Vacuna de COVID-19 da esperanza a los cansados trabajadores de la salud
Sienten que la inmunización les aporta una protección extra para lidiar contra el virus
Olivia Olmos, jefa de las enfermeras registradas del Hospital Adventist Health White Memorial, sintió un gran alivio cuando el jueves 17 de diciembre recibió la vacuna de COVID-19.
“Me la pusieron como a las 5:30 de la tarde, y al día siguiente comencé a trabajar a las 5:30 de la mañana como cualquier otro día laboral. Solo siento un poquito de dolor muscular en mi brazo, pero no he tenido fiebre ni dolor de cabeza”, dice.
Como una enfermera registrada que se expone todos los días en la primera línea de batalla contra la pandemia, Olivia fue de las primeras en ser vacunadas esta semana en el Hospital Adventist Health White Memorial.
A casi de 9 meses de que la crisis de salud estallara en el condado de Los Ángeles, dice que ella y el personal médico se sienten cansados. “Más que un cansancio físico es mental. Cada vez hay menos recursos y más pacientes por atender. Es muy estresante; y es triste que mucha gente no se cuide”.
Casada y madre de dos hijas de 17 y 14 años, comparte que los últimos 10 días han sido muy duros para el personal médico con cada vez más pacientes por atender. “No sabemos qué más podemos hacer para ayudar. Han sido días muy pesados. Teníamos tres unidades para atender a pacientes de COVID. Hemos tenido que habilitar más. Ahora contamos con 8 unidades; y estamos llenos casi a la capacidad total”.
Algunos compañeros han contraído el coronavirus y enfermado. “Por fortuna, no han tenido que ser internados”.
A quienes tienen miedo de vacunarse, les pide que se informen bien.
“Si no nos ponemos todos la vacuna, esto nunca se va a acabar. Así que me siento contenta de vacunarme. Tomé la decisión correcta y estoy orgullosa. Me la puse pensando en mi familia, en el trabajo y en mi comunidad”.
El doctor Ernie Guzmán del Adventist Health White Memorial, dice que él no tuvo ninguna molestia al ponerse la vacuna, pero algunos de sus compañeros pidieron un día de descanso después de recibirla para tener tiempo para descansar.
“Los estudios indican que el 85% de quienes se ponen la vacuna no tienen ninguna reacción”, comenta.
Especializado en pediatría, el doctor Guzmán platica que le ha tocado ver los casos de COVID en las madres que dan a luz . “Solo uno de los recién nacidos ha tenido síntomas, pero los niños en general no presentan problemas. Solo me ha tocado ver unos 8 casos en 10 meses de COVID”, observa.
Pese ala fatiga que le ha dejado la contingencia sanitaria, dice que se siente motivado para seguir ayudando.
El doctor Alfred Yu, director de emergencias del Adventist Health Simi Valley se puso la vacuna el jueves 17 de diciembre a las 6 de la tarde. “Solo siento adolorido el hombro izquierdo donde me la pusieron, pero la verdad me emocionó mucho recibir la inmunización porque es el primer paso para derrotar la pandemia”.
Explica que él como el resto del personal de la sala de emergencia y del hospital se sienten guerreros en la lucha contra COVID. “La vacuna es un brazo armado adicional para combatirla”.
Aunque la pandemia no lo ha atacado, reconoce que ha sido muy cansado estar en la primera línea de combate contra el coronavirus. “Entre los trabajadores de la salud ha causado mucha tensión y ansiedad porque hemos estado abrumados en las salas de emergencia. No solo por personas que llegan con el virus sino con ataques cardíacos y cerebrales”.
En este momento, dice, están a cero de su capacidad. “Así que estamos cansados y exhaustos”.
Así que en este ambiente de agobio, la vacuna junto a todas las protecciones que ellos toman para protegerse de COVID-19, es un brazo de protección adicional. “Aunque no sabemos por cuánto tiempo nos protegerá. No sabemos si será por unos meses, uno año. Pero si seguimos todas las reglas de cuidarnos, no ir a fiestas, usamos mascarillas, ejercemos la distancia social y nos vacunamos, tenemos la esperanza de poder reanudar nuestras vidas de manera normal”.
Entre los tres hospitales Adventistas el de Simi Valley, Glendale y White han recibido más de 1,000 dosis de vacunas para el personal médico.
Por su parte, los Servicios de Salud del condado de Los Ángeles pusieron en marcha un esfuerzo para vacunar a más de 6,000 trabajadores de salud en la primera línea como las salas de emergencia y de cuidados intensivos antes de Navidad; y a 10,000 para el 31 de diciembre.
Las vacunaciones tienen lugar en cuatro hospitales del condado: LAC-USC Medical Center, Olive View-UCLA Medical Center y Harbor-UCLA Medical Center.
La vacunación masiva se da al tiempo que los servicios de salud del condado experimentan el más grande repunte de casos de COVID, lo que ha dado lugar a largas horas de espera en las salas de emergencia, reubicación de enfermeras, saturación de las áreas de tratamiento y una capacidad limitada de las salas de cuidados intensivos.
“Después de 9 meses de trabajar salvando a nuestras familias, amigos y vecinos, los trabajadores de salud que están siendo vacunados tendrán una protección extra y paz mental para que puedan continuar haciendo lo que saben hacer mejor, mantener el condado de Los Ángeles saludable y seguro”, dijo la supervisora Hilda Solís.
Agregó que la esperanza está ahí, pero todavía hay mucho trabajo por hacer mientras que la crisis de COVID-19 esté en su peor momento.
“Así como estos trabajadores de la salud están comprometidos con nuestras comunidades al ser vacunados, nosotros tenemos que comprometernos con ellos y hacer lo que esté dentro de nuestro control para detener el virus”.
La doctora Christina Ghaly, directora de Servicios de Salud del condado de Los Ángeles agradeció a los trabajadores de cuidado de salud como enfermeras, médicos, terapistas de la respiración y otros que han estado en la primera línea desde marzo.
“Ellos han visto de primera mano la devastación de la pandemia, y todavía hoy estamos batallando con un repunte sin precedentes en el condado de Los Ángeles que amenaza con desbordar a los hospitales públicos y minimizar nuestra capacidad para cuidar a los pacientes”.