Niños doblemente impactados en su salud mental durante la pandemia

El aislamiento les ha pasado la factura en términos del aumento de la depresión, ansiedad, y emociones negativas

Muchos niños se han refugiado en los electrónicos durante la pandemia, haciendo que pierdan el contacto social. (Shutterstock)

Muchos niños se han refugiado en los electrónicos durante la pandemia, haciendo que pierdan el contacto social. (Shutterstock) Crédito: Shutterstock

La pandemia de covid-19 ha asestado un doble golpe a los niños y jóvenes no solo porque decenas de miles han perdido a algunos de sus padres, sino porque el aislamiento provocado por la falta de clases presenciales ha impactado su salud mental.

Un 25% ha experimentado síntomas depresivos mientras que la ansiedad y las visitas a las salas de emergencia aumentaron en más de 20%, dijeron expertos durante una videoconferencia de Ethnic Media Services.

También parece haber un incremento en las emociones negativas reflejado en comportamientos tales como impulsividad e irritabilidad asociadas con condiciones como déficit de atención e hiperactividad.

“El impacto en la comunidad latina ha sido rotundo porque somos más pobres y tendemos a vivir en espacios más apretados ya sea por cuestiones económicas o culturales”, dijo el doctor Jorge Partida del Toro, jefe de psicología del Departamento de Salud Mental del condado de Los Ángeles (LACDMH).

La pandemia ha hecho que los niños latinos pierdan el contacto social. (Araceli Martínez/La Opinión). Crédito: Araceli Martinez | La Opinión

Explicó que a diferencia de otros grupos, los latinos dependemos del contacto social y de los amigos, de la familia extendida, la Iglesia, y por eso la crisis de salud nos ha pegado duro.

“El contacto social es la vacuna para una buena salud mental. Todo eso cambió con la pandemia para adultos y niños”, señaló el doctor Partida del Toro.

Indicó que ya desde antes de la pandemia, los menores tenían una tendencia a aislarse, pero al llegar covid-19 y las órdenes de quedarse en casa con los cierres de escuelas, el aislamiento se acentuó, los niños se refugiaron en el teléfono, el Ipad y las redes sociales.

Así que al no poder ir a la escuelas, interactuar con sus compañeros y participar en salidas al parque con sus amigos, ir a graduaciones y otros rituales escolares, se intensificaron los retrasos académicos y sociales.

“Si para nosotros, la cuarentena ha estado ‘cañón’. Para los menores, cuya personalidad está en formación hasta los 20 años, una interrupción como la que hemos tenido, es muy difícil”.

Dijo que ante el agravamiento de los problemas de salud mental, los padres de familia no pueden hacerse los ciegos y pensar que no hay un problema.

“Los latinos tenemos la costumbre de que nuestras vulnerabilidades se tienen que dejar en casa, pero ahora en lugar de eso, debemos crear un espacio normalizado donde esté bien hablar de esos temas, y les demos a los niños y jóvenes el permiso para expresar sus dolores y escucharlos con atención”.

Las familias deben encontrar el espacio para hablar de sus problemas. (Shutterstock) Crédito: Shutterstock

Dijo que los menores deben sentir que hay un lugar en la familia donde pueden ser escuchados y no sentirse solos.

“Hablar de salud mental debe ser algo normal en el seno de la familia, y debemos crear espacios rutinarios para comunicarnos, ya sea en la cena o en cualquier otro momento. Recordemos que los niños han perdido su rutina; y ahora con el repunte de casos de covid, muchas escuelas están cerrando de nuevo. Para ellos, la pandemia ha sido un doble golpe”.

Pero además el doctor Partida enfatizó que existe ayuda profesional en el condado de Los Ángeles.

“El Departamento de Salud Mental del condado tiene la obligación de proveer servicios de salud mental en su propio idioma y cultura a cualquier persona que viva en Los Ángeles, independientemente de su estatus migratorio. Por favor llamen al 1-800-854-7771”.

Los seis hijos de Brenda López. (Cortesía Juan José Martínez) Crédito: Cortesía

Niños sin padres

Por otra parte, la pandemia ha dejado a cerca de 167,000 menores de 18 años sin alguno de sus padres, y en ocasiones, se ha llevado a la madre y padre. Los niños latinos y afroamericanos han experimentado más del doble de la tasa de pérdidas de sus progenitores comparado con los niños blancos.

Entre agosto y septiembre, Davy y Daniel Macias, residentes de San Bernardino, dejaron huérfanos a sus cinco hijos al morir ambos con semanas de diferencia, al infectarse de la variante Delta de covid-19.

Llevaban 11 años de casados, y dejaron huérfanos a un niño de 7 años, 3 niñas de 5, 3 y 2 años y una recién nacida.

Ni Davy ni Daniel estaban vacunados, y se enfermaron de covid, tras regresar de vacacionar en una playa del sur de California.

En el verano de 2020, Brenda López, una madre soltera, residente de Palmdale en el condado de Los Ángeles, murió de covid, dejando en la orfandad a 6 hijos: un hijo mayor de entonces 19 años, y 5 hijos de 15, 9, 8, 7 y 2 años.

La senadora demócrata de Berkeley, Nancy Skinner anunció sus planes para presentar un proyecto de ley que cree las “Cuentas de Ahorro Esperanza” (Hope Savings Accounts) para niños en California que han perdido a un padre o alguno de sus cuidadores principales debido a covid-19.

La familia Macías, pierde a su madre Davy y a su padre Daniel Macías por covid. (Cortesía Vong Serey) Crédito: Cortesía

Bajo esta legislación, el estado de California creará cuentas de ahorro, que consistirán en depositarles $3,000 a los niños de hasta 9 años y de $5,000 para menores de 10 a 17 años.

Skinner estima que en California, 20,000 menores han perdido a un padre o uno de sus cuidadores. A nivel nacional, la legisladora reportaba en diciembre más de 140,000 huérfanos de un padre o cuidador por motivos de covid. Un 67% de esos niños no son blancos y son hijos de trabajadores.

“El Acta Hope for Children ofrecerá un futuro más seguro a los niños que han perdido a sus padres debido a esta mortal pandemia”, dijo la senadora Skinner, quien es también la presidente del comité presupuestario del Senado.

Dijo que también quedarían incluidos los niños que están bajo custodia del sistema de hogares de crianza y otros impactados desproporcionadamente por la extrema pobreza que también enfrentan futuros inciertos.

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