La pandemia desentierra la desigualdad y el racismo en muchas áreas de la vida en Los Ángeles
El condado lanza el plan ‘No volver atrás’ para minimizar las injusticias sociales.
Zurisaday Arreola, una estudiante de 16 años con aprovechamiento de 3.8 en la preparatoria Méndez, recuerda cuando hace cinco años en la secundaria donde estudiaba, el director y un policía entraron sorpresivamente a clase, la sacaron, la esculcaron y revisaron con detector de metales su mochila. Luego la dejaron ir.
Las autoridades la habían elegido al azar, pero desde entonces sus compañeros la veían con recelo; al actuar así, el director y el agente la habían criminalizado, la habían convertido innecesariamente en sospechosa a los ojos de los estudiantes.
Zurisaday dijo que esa experiencia la llevó a unirse a la organización InnerCity Struggle, donde se ha convertido en dirigente de innumerables jóvenes que han llevado una vida como la suya.
“Mi papá es carpintero, pero también está orgulloso de tener un título en ciencias políticas en una de las universidades más prestigiosas de América Latina, la Universidad Nacional Autónoma de México:”, comentó Zurisday, “pero, lamentablemente, su título no está reconocido en este país. Mis padres son inmigrantes indocumentados de México”.
Un día en que la madre llevaba a un concierto a Zuridasay, la mamá conducía y se puso tan nerviosa al ver una patrulla, que se pasó un alto y el oficial le ordenó detenerse. Zuridasay, que era una niña, pedía en llanto al policía que por favor no deportara a su mamá.
Esa clase de experiencias han estado en sus 16 años de vida de manera regular, pero con la llegada de la pandemia, la joven confirmó cómo las diferencias sociales y económicas pueden endurecer más las circunstancia de muchos angelinos.
Por la contingencia, su padre perdió el trabajo, la familia no recibió ayuda por la condición migratoria de sus papás, encima está el riesgo de lo que pueda pasar si alguien en la familia enferma sin seguro. La vida cambió y Zurisaday, quien tenía que tomar sus clases por internet, no tenía computadora ni señal confiable de WiFi.
Por suerte InnerCity Struggle les dio laptops a ella y a su hermana y un acceso que no falla a la hora de las clases. La joven ahora puede continuar su sueño de estudiar Ciencias Políticas como su padre, y mientras tanto se propone apoyar una iniciativa del condado de Los Ángeles llamada No Volver Atrás.
Es un plan de acción integral que reconoce que si antes de la pandemia en Los Ángeles había racismo, discriminación y desigualdad en cada área de la vida de los angelinos, la contingencia sanitaria vino a reflejar las disparidades como nunca antes, y No Volver Atrás es, como su nombre lo dice, evitar regresar a ese pasado o normalidad de antes del COVID 19.
“Muchos de nosotros hemos pasado nuestras carreras profesionales afianzando sistemas inoperantes y racistas, y este momento nos llama a crear algo mejor”, dijo Miguel Santana, ex funcionario del condado que ahora encabeza el comité de No Volver Atrás.
Dijo que cuando llegó la pandemia, “con claras disparidades raciales, el viejo sistema estaba fallando a millones de angelinos en términos de salud y vivienda, educación y empleo, cárceles y vigilancia policial”.
Precisamente, explicó, “no podemos volver a como estaban las cosas antes de la pandemia. Necesitamos una nueva normalidad más inclusiva y equitativa”.
Se trata de no regresar a lo que la pandemia ha dejado al descubierto, como la desigualdad laboral, “casi la mitad de la población blanca tiene empleos de menor riesgo, no esenciales, que requieren menos contacto con personas”, mientras que los negros y latinos tienen más empleos de más contacto con personas.
Un estudio de No Volver Atrás, dice que por esa disparidad la tasa de mortalidad de personas negras duplica la de personas blancas y la tasa de mortalidad de los latinos es aún mayor.
En la desigualdad en educación, el estudio dice que el 39 por ciento de los niños latinos y el y 37 por ciento de los niños negros en edad escolar carecen de computadoras y de una conexión a internet de alta velocidad.
Los niños en hogares de crianza y los que tienen limitaciones físicas, además de carecer de equipo para estudiar son quienes más desertan los estudios.
También está la desigualdad por el origen étnico. El 18 por ciento de los angelinos, casi uno de cada cinco, es indocumentado o vive con un familiar que lo es, de acuerdo con el estudio en que se basa el plan de acción de No Volver Atrás.
Cerca de 200,000 niños tienen padres con estatus migratorio mixto, lo que les excluye de ser elegibles para recibir la ayuda federal a través de los programas de estímulo lanzados a raíz del COVID 19.
El estudio lo hicieron el profesor Manuel Pastor, del Instituto de Investigaciones sobre Equidad de la Universidad del Sur de California (USC), y el profesor Gary Segura de la Escuela Luskin de Relaciones Públicas de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).
Ambos académicos concluyeron diez recomendaciones para el plan de acción que será financiado por organizaciones filantrópicas para No Volver Atrás.
Pastor y Segura sostienen que, como principio, se puede aprovechar que la pandemia dejó más al descubiertas las desigualdades, para hacer cambios en vivienda, justicia económica, en salud mental y física, en dar voz a la juventud, a los migrantes y ver de cerca el papel de las organizaciones sin fines de lucro.
Recomiendan que esos principios se complementen con iniciativas que establezcan la conexión a internet de alta velocidad como un derecho civil; también promover una “ciudadanía californiana” que garantice acceso equitativo en servicios para todos sus residentes, independientemente de su estatus migratorio.
También proponen una estrategia regional de “Viviendas para Todos” que resuelva el problema de las personas que viven en la calle en Los Ángeles.