Sobreviviente de abuso sexual: ‘Yo viví en silencio y con temor’
Latina cuenta en su libro la terrible experiencia durante su etapa escolar en LA

El libro estará a la venta comenzando el 16 de noviembre. (Suministrada) Crédito: Suministrada | Cortesía
Cindy Arévalo tenía apenas 14 años de edad cuando cursaba el octavo grado en una secundaria de Huntington Park. Y mientras sus compañeritas disfrutaban de una adolescencia plena, la joven enfrentaba el abuso sexual por parte de su maestro de educación física.
Ahora de adulta, recuerda que en casa no contaba con la atención de sus padres ni de su hermana mayor quienes trabajaban largas horas. Así que cuando su maestro, Kip Richard Arnold, se le acercó de manera amigable ella se sintió atendida.
“[Mis padres] estaban tan ocupados tratando de llegar a fin de mes. Las facturas no terminaban y ellos siempre estaban preocupados de cómo iban pagar esto y aquello”, explicó Arévalo, quien ahora empresaria.
“En la escuela [Arnold] me hacía preguntas que parecía que estaba interesado en mi bienestar”.
Sin embargo, esta solo era una forma para que el abusador se ganara la confianza de la tímida, ingenua y acomplejada estudiante. Cuando ella se dio cuenta de lo que sucedía ya era demasiado tarde.
Arévalo dijo que su verdugo la abusó durante cinco años hasta que ella decidió huir de su casa a los 19 años y perdió contacto total con él.
“Yo viví en silencio, vivía con temor, con ansiedad, tenía depresión y no me sentía segura de hablar de esto con nadie”, dijo la mujer, de 31 años. “En ese tiempo yo pensaba que todo era mi culpa”.
A través de los años, cuenta que ha tratado de mantenerse positiva sin olvidar lo que ha pasó ya que todo eso forma parte de su vida.
Indicó que trata de mantenerse esta actitud ya que confiesa, vivió en negatividad por muchos años. Ahora como una mujer casada y madre de tres niñas, que tienen 11, 6 y 4 años, dice que trata de no repetir los errores de sus padres.
“No quiero ser una persona depresiva y amargada, quiero ser alguien de esperanza”, dijo Arévalo.
“Quiero ser más amorosa, más cuidadosa con mis hijas. Quiero ser ese oído que ellas necesitan y ese abrazo porque eso es lo que me faltó a mí mientras crecía”.
Al ver su niñez en perspectiva, dijo que le hubiera gustado que sus padres pusieran un poco más de atención a su vida.
En entrevista con este diario, cuenta que ellos quedaron impactados cuando se enteraron de lo sucedido, pero aún así su mentalidad para ser más amorosos y atentos con ella no cambió.
Hoy, asegura que no los condena y que por el contrario, ha perdonado sus errores.
La decisión de contarlo todo en un libro
Con el tiempo, Arévalo se enteró que una amiga enfrentó una situación de abuso muy similar y su sorpresa fue muy grande. Fue entonces que se empezó a preguntar si había más jóvenes que hayan pasado por lo mismo pero no lo logró verificar con nadie más.
“La pesadilla que viví y el horrible abuso que viví con él, no podía imaginarme que alguien estuviera pasando por lo mismo también”, contó.
Cuando se decidió a escribir un libro sobre su experiencia, sabía que sería un camino dolorosa pero también iba a ser una forma de terapia.
“Más que nada, fue liberador, porque cuanto más hablo de ello y más lo pienso… Ponerlo todo en el libro me hizo dar cuenta de que ya no me avergüenzo. Ya no soy cautiva de estos eventos. Ya no me avergüenzo de lo que pasé. Ya no estoy en ese momento oscuro que estaba hace años”, aseguró.
A tomar en cuenta
Hoy reconoce que en la actualidad las redes sociales pueden ser de doble filo ya que uno nunca sabe de dónde llegan ciertas amistades virtuales.
“Yo le recomiendo a los padres que tengan una relación abierta con sus niños, que se comuniquen con ellos y les hagan saber que pueden llegar a ellos sin importar el problema”, dijo Arévalo.
Agregó que los niños deben tener un espacio de seguridad y si no es con los padres entonces contar con un abuelo, tíos o primos para que confíen sus problemas.
“Y en cuanto a las redes sociales les recomiendo que tengan sus contraseñas y revisen sus correos y busquen mensajes explícitos. Busquen con quien están interactuando porque muchas veces los depredadores se hacen pasar por menores de edad”, recalcó.
Añadió que si los niños comienzan a retraerse, a lucir deprimidos, a ser muy reservados y a tener mal humor, sin razón aparente, y si no son muy abiertos con los padres para saber sobre una persona específica o una cosa específica, esas son señales que hay que prestarles atención.
De la misma forma también motivó a los sobrevivientes de abuso sexual a que no teman a decir su verdad ni vivan en silencio.
“Existe una comunidad que puede ayudar, hay esperanza de que puedan recuperar su vida…Puedes salir de esa situación, que es temporal”, indicó.
El libro “Living in Silence” ya se puede preordenar en Amazon.