Una nueva Corte Suprema

Existe ahora una mayoría de 6 contra 3 que podría perdurar por años.

La prioridad de esta semana del Senado fue confirmar a la jueza Amy Coney Barrett.

La prioridad de esta semana del Senado fue confirmar a la jueza Amy Coney Barrett. Crédito: EFE | EFE

La mayoría republicana en el Senado manejó la nominación de Amy Conet Barrett en poco menos de cinco semanas en lugar de un proceso que usualmente lleva meses, para aterrizarla en la Suprema Corte de Justicia.

Fue la primera vez en 151 años que el Senado aprueba un juez con nulo apoyo del partido de oposición.

Barrett reemplaza a Ruth Bader Ginsburg, que falleció una semana antes.

Pero no puede reemplazarla en logros como jurista, o abogada, o activista. Bader Ginsburg fue un adalid de los derechos de las mujeres y las minorías. Barrett podría echar por tierra los logros que le debemos.

Este tribunal, que tiene enormes poderes concentrados en las opiniones de nueve personas, está ahora desconectado de la vivencia estadounidense.

La elección de Amy Conet Barrett es pues un hito histórico al tiempo que una manifestación de la principal anomalía política del país.

La manera de llevar el proceso fue cínica y funcionó a la perfección: los senadores republicanos de quienes se esperaba decencia y oposición o al menos crítica desaparecieron. La candidata jamás contestó preguntas certeras e importantes. El líder del Senado Mitch McConnell de Kansas acortó las sesiones.

Existe ahora una mayoría de 6 contra 3 que podría perdurar por años.

En pocos días tomará una decisión sobre Obamacare que podría dejar sin seguro médico a ocho millones de estadounidenses. Barrett en el pasado lideró la oposición a Obamacare.

Barrett ha sido activista contra el el derecho de la mujer al aborto. En breve tendrá la oportunidad de declarar nulo el veredicto de Roe vs. Wade y volver a prohibirlo.

El proceso de aprobación y la juramentación de Barrett fue otro motivo de alarma. Quien haya presenciado la ceremonia en la Casa Blanca no pudo dejar de ver a Donald Trump en el medio del cuadro, asintiendo y aplaudiendo como si los jueces estén a su mando.

Pero lo que más subleva en el exitoso gambito de la Casa Blanca y el Senado que culminó con Barrett en el tribunal es la expectativa de los republicanos de que la jueza consolidará una mayoría judicial que les otorgue la victoria en las elecciones de dentro de menos de una semana. Esperan que, no importa lo absurdo de sus alegatos, la Corte ahora le dará un segundo término a Donald Trump en bandeja de plata.

En estos momentos, la mejor – quizás única – manera de evitar este resultado es si el pueblo estadounidense la propina a Donald Trump una derrota aplastante en las elecciones, y claramente en el conteo de los electores. Lo que una vez más significa que debemos participar en la vida cívica y votar.

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