Sierra & Tierra: ¿Somos una comunidad desheredada?

Javier Sierra es columnista del Sierra Club. Sígalo en Twitter @javier_JS

Castner Range, en El Paso, Texas.

Castner Range, en El Paso, Texas. Crédito: Mark Clune | Cortesía

En este Mes de la Herencia Hispana tenemos que preguntarnos: ¿Somos una comunidad desheredada?

La riqueza de nuestra contribución a la cultura y progreso de Estados Unidos es inconmensurable. Aún así, nuestra herencia cultural y natural está en serio peligro.

“Estamos viendo un deterioro de nuestra herencia cultural”, dice Maite Arce, presidenta de Hispanic Access Foundation (HAF). “Se están destruyendo nuestros parques e importantes lugares históricos debido al desarrollo abusivo, la política local y la enorme complejidad del proceso de protección de esos lugares”.

Un estudio de HAF revela que “lugares que conmemoran la herencia latina se excluyen desproporcionadamente a la hora de catalogarlos como sitios oficialmente protegidos”.

El reporte se centra en lugares que representan las profundas raíces arquitectónicas, culturales e históricas de la comunidad latina “para protegerlas, compartirlas y celebrarlas como parte de la narrativa estadounidense”.

Castner Range, por ejemplo, se alza como un oasis de naturaleza y sosiego en medio del bullicio de El Paso, TX. No solo sirve como cuenca esencial para reabastecer el acuífero de la zona, sino que también es hogar ancestral de los apaches y comanches y contiene innumerables restos arqueológicos de estas culturas indígenas.

El Parque de la Amistad, en San Diego, junto a la frontera, sirve de puente entre las culturas de Estados Unidos y México. En 1971, la primera dama Patricia Nixon inauguró el parque esperando que “nunca sea un muro entre estas dos grandes naciones para que la gente extienda su mano en gesto de amistad”. El parque es hoy más necesario que nunca.

Otros lugares mencionados en el estudio son Chepa’s Park (California), Duranguito (Texas), La Bodega de Doña Fefa (Rhode Island) y el Río Gila (Nuevo México).

Esta brecha en el reconocimiento de nuestra herencia natural se asemeja al gran déficit de acceso a la naturaleza que padecemos los latinos.

“La mayoría de los niños de color vive en lugares donde existe una brecha de naturaleza, sin espacios verdes abiertos, por tanto, carecen de los beneficios del acceso al aire libre”, dice Arce.

Según otro estudio de HAF, el 70% de las comunidades de color vive en áreas sin parajes naturales y sufren desproporcionadamente la destrucción de zonas naturales.

Está demostrado que el disfrute de la naturaleza reporta inmensos beneficios para los niños. No solo ayuda a reducir los síntomas del trastorno de déficit de atención, obesidad, miopía y falta de vitamina D. Además, reduce la violencia, depresión y ansiedad, y estimula el aprendizaje y ayuda a mejorar las calificaciones escolares.

El país saca un suspenso en facilitar nuestro acceso a la naturaleza y en proteger nuestra herencia cultural. Que este Mes de la Herencia Hispana sirva de aliciente para lograr que esta lamentable situación sea una reliquia del pasado.

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