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Conoce a la quinta generación de cultivadoras de abejas para la producción de miel del este de LA

Al emigrar de Veracruz al este de Los Ángeles siguieron con la laboriosa y dulce tradición

Annay Serrano Lara enamorada de la crianza de abejas. (Cortesía)

Annay Serrano Lara enamorada de la crianza de abejas. (Cortesía) Crédito: Cortesía

Annay Serrano Lara, es la quinta generación en su familia, dedicada a la apicultura, la crianza de las abejas para la recolección de miel.

Su tatarabuela Antonia nunca imaginó la dimensión de su legado, y que al emigrar su descendencia hacia Estados Unidos, llevarían consigo el amor por el cultivo de las abejas y la elaboración de la miel.

“Todo comenzó en Veracruz, México con mi tatarabuela materna. Le siguió mi bisabuela Adelaida, luego mi abuela Anita, mi mamá Agustina y ahora yo”, dice.

Annay es la hija menor de los 3 hijos del matrimonio formado por Agustina Lara y Héctor Luis Serrano, quienes dejaron Veracruz para establecerse en Los Ángeles, donde ella nació.

Annay Serrano Lara junto a su madre Agustina Lara y su padre Héctor Luis Serrano. (Cortesía) Crédito: Cortesía

Entre toda la familia crearon A’s Bees and Honey, en el negocio de producción y venta de miel de abeja en el este de Los Ángeles

“Vendemos miel, jalea real, propóleo y hasta velas hechas de la cera de la abeja”.

La tradición apícola de la familia inició en México cuando su tatarabuela recolectaba los panales de los árboles para extraerles la miel. Y así fue pasando de generación en generación, principalmente entre las mujeres, quienes eran las encargadas del cuidado de las abejas para luego extraer la miel de sus colmenas y venderla.

“Mi mamá siguió la tradición cuando vinieron para acá. Entre mi papá y ella empezaron con las abejas”.

Annay Serrano Lara practica la crianza de las abejas heredada por su tatarabuela Antonia. A su lado, Andrea Plasencio. (Cortesía)

Annay creció en el mundo de la crianza de estos insectos y la recolección de su miel. 

“Me dormía oyendo a mi papá hablar emocionado de las abejas”.

Cuenta que siempre habían vendido miel a familiares y amigos, pero fue durante la pandemia, en el año 2020, que vino la idea de vender en mercados, luego de que su consejera en la escuela secundaria se lo sugirió. 

“Ella se dio cuenta de lo que hacíamos, porque en 2017 fuimos a su casa a remover una colmena de la chimenea”.

Annay dice que siguió el consejo, y se pusieron vender en mercados como el @323Market, el @thegoddessmercado, el @thequeermercado, el @Serenonightmarket, entre otros.

“Nunca pensamos que íbamos a ir a los mercados, pero nos pusimos las pilas con la pandemia”.

Annay, Abbie, Nani y Andrea. (Cortesía)

Pero al mismo tiempo siguen vendiendo a través de Instagram, en su cuenta asbeesandhoney.

En la actualidad, tanto ella, como su mamá y dos de sus mejores amigas Abbie Robles y Andrea Plasencio trabajan en las diferentes facetas de la elaboración de la miel y otros productos.

“Mis amigas Abbie y Andrea viven con nosotras y entre todas nos apoyamos para el cuidado de las abejas, la extracción de la miel, el envasado y la venta”.

Además de trabajar en su propio negocio, Annay tiene un empleo en LA Honey, una compañía que vende equipo para la apicultura. 

“Me gustaría poder tener dinero para comprar esa tienda, porque el dueño ya está muy grande, y no existen ese tipo de tiendas”.

Agustina Lara y Héctor Luis Serrano. (Cortesía)

Annay revela que debido a que la Ciudad les deja tener cierto número de colmenas en su hogar, tienen un apiario en Tujunga, un barrio entre el Valle de San Fernando y las Montañas Verdugo.

“Me gusta dividir las colmenas y verlas crecer.  Ahorita va a empezar el tiempo de enjambres cuando una reina puede poner hasta 1,500 huevos al día. Es necesario extraer la miel para que las abejas tengan espacio para seguir trabajando”, explica.

Y platica que trabajar en la apicultura, la hace sentir muy orgullosa de su familia y sus raíces mexicanas.

“Para mis padres ya es un hobby. Pero para mí es una pasión. Todos le echamos muchas ganas y nos encantan. Si los bisabuelos nos pudieran ver, estarían felices de saber que seguimos trabajando con las abejas y extrayendo la miel”.

Agustina Lara con su hija Annay. (Cortesía)
Annay, Abbie, Agustina y Andrea. (Cortesía)

Annay, quien apenas cumplió 25 años el 9 de febrero, dice que se ha enamorado de las abejas, y no concibe separarse de ellas.

“Mi sueño es tener mi propia tienda para vender miel pura y natural a la gente de Los Ángeles. Mucha de la miel que ahora se vende es importada, y ya no tiene las mismas propiedades”.

Y comparte que su pequeña sobrina Neelani está comenzando a aprender sobre las abejas.

“Ella va a ser la sexta generación de mujeres apicultoras en nuestra familia”, dice feliz.

Y termina diciendo que el apoyo de sus padres y amigas ha sido lo máximo para ella. “Es por ellos que todo se me hace posible”.

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