‘Tianguiz Cultural’ un proyecto creado por dos hermanas dedicado a su comunidad

El espacio se ha convertido en una oportunidad de ingreso para padres que se quedaron sin empleo durante la pandemia

Valerie Rodriguez, 20, y Paola Rodriguez, 35 son las fundadoras de Tianguiz Cultural. (Jacqueline García/La Opinión)

Valerie Rodriguez, 20, y Paola Rodriguez, 35 son las fundadoras de Tianguiz Cultural. (Jacqueline García/La Opinión) Crédito: (Jacqueline García/La Opinión) | Impremedia

Las hermanas Paola y Valerie Rodríguez comenzaron un proyecto hace dos años que hoy se ha convertido en un evento muy esperado por los vendedores y la comunidad en general durante tiempos de pandemia.

Tianguiz Cultural es un evento ‘pop up’, o que surge, cada mes en Wilmington con 30 vendedores que ofrecen productos artesanales hasta artísticos, naturales y comida.

Sin embargo, el proyecto comenzó como una idea para ofrecer a los niños del área la oportunidad de vender y aprender acerca de ideas empresariales mientras ganaban dinero vendiendo sus propios productos.

En los últimos años, los eventos ‘pop ups’ o eventos comerciales han ganado popularidad entre la generación Millennial y GenZ de la communidad latina. Sin embargo, no es un tema nuevo ya que desde hace muchos años existen los mercados al aire libre.

Las hermanas, ambas con licenciatura en estudios chicanos, decidieron llamar Tianguiz Cultural a su proyecto en honor a su cultura.

“Nos preguntan que porqué ese nombre y les explicamos que Tianguis es una palabra náhuatl que significa mercado al aire libre y cultural porque aquí no solo somos una cultura, somos muchas”, Contó Paola, la mayor de las hermanas.

A sus 35 años, es diseñadora gráfica y dueña de un pequeño negocio de sombreros pintados a mano y artesanías mexicanas. Cuenta que por varios años vendió sus productos en eventos ‘pop ups’ que se realizaban fuera del área.

“Me iba para Los Ángeles, Montebello y hasta a San Francisco”, relató Paola. Así que a finales de 2019 ella y Valerie, la menor de siete hermanas, decidieron planear un ‘pop up’ al aire libre en Wilmington y dar la oportunidad a varios vendedores talentosos de ofrecer sus productos.

El problema es que no tenían una localidad. “Mi mamá siempre nos decía: ‘Pues ponganse las pilas y hagan algo’’”, contó Paola asegurando que siempre contaron con el apoyo de sus padres.

Así, comenzaron a buscar una localidad para rentar y dicen que para su sorpresa se encontraron con el rechazo de varios dueños de establecimientos, incluyendo iglesias.

“Nos decían: ‘No, no hacemos eso’ o ‘nosotros no ayudamos a la comunidad’”, contó asombrada Paola.

Fue el pastor de la iglesia First Christian Church de Wilmington, quien al escuchar sobre su proyecto no dudó en tenderles la mano sin hacer preguntas ni cobrarles ni un centavo. “Nos dijo: ‘Nos gusta su idea porque queremos enfocarnos en los niños del área’”.

Emocionadas con un estacionamiento para poder abrir su primer ‘pop up’, las hermanas comenzaron a
organizarse.

“Yo le dije a mis amigos vendedores y conseguí a 10 que querían participar y Valerie consiguió 10 vendedores niños”, dijo Paola. “Los vendedores adultos donamos $100 y a los niños no les cobramos nada”.

La madre de las jóvenes también donó $500 para su proyecto. En el lugar se vendía desde moñitos, pulseras y anillos artesanales creados por niños de diferentes edades hasta playeras y tazas con logotipos y dibujos creados por menores con discapacidades.

El primer evento no fue el mejor ya que las ventas fueron muy bajas, pero Paola reconoce que la emoción de los niños y adultos era tanta que todos pidieron participar en el evento del próximo mes. La recolección que obtenían de las donaciones ellas lo donaron a la iglesia por haberles prestado el estacionamiento.

Para el segundo evento de Tianguiz Cultural ya habían 22 vendedores y un representante del concejal Joe Buscaino se acercó para ofrecerles un espacio para poder continuar con el proyecto.

Valerie Rodriguez y Paola Rodriguez son las fundadoras de Tianguiz Cultural. (Jacqueline García/La Opinión) Crédito: (Jacqueline García/La Opinión) | Impremedia

Más interés en medio de la pandemia 

Las hermanas recibieron la luz verde para utilizar el parque conocido como Wilmington Town Square, localizado sobre el bulevar Avalon en la esquina con la Calle I. Inicialmente no estaban muy convencidas ya que el parque era conocido por estar sucio y rodeado de personas sin hogar.

Sin embargo, vieron el lado positivo ya que podían llevar a más vendedores y el dinero donado podía ser utilizado para algo más. “Algunos vendedores sugirieron agregar un D.J y baños portátiles”, contó Paola.

Ya para el cuarto evento, había una lista de espera no solo de vendedores de Wilmington sino también de áreas vecinas, como San Pedro y Carson. “El evento se hizo más y más grande y la lista de espera creció”, dijo Paola.

Cuando llegó la pandemia, en marzo del 2020, Tianguiz Cultural, al igual que muchos eventos fue afectado. En este caso, el problema fue que los padres comenzaron a temer al contagio del covid-19 y dejaron de llevar a sus hijos para hacer sus ventas.

Para octubre de 2020 las restricciones del covid-19 se relajaron y Tianguiz Cultural pudo reabrir.

“Pero para ese entonces [los vendedores] ya no eran niños, sino adultos que perdieron sus trabajos durante la crisis y padres que necesitaban dinero y pedían vender”, relató Paola.

Fue entonces que decidieron dar un giro al proyecto y continuaron ofreciendo el espacio seguro que una vez fue para los niños para que los adultos de la comunidad se apoyaran económicamente.

“El lugar solo tiene espacio para 30 vendedores, pero cuando abrimos las olicitudes, recibimos 200”, contó la joven impresionada con la necesidad que había.

Ese evento tuvo tanto éxito que hasta tuvieron jóvenes de la preparatoria Banning y el Teen Center participando como voluntarios para ayudar a mantener en el lugar con el número de personas aceptado por la ciudad con el distanciamiento social adecuado.

Por su parte, Valerie indicó sentirse contenta de ver el proyecto en marcha y el apoyo de la comunidad en general, que acuden a apoyar a vendedores que ofrecen ropa, joyas artesanales, sombreros, bolsos, plantas, llaveros, raspados, paletas, churros, y mucho máas.

“Es muy bonito ver a las familias aquí los viernes de seis a nueve de la noche… Me gusta ver que vienen familias locales y que no tienen que viajar lejos para tener estos eventos”, expresó.

Planes a futuro

Paola dijo que hasta el momento Tianguiz Cultural es un proyecto de familia donde ni ella ni su hermana ganan dinero. Lo hacen por amor a su comunidad.

Tianguiz Cultural ha sido tan popular en Wilmington que ya está por expandirse en noviembre. “Nuestro concejal nos ha permitido ir a San Pedro porque la gente de allá estaba vendiendo aquí en Wilmington”, dijo Paola.

Las hermanas reconocen que sus mayores patrocinadores han sido sus seres queridos. Su padre y el esposo de Paola se encargan de cargar mesas y barricadas, las hermanas reparten flyers anunciando el evento y la madre hace de todo un poco para que el evento salga adelante.

“No ganamos dinero y queda, lo donamos en comida y productos de higiene para ayudar a los desamparados”, dijo Paola, quien espera que esta iniciativa se convierta en una organización.

“Queremos tener más para dar más porque siempre estamos limitadas a lo que podemos hacer”, dijo Paola. “La ciudad sabe lo que hacemos y nos anima que lo hagamos para recibir subvenciones pero no tenemos la guía adecuada”.

Valerie anima a los jóvenes a trabajar en proyectos nuevos pese a las dudas. “Siempre van a haber personas que te van a apoyar solo debes de ser positivo”, aseveró.

Para saber más acerca de Tianguis Cultural y de sus eventos visita en Instagram: @tianguizcultural

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