas, riguas riquísimas, panes con pollo, yuca con chicharrón, yuca con fritada y toda clase de comida salvadoreña. Ahora estamos muy tristes por todo lo que está pasando”, dijo la mujer de 62 años que tiene un restaurante en condado de Orange.

“No tiene idea cómo la cancelación de este evento me ha afectado tanto a mí como a toda la comunidad centroamericana. Ese festival es tan sonado, mucha gente se junta para celebrar, es algo grande”.

Esta mexicana lamenta el impacto que el comercio está sufriendo durante la pandemia. “Nos ha afectado mucho, más que nada económicamente, porque estamos falta de recursos. Uno contaba con este festival para sobrevivir y ahora lo único que tenemos es agradecer a Dios que nos tiene con vida y pedirle que se lleve este virus para volver a la normalidad”.

Con esa misma fe, la comunidad cuscatleca en el sur de California espera pronto volver a festejar su día, como lo ha hecho durante más de dos décadas.

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