Por la gente del campo: Barefoot College, la organización de “mamás solares” que está cambiando al mundo

Barefoot College ha llevado luz a comunidades marginadas de 93 países gracias a actos de amor de las mujeres

Martha (izq.) electrificó su pueblo en Guatemala.

Martha (izq.) electrificó su pueblo en Guatemala. Crédito: Barefoot College | Cortesía

Cuando Martha Alicia Venavente, una mujer de vida rural en Guatemala, se aventuró a viajar a India en 2017 tras aceptar una interesante beca educativa, lo hizo invadida por la tristeza. Dejar a su familia por varios meses para ir a un país desconocido, tan lejano y distinto requería una buena dosis de valentía y determinación para esta madre viuda de cuatro hijos.

Seis meses y 15 días más tarde, cuando Martha regresó a su pueblo de Nuevo San Julián, en el Departamento de Alta Verapaz, ella literalmente iba a alumbrar a su comunidad. La nueva ingeniera solar empezó a instalar lámparas en un caserío de unas 200 personas en donde la energía eléctrica no existía.

“Me siento muy orgullosa. Antes no había energía eléctrica acá en mi comunidad y ahora dicho equipo se instaló en cada hogar”, dice Venavente vía telefónica desde Guatemala. “Ahora gozamos de la iluminación; la gozo yo y la gozan mis vecinos, y ahora en esta Navidad platicaban que la pasaron feliz porque hay iluminación solar”.

El alumbramiento en el pueblo del municipio de Tucurú, en la zona central del país, ha revolucionado la vida local de un sitio donde las mujeres se dedican a oficios domésticos y los hombres a cosechar maíz y café. Hoy, tienen luz. Martha ahora se comunica con el mundo vía WhatsApp.

Venavente no está sola. Ella es una de las 2,200 mujeres que se han graduado de Barefoot College, una organización con carácter de empresa social fundada en 1972 sobre cimientos rurales en India y que opera en 93 países.

Ese crecimiento internacional de Barefoot College se debe principalmente a la labor de las llamadas “Solar Mamas” como Martha, que fueron capacitadas como ingenieras solares en India, pero también a la dedicación de los maestros, empleados y colaboradores de la organización.

Taller de capacitación de ingenieras solares en India. /Cortesía Barefoot College

De India a Harvard a Guatemala con Barefoot College

Uno de ellos es Rodrigo París, un colombiano de 45 años que comenzó a trabajar con Barefoot en 2013.

En la primavera de ese año, París había cumplido un voluntariado de cinco semanas “mágicas” en las instalaciones de Barefoot College en el desierto de Tilonia, al noroeste de la India. Antes de viajar rumbo a Estados Unidos para un programa ejecutivo en la Universidad de Harvard al que había sido aceptado, el exdiplomático en la embajada de Colombia en el Reino Unido recibió una invitación para trabajar de tiempo completo con Barefoot College en América Latina.

París completó el programa en Innovación y Desarrollo Económico en Harvard. Pero él recuerda que el momento decisivo de ese episodio fue cuando el director del programa en la Escuela Kennedy, el keniano Calestous Juma, le dijo: “Rodrigo, acá en Harvard nosotros estamos soñando el mundo, pensando en las ideas que puedan cambiar el planeta. En Barefoot College están cambiando el planeta”.

El profesor Juma falleció en 2017, pero sus palabras le sirvieron al Sr. París -quien en otros tiempos se dedicó al periodismo, incluso como columnista invitado de fútbol en La Opinión- a encontrar la revalidación de que su camino era aceptar la oferta que recibió de Barefoot College.

Rodrigo París, quien actualmente es co-CEO internacional y coordinador para Latinoamérica basado en Guatemala, define la ejemplar y ambiciosa misión de Barefoot, empezando por buscar darle reversa a la migración que ocurre del campo hacia las ciudades “y fortalecer a las personas en lo rural para que con educación, con acceso a la tecnología y siempre a través de la mujer, puedan reconsiderar ese camino que casi se ve único de que una persona que está en el campo debe irse a la ciudad”.

“Solar Mamas” realizan actos de amor

Para llevar a cabo sus estrategias, la organización se apoya en alianzas con otros actores internacionales, como por ejemplo el Programa Mundial de Alimentos (WFP por sus siglas en inglés), que hace algunos meses recibió el Premio Nobel de la Paz.

París dice que han trabajado cuatro años en Guatemala con la idea de que se desarrolle ahí el centro de Barefoot College en el continente americano y sirva para conectar similitudes entre países de la región, sin que las futuras ingenieras solares tengan que viajar a India para capacitarse.

“Lo que yo veo de las mujeres, de las 2,200 mujeres que se han capacitado con Barefoot College, es un ejemplo de coraje, de valor, de lucha, de hacer algo increíble guiadas por su corazón, su generosidad, su espíritu de mamás”, comenta París.

“Viajan a la India dejándolo todo, llenas de miedo y están cinco meses haciendo todo como un acto profundo de amor, y así son todas las mujeres: las que van a la India y las que no van; las que siguen en sus aldeas y comunidades luchando día a día para que su familia esté mejor”.

Barefoot, un merecido premio… y el apremio mundial

Por su tremenda misión y labor humanitaria, Barefoot College fue distinguido este otoño como una de las seis organizaciones del mundo -de entre 625 candidatas- que recibieron el premio WISE (World Innovation Summit for Education) por generar un cambio estructural a través de la educación y la innovación.

No obstante, París, el CEO de Barefoot College, subraya con preocupación que el fenómeno de la migración en Guatemala, igual que en otros países, ya ni siquiera es del campo a las ciudades, sino que la gente ya está pensando directamente en irse hacia los Estados Unidos.

“Son indígenas mayas con unos conocimientos espectaculares que se nos están perdiendo; se occidentalizan y no vuelven, y sus vínculos, sus tradiciones, sus cosmovisiones se quedan en el camino y ahí pierden ellos, pierde Guatemala, pierde Latinoamérica”, comenta París.

El actual proyecto en Guatemala consiste en la instalación de sistemas solares para llevarles luz a unas 120 familias, casi 1,000 personas en Alta Verapaz, la región de Guatemala que cuenta con más hidroeléctricas, pero donde existe el peor acceso a la energía para los habitantes.

Rodrigo París, CEO de Barefoot College, en una aldea de Haití. /Cortesía Barefoot College

Martha Venavente es una de las piedras angulares del proyecto. La madre que en sus más de seis meses en India en 2017 no se animó a comer más que arroz y que se comunicaba gracias a una mujer de Belice que podía traducirle al inglés, hoy empodera a otros miembros de su comunidad.

“Mi experiencia fue muy linda porque encontré a muchas amigas de nuevos países y lo más lindo fue de que aprendí a hacer controles y cómo poner por numeral cada resistencia”, relata haciendo gala de conocimiento técnico.

Y se hizo la luz, una luz que es un pequeño pero poderoso cambio de bienestar y esperanza en el mundo.

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