La vida sin fronteras y otros secretos de Abraham Ancer, el golfista que salió de Reynosa para brillar en el Masters

"Daría cualquier cosa por tenerlo conmigo ahora", reveló Ancer acerca de su padre, quien es la razón de que sea golfista

Abraham Ancer tiene una gran historia.

Abraham Ancer tiene una gran historia. Crédito: Rob Carr | Getty Images

Cuando Abraham Ancer padre miraba torneos de golf en la televisión en su casa de Reynosa, México, solía decirle a su esposa Verónica y a sus hijas mayores que algún día vería allí a Abraham hijo -entonces todavía un menor de edad- compitiendo contra los mejores.

El hombre no estaba equivocado en cuanto al futuro brillante de su hijo en el deporte, pero tristemente falleció en 2014 y no pudo ver hecho realidad lo que por tanto tiempo se imaginó: Abraham Ancer convertido en golfista profesional del PGA Tour.

“Daría cualquier cosa por tenerlo conmigo ahora para que viviera todo lo que me está pasando. Le hubiera encantado”, confesó Ancer hace algunos meses.

Las emociones más profundas deben estarse viviendo estos días para la familia Ancer. Abraham, de 29 años de edad, se ha revelado como una súper sorpresa del golf mundial.

Jugando su primer Masters en el mítico campo de Augusta National, en Georgia, el mexicano marchaba en el segundo lugar luego de tres rondas y amaneció el domingo con legítimas posibilidades de cubrirse de gloria en el torneo más importante del mundo, si bien se encontraba con cuatro golpes de desventaja respecto al líder Dustin Johnson.

“Él fue mi héroe y mi mejor amigo al mismo tiempo”, dijo Ancer acerca de su padre en un reportaje producido por el PGA Tour en el que el golfista mexicano relató su historia, la cual por cierto es muy auténtica y conmovedora, sobre todo porque muestra el gran amor que Abraham tiene por sus raíces mexicanas.

Ancer empezó a jugar golf desde niño siguiendo los pasos de su padre, quien ya lo llevaba al Club Campestre de Reynosa desde que estaba en pañales.

Para hacer el reportaje, Ancer condujo las 11 millas que separan a McAllen (Texas) y Reynosa (Tamaulipas) para visitar la casa en la que creció, la cual se puede ver que no era para nada lujosa.

“Once millas, pero honestamente mundos aparte. Me la pasé muy bien creciendo aquí. Muchos buenos recuerdos”, contó. “No es muy común en México poder jugar en un club de golf, yo fui realmente afortunado de poder crecer aquí y tener la oportunidad y las facilidades para jugar”.

Ancer, quien tiene la doble nacionalidad como muchos en la frontera, eventualmente tuvo que mudarse a McAllen a estudiar la preparatoria y poder dedicarse más en serio al golf. Su talento era real, pero en parte debido a lo remoto de la región pasó mayormente inadvertido y solo el pequeño Odessa Junior College, en Texas, le ofreció una beca.

Más tarde llegó a la Universidad de Oklahoma, donde como el propio Abraham dice, encontró su golf y encontró su voz.

Ryan Hybl, el coach de golf de los Sooners, se dio cuenta que Ancer era una joya.

“Él no tuvo muchas oportunidades como juvenil, la gente me pregunta mucho acerca de él como jugador junior, y yo les digo que no es que no fuera bueno, sino que nadie lo conocía“, explicó Hybl en el reportaje.

Ancer se hizo profesional en 2013 y en 2016 obtuvo su tarjeta del PGA Tour. En 2018 se coronó en el Abierto de Australia, y en 2019 y el presente 2020 siguió creciendo como profesional, incluso jugando al lado de Tiger Woods en la Ciudad de México en febrero.

Abraham Ancer, orgulloso de representar a México. /Agencia Reforma

“Siempre soñé jugar en el PGA Tour, como Tiger Woods, y ¿saben lo mejor de mi familia y mis amigos en Reynosa? Ellos nunca me dijeron que no podía”, recordó Ancer.

Pero sinceramente era imposible imaginarse que el chico de Reynosa podía actuar como lo ha hecho esta semana en el Masters.

“Es realmente increíble para mí estar en el PGA Tour, no hay muchos golfistas que salgan de Reynosa, pero estoy muy orgulloso de eso”, dijo. “Muchas cosas se alinearon para que yo me encuentre en donde estoy ahora”.

Ancer, con un futuro brillante que está proyectando ante los ojos del mundo en Augusta, no pierde el piso. De hecho, él mismo se ve como un producto de la frontera y espera poder ser un buen ejemplo de ella contrario a las muchas noticias negativas que allí se producen.

“Puedo jugar el deporte que amo en y para dos países que me han dado tanto. Puedo representar lo mejor de dos sitios y vivir mi vida sin fronteras”, agregó Ancer.

“Creo que en la frontera hay muchas cosas buenas que mucha gente simplemente no puede ver… Ojalá podamos mostrar a la gente un poco de lo que podemos ser y no solo las cosas negativas”.

De lo anterior no hay duda. Abraham Ancer lo ha logrado.

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