Enfermeros entablan demanda civil contra Hospital Metodista del Sur de California

Alegan represalias por presentar quejas de salubridad y seguridad personal y de pacientes, además de discriminación por edad y despido injustificado

Lisa Márquez, enfermera.

Lisa Márquez, enfermera. Crédito: Abogados. | Cortesía

Cuatro enfermeros que fueron despedidos en el Methodist Hospital of Southern California denunciaron presunto maltrato laboral, acoso, represalias, discriminación y terminación injusta por ser mayores de edad, y entablaron una demanda civil. 
Shelly Perks (46 años de edad), Fiona John (59), Lisa Márquez (63) y Harold Hayes (59) son los cuatro demandantes que presentaron su querella en el tribunal superior del estado de California en el distrito central del condado de Los Ángeles. Son representados por los abogados de derechos civiles, Mika Hilaire, Bernard Alexander y Joshua Arnold.
“Antes de la pandemia yo era enfermera en la unidad de cuidados intensivos y di a conocer algunas preocupaciones que están sucediendo en la sala de partos, relacionadas básicamente con entrenamiento adecuado para enfermeras sin experiencia que venían al hospital de otros estados”, dijo a La Opinión, Lisa Márquez.

Ella aseguró que las enfermeras traídas desde otros lugares, incluyendo Texas, resultaban más caras para el hospital y desconocían los protocolos de seguridad en la unidad de cuidado neonatal.

“El impacto más grande estaba en la seguridad de nuestros pacientes, sobre todo en emergencias de los bebés admitidos”, dijo. “Si no tienes experiencia, no sabes que hacer en casos de emergencia; los riegos de salud y seguridad con respecto a la evaluación de los bebés eran grandes”.

Harold Hayes, de 59 años de edad. (Cortesía)

La enfermera, que había trabajado ininterrumpidamente por 36 años en esta profesión, dio a conocer sus inquietudes, pero afirmó que, en lugar de retener a las enfermeras de experiencia, el hospital “comenzó una serie de hostigamientos contra quienes tenían mayor experiencia”.

Lisa trabajó como enfermera en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (NICU) para el Hospital Metodista de Arcadia, desde junio de 2017 hasta abril de 2021.

 En la demanda, Márquez expuso que también denunció a la administración suministros médicos caducados, escasez de personal, acoso de los miembros del equipo de enfermeras y problemas relacionados con el equipo de protección personal covid-19, así como las máscaras de uso no m médico proporcionadas por el hospital.
 En julio de 2020, Márquez participó en una acción sindical de la Asociación de Enfermeras de California (CNA) donde denunciaron el inadecuado suministro de equipo de protección personal (PPE) y numerosos miembros del sindicato firmaron una carta donde detallaban esa problemática. La misiva fue entregada al secretario del director ejecutivo, Dan Ausman.
Fiona John, de 59 años de edad.
El resultado de la manifestación fue una acción disciplinaria y Márquez recibió una “advertencia final”, se lee en la querella. Después, una discrepancia de 8 minutos en su tiempo de trabajo le valió una segunda advertencia.
 Tras solicitar una baja médica en abril de 2021, Lisa Márquez recibió una llamada de la enfermera del turno de la noche con respecto a un incidente de acoso provocado presuntamente por un enfermero hacia una de sus colegas.
Acudió al lugar y posteriormente presentó una denuncia formal ante la Comisión Conjunta de Acreditación de Hospitales.
Cuando intentó regresar al trabajo durante la última semana de ese mes le entregaron una carta de terminación de su trabajo.
“Cuando uno habla de las cosas negativas que ahí suceden, lo que menos se espera son represalias”, dijo Lisa Márquez. “He sido enfermera por 36 años y nunca me había sucedido nada malo, porque a mí me encanta mi trabajo y es una bendición personal cuidar a las madres y a sus bebés”.
A un pedido de entrevista para La Opinión, Brian Greene, director de mercadotecnia y desarrollo empresarial del Hospital Metodista del Sur de California respondió: “No comentamos sobre litigios pendientes”.

‘Fui víctima de represalias’

“Creo que la razón que me dieron para el despido fue solo una excusa. No era realmente la verdadera razón. Creo que querían callarme. Fui despedida. La razón por la que me despidieron fue una queja de una paciente”, dice Fiona John, una enfermera del Hospital Metodista del Sur de California, en Arcadia.

Fiona cuenta a La Opinión que fue a ayudar a una paciente cuando era la enfermera responsable estaba ocupada.

“Cuando llegué a la habitación, el paciente no estaba usando una máscara y era un poco incómodo. Y luego, por alguna razón, el paciente quería que usara guantes”, dijo. No era una situación en la que debiera ponerme los guantes, pero me los puse.”.

Dos semanas después supo que había una queja en su contra. Su gerente quiso discutir el asunto también con el director.

“Pensé que era un poco extraño. Y luego empezaron a discutir sobre si iba a ser en persona o virtual, insistí que por covid-19 me gustaría poder reunirme virtualmente y luego lo siguiente que incluyeron Recursos Humanos”, contó la enfermera de 59 años.

“De repente me sentí emboscada por algo que ni siquiera tenía la oportunidad de discutir en el nivel más bajo, porque esa es la forma en que se habría discutido normalmente”, añadió.

Fiona, quien anteriormente trabajó  como partera en Escocia, declaró que durante muchos años fue la enfermera principal y se sintió degradada cuando su gerente, Allison Pineda, comenzó a alterar su horario de trabajo.

Por siete años, en la Unidad de Labor y Parto capacitó, apoyó y supervisó a múltiples enfermeras, hasta que fue trasladadas al Departamento de Pospartos, en mayo de 2017.
La demandante era una representante de enfermería y miembro del sindicato de la Asociación de Enfermeras de California (CNA) y hablaba constantemente sobre los problemas de salud y seguridad, además de cualquier problema planteado por las enfermeras en el hospital.
Fue tanta la presión que su gerente puso en ella, que Fiona experimentó mucho estrés.
“Tenía la presión arterial muy alta; era algo que nunca había tenido”, explicó. “La gerente  creó una cultura de acoso, intimidación y estrés; me afectó moralmente y hasta varias enfermeras renunciaron”.
Cuestionada sobre el porqué aguanto tanto tiempo ese ambiente laboral, dijo: “Llevo mucho tiempo en ese hospital y la razón es porque amaba mi trabajo; me encanta lo que he hecho…, amo a las mamás y a los bebés y realmente amo a la gente con la que trabajé, aun cuando muchos me decían ¿Por qué no te rindes?”.
Fiona fue despedida el 17 de junio de 2021.

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