¿Por qué las sanciones occidentales no están afectando a Rusia donde más le duele: petróleo y gas?

Incluso cuando Estados Unidos y sus aliados han golpeado la economía de Rusia como respuesta a la invasión de Ucrania, han contenido quizás el arma más poderosa en su arsenal: un embargo total sobre el petróleo y el gas.

Algunos analistas consideran que el bloqueo de las exportaciones de energía y los pagos a Rusia sería el último paso en una campaña de sanciones en aumento impuesta por Occidente.

Un embargo amenazaría el mismísimo sustento de la ya tambaleante economía de Rusia.

Aproximadamente la mitad de los ingresos totales de Rusia provienen de las ventas de petróleo y gas, la mayor parte a Europa occidental. Cortar esos ingresos a la economía rusa ejercería una enorme presión sobre el presidente Vladimir Putin.

Entonces, ¿por qué Estados Unidos y Europa no lo han hecho?

Para empezar, causaría aún más dificultades al pueblo ruso. Y el dolor infligido a los ciudadanos comunes podría tener la consecuencia no deseada para unirlos detrás de su líder.

Pero la razón más amplia es que las naciones occidentales, y en particular la administración Biden, están tratando de encontrar un equilibrio cuidadoso entre castigar a Putin y evitar un retroceso económico y político grave global.

El corte de la industria energética de Rusia impondría graves consecuencias para los aliados de Estados Unidos en Europa, al menos a corto plazo, y también para los estadounidenses.

La interrupción de los mercados energéticos mundiales y el subsiguiente aumento de los precios del petróleo y el gas probablemente se sumarían a la inflación que ya está en su punto más alto en 40 años.

Los esfuerzos del gobierno para combatir el nuevo estallido de la inflación correrían el riesgo de desencadenar una recesión en vísperas de las elecciones de mitad de período en Estados Unidos.

Aunque EE.UU. es en gran medida independiente energético, es el mayor productor mundial de petróleo y gas natural licuado, los precios del petróleo crudo se establecen en un mercado global.

La invasión de Ucrania por parte de Putin se produjo en un momento de restricción en el suministro de energía y aumento de los precios.

A medida que las economías se recuperan de la larga pandemia, los productores de petróleo han estado luchando para mantenerse al día con la demanda acumulada de los consumidores en los EE.UU. y en otros lugares.

Biden, consciente del impacto en el bolsillo de los consumidores y de sus bajos índices de aprobación, es casi seguro que trataría de limitar el impacto de un embargo liberando las reservas estratégicas de EE.UU. y presionando a los grandes productores como Arabia Saudita para que extraigan más petróleo.

Los aliados occidentales podrían incluso competir para terminar un nuevo tratado de armas nucleares con Teherán, liberando un millón de barriles de petróleo iraní por día que ahora están embargados.

Pero los analistas no creen que eso sea suficiente.

Rusia se encuentra entre los tres principales productores de petróleo y gas natural del mundo, y aunque sus exportaciones representan un aparentemente pequeño 5% del mercado mundial, la eliminación total de ese suministro podría conducir a una duplicación de los precios de la energía, dijo Joseph Gagnon, becaria senior del Instituto Peterson de Economía Internacional en Washington. Los precios de referencia del petróleo ya han subido en el último mes, superando los $100 dólares el barril, un máximo de ocho años. Los consumidores estadounidenses a mediados de febrero pagaban en promedio $3.53 dólarespor galón, un dólar más que el año anterior.

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