Graduados de universidad viven para pagar la deuda estudiantil
Los latinos y afroamericanos de los más que se están endeudando
Desde que Gabriel Stewart se graduó en 2015 de Expression College, una universidad con fines de lucro en el norte de California, ha vivido en un estrés constante debido la deuda de $52,000 que contrajo para costearse sus estudios.
“Desde que me gradué, solo pago lo mínimo que realmente solo cubre el interés”, dice.
Sus problemas se agravaron cuando se casó ya que su esposa tiene una deuda estudiantil similar.
“Así que tuvimos que mudarnos con mi papá porque no pude pagar la renta. Fue difícil para nosotros comenzar una familia. Eventualmente tuvimos un hijo, y nuestro dinero se iba en pagar nuestras deudas. Vivimos en un cuarto por casi 5 años, y solo recientemente nos hemos mudado”.
En la actualidad, Gabriel es el único que trabaja en su hogar, por lo que le toca pagar su préstamo y el de su esposa.
“La deuda nos ha impedido adquirir cosas como comprar un carro, una casa u obtener créditos, simplemente tener la sensación de ser realmente libres. Siempre sentimos que hay algo que no podremos comprar porque lo necesitamos para pagar la deuda que no ha subido, pero tampoco ha bajado”.
El muchacho recuerda que cuando Expression College lo reclutó, le dijeron que no tenían ayuda financiera ni becas disponibles, pero lo motivaron a solicitar un crédito. No debía preocuparse porque le esperaba un empleo bien remunerado que le garantizaba los pagos de su préstamo.
“Nada de eso sucedió, fue solo el gancho para que yo entrara y ellos pudieran obtener el dinero. Tan pronto como me gradué, no conseguí un trabajo bien remunerado, tuve que emplearme en varias partes solo para hacer los pagos a tiempo para que el crédito no se viera afectado, pero eso ha venido con un alto costo en sacrificios. Estábamos viviendo solo para pagar la deuda”.
Esto me pasó a mi
Durante la videoconferencia “Cae la matrícula universitaria, crece la deuda de los estudiantes: ¿Ayudará la cancelación de la deuda?”, organizada por Ethnic Media Services, el congresista Ro Khanna, afirma que hay una generación que tiene que pagar hasta más de $7,000 en préstamos estudiantiles. “Eso me pasó a mí. Tuve la suerte de poder pagarlos antes de cumplir los 40 años”.
Ante la problemática de la deuda estudiantil, hace ver que necesitamos perdonar los préstamos a quienes ganan menos de $125,000. “El presidente tiene la capacidad de suspender esos préstamos”.
Señala que si hay un perdón, los estudiantes podrán crear familias, empleos, negocios y van a poder seguir adelante.
Y deja en claro que no se opone a que haya un componente de servicio a la comunidad para que la deuda se perdone.
Un porcentaje alto de los préstamos estudiantiles son de bancos privados. “El plan es hacer una propuesta de ley que incluya los préstamos de instituciones privadas porque se asume que por ir a una universidad privada ya estás trabajando en Google, Facebook. Pero hay gente a la que todavía no le va muy bien”.
El criterio para perdonar una deuda estudiantil, considera debería ser basado en el nivel de ingresos. “Y si te va bien, deberías pagar más, pero si todavía no te va bien, en ese caso debe haber un perdón”.
Deudas por miles
Kat Welbeck, abogada del Centro de Protección de Estudiantes con Préstamos del Civil Rights Counsel, precisa que tenemos 45 millones de personas con una deuda de $1,700 millones.
“Después de una hipoteca, es la deuda más grande que la gente tiene. Esto está empeorando los problemas económicos que ya se veía antes de la pandemia”.
Explica que le decimos a los estudiantes que la educación es importante y los animamos a tener un título, pero la crisis por las deudas estudiantiles, crea todo un problema en la comunidad.
“Si queremos crear una economía más equitativa, no podemos dejar de lado las deudas de los estudiantes que están creando barreras encima de las que ya existen”.
Latinos con más deuda
Welbeck puntualiza que son los latinos y afroamericanos los que están pidiendo préstamos más grandes para ir a la escuela. “Eso les impide obtener préstamos en un futuro”.
Y agrega que una persona de las minorías, 20 años después de salir de la universidad, todavía debe el 95% de la deuda, cuando una persona blanca ya pagó el 95%.
“También tenemos investigaciones que indican que 12 años después de empezar la universidad, los latinos deben el 83% del balance inicial, mientras que los blancos han pagado el 50% de su préstamos”.
De igual manera, han visto que los latinos y afroamericanos no pagan sus préstamos.
“Las consecuencias económicas se ven reflejadas en la imposibilidad de recibir un préstamo para comprar una casa o para su jubilación. A veces, es difícil encontrar un trabajo porque el incumplimiento es reportado en su historial de crédito. Incluso, a algunos les puede quitar las licencias de trabajo; o se les pude deducir de sus impuestos y el seguro social”.
El peso de la deuda
Andrea Campos dice que la deuda de $13,000 que le dejó estudiar justicia criminal en un colegio con fines de lucro, Hill College que ya cerró, impidió que la contrataran por considerarla una empleada de riesgo.
“Tampoco me han aprobado préstamos para comprar un carro, vivienda, tarjeta de crédito”.
Andrea se siente engañada por los reclutadores de la universidad.
“Yo soy la primera de mi familia en ir a la universidad. Entonces navegar en el sistema de préstamos a los 19 años fue algo muy difícil, y creo que debí haber puesto un límite en el costo de esta educación. Con el tiempo, me di cuenta que las cantidades que me dijeron que yo iba a ganar, no eran realistas basado en el trabajo que yo iba a tener’.
Gracias al apoyo que tuvo de la organización sin fines de lucro en California, Housing and Economic Rights Advocates (HERA), logró que le perdonaran toda la deuda, pero porque la escuela había cerrado mientras estaba en el proceso de asistir.
Los más necesitados
Joe Jaramillo, abogado senior de la organización Housing and Economic Rights Advocates (HERA) con sede en Oakland, dice que los exestudiantes de escuelas con fines de lucro como el extinto Corinthian College tienen una necesidad en particular de alivio y asistencia en sus préstamos estudiantiles.
“Muchos de estos estudiantes fueron atraídos con promesas falsas y engañosas de empleos altamente pagados, y terminaron atrapados con decenas de miles de dólares en deudas estudiantiles
“Muchas de estas escuelas fueron cerradas por el gobierno o se fueron a la bancarrota porque su capacidad para conseguir préstamos estudiantiles fue cortada debido a su actividad ilícita”.
A diferencia de las escuelas públicas y no lucrativas, cuya misión es proveer una educación de calidad, las escuelas con fines de lucro tienen como objetivo la ganancia; y con frecuencia, empujan a los estudiantes a conseguir préstamos privados y federales para una educación que no necesita entrenamiento en el campo de estudio.
En la actualidad, dice Jaramillo, hay más de 1 millón de estudiantes inscritos en escuelas con fines de lucro, y los estudios han mostrado que sus alumnos tienden menos a graduarse, a incumplir con el pago de sus préstamos y a terminar con altas cargas de endeudamiento.
De hecho, la mitad de todos los estudiantes que asisten a universidades con fines de lucro incumplen sus préstamos estudiantiles dentro de los cinco años posteriores a la finalización de la escuela.
Presiones para endeudarse
Jaramilla detalla que el sector lucrativo, se aprovecha de los estudiantes de bajos ingresos y de las minorías, presionandolos para que tomen préstamos estudiantiles. Ese es el modelo de negocio que quieren para obtener el dinero del préstamo estudiantil federal, y hay un límite en cuanto a lo que pueden obtener, hasta un 90% de financiamiento federal.
Así que – dice – que seguido hacen que los estudiantes firmen préstamos privados depredadores para completar la diferencia.
Agrega que los estudiantes latinos y afroamericanos están sobrerrepresentados en las universidades con fines de lucro, y es muy usual que no logren graduarse y terminan con deudas por miles de dólares.
Tenemos padres que tomaron los préstamos de sus hijos, pero como los pagos son tan altos, terminaron por incumplir, y sus salarios, sus reembolsos de impuestos y beneficios del seguro social fueron embargados y se dañaron sus calificaciones crediticias, completa.