Familia que pierde su restaurante por la pandemia, no se rinde y abre llantera

Rendirse no es el ejemplo que le queremos dar a nuestros hijos, dice Nadia Abrica

Nadia Abrica emprende con su familia un nuevo negocio de llantas en el Valle de San Fernando. (Cortesía)

Nadia Abrica emprende con su familia un nuevo negocio de llantas en el Valle de San Fernando. (Cortesía) Crédito: Cortesía

Cuando a Nadia Abrica, la pandemia de covid-19 la obligó a cerrar el restaurante Mamá Licha’s Kitchen que por años había sido el sustento de la familia, el mundo se le vino encima, pero dispuesta a no rendirse, ella y su esposo con el apoyo de sus hijos, se embarcaron en un nuevo negocio y abrieron una llantera en el Valle de San Fernando.

“Es una llantera especializada en autos deportivos que necesitan cambio de llantas cada tres o seis meses, a diferencia de un carro que no ocupa reemplazarlas tan seguido sino cada año o cada dos años”, dice Nadia.

En marzo de este año, con todo el dolor de su corazón, Nadia cerró Mamá Licha’s Kitchen en el barrio de Sylmar de la ciudad de Los Ángeles, un restaurante abierto a base de mucho esfuerzo por su madre Eva Ceja de Abrica, a quien le dicen cariñosamente Mamá Licha. Ella empezó vendiendo tacos de a peso en 1975 en Jiquilpan, Michoacán, México; y al emigrar a Los Ángeles, abrió Mamá Licha’s Kitchen.

“Ya no aguantamos las bajas ventas y las deudas. A nosotros, el dueño del local, no nos permitió servir comida en el estacionamiento o en la banqueta”.

Mamá Lichas Kitchen en sus buenos tiempos. (Cortesía Nadia Abrica)

En el restaurante trabajaba su esposo Rafael Guerrero, sus hijos Alberto de 18 años y Aranza de 13 y ella misma. La pareja también son padres de Rafael, un pequeño de dos años.

“Antes de abrir la llantera, nos sentamos en familia y platicamos del nuevo negocio que íbamos a emprender; y empezamos con el apoyo de todos, porque hasta mi hija ayuda a descargar llantas, le pasa las herramientas de trabajo a mi esposo y si necesita un vaso de agua mientras trabaja, corre a llevárselo”.

La llantera de la familia Guerrero-Abrica se localiza en el Valle de San Fernando. “Todas nuestras llantas son nuevas. Las vendemos y las ponemos; y hacemos alineación y balanceo”.

Rafael Guerrero en su nuevo negocio de llantas. (Cortesía Nadia Abrica)

Nadia cuenta que la idea de establecer una llantera vino porque su esposo es corredor de autos deportivos en las pistas y siempre le ha gustado comprar y vender autos. También participa en el Club de Autos Mazda, aunque él vende llantas para todo tipo de marcas de autos deportivos.

“Ya tenemos algunos meses con el negocio y sus amigos corredores de autos, le han respondido muy bien. Mi esposo es muy popular. Sus amigos han venido a apoyarlo y a comprarle llantas, y hasta le llenan el refrigerador”. 

Los Guerrero-Abrica arrancaron el negocio sin dinero en efectivo. “Compramos el primer contenedor de llantas en Long Beach con las tarjetas de crédito”. Y todavía tienen deudas por saldar del restaurante, pero Nadia está muy optimista, “vamos a salir de esos compromisos, no me queda duda”, dice con firmeza.

Precisa que quieren especializarse solo en los neumáticos de autos deportivos. “Mi esposo está de tiempo completo metido en la llantera. No tenemos ningún empleado. Solo la familia”.

Hasta el más chico de la familia, Rafael Guerrero de 2 años apoya a la familia Guerrero-Abrica en la llantera. (Cortesía Nadia Abrica)

Reconoce que tanto ella como su esposo Rafael están nerviosos con la apertura de la llantera, pero con toda la actitud de salir adelante.

“El lema de mi esposo es que, ‘es mejor volver a fracasar que no intentar’.  Yo le dije cuando me planteó la idea de la llantera, si tú crees que hay futuro, ¡vamos a darle!”.

Y admite que es riesgoso emprender en tiempos de pandemia, pero dice que solo los que no tienen miedo se atreven.

“Cuando la economía destruye imperios, debemos levantar la cabeza y emprender otra vez. No podemos quedarnos llorando y darnos por vencidos. Ese no es el ejemplo que queremos dar a los hijos”.

Así que tienen mucha fe en que la llantera va a funcionar y que van a crecer.

Lo mejor de todo es que estamos abriendo este negocio con nuestros hijos. Mi esposo dice, sí lo logramos, va a ser un aprendizaje muy importante para ellos porque les vamos a demostrar que si se puede levantar del suelo y de las cenizas, y que nada es imposible”.

Aranza Guerrero de 13 años ayuda a sus padres en lo que pueda en la llantera. (Cortesía Nadia Abrica)

Nadia dice que siempre les han inculcado a sus hijos el espíritu del trabajo duro. “Este negocio tiene una motivación económica, pero también queremos demostrarle a nuestros hijos que sí se puede emprender en tiempos de pandemia y que nunca debemos rendirnos”.

Agrega que no necesita decirlo, pero se siente muy orgullosa de que sus pequeños los apoyen en este nuevo comienzo.

Los Guerrero-Abrica aún no les han puesto un nombre a su negocio de llantas, pero las personas interesadas en contactarlos para obtener sus servicios, pueden llamar a Rafael Guerrero al 818-426-4229.

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