Saludos queridos lectores, su amigo Jaime Jarrín; con ustedes me he sentido en verdad muy bendecido y ahora estoy ya por bajar el telón

En vez de preguntar ¿por qué?, yo siempre me pregunté ¿por qué no?, y esa actitud me ha llevado desde la radio ecuatoriana hasta la radio y televisión en California. Pero ello no ha ocurrido como un sortilegio mágico, sino con sacrificio, iniciativa y por supuesto la disciplina de volver a la enseñanza inicial: hay que mirar cada desafío como una oportunidad

Jaime Jarrín, legendario narrador de los Dodgers de Los Ángeles, se retirará al final de esta temporada.

Jaime Jarrín, legendario narrador de los Dodgers de Los Ángeles, se retirará al final de esta temporada. Crédito: Stephen Dunn | Getty Images

Saludos queridos lectores, su amigo Jaime Jarrín, tratando de plasmar en unos cuantos renglones algo de reflexiones, experiencias y, por qué no, demonios, que me han sentado durante 64 años con los Dodgers.

Una de las enseñanzas mejores que recibí en mis años tempranos me hizo notar que los llamados desafíos eran en realidad oportunidades. Esta filosofía puso claridad a mi vida, y donde no disponía de luz por lo menos había esperanza. En consecuencia, en vez de preguntar ¿por qué?, yo siempre me pregunté ¿por qué no?, y esa actitud me ha llevado desde la radio ecuatoriana hasta la radio y televisión en California. Pero ello no ha ocurrido como un sortilegio mágico, sino con sacrificio, iniciativa y por supuesto la disciplina de volver a la enseñanza inicial: hay que mirar cada desafío como una oportunidad.

Muy a tiempo descubrí en mis transmisiones deportivas que más importante que hablar al cerebro es hablar al corazón. Me explico: el relato fiel de un certamen deportivo era un desafío técnico, pero también una oportunidad emocional el poder establecer una conexión entre la audiencia y el atleta.

Llegué a este país en 1955 con un bagaje de experiencia y con la esperanza de ampliar mis horizontes. En 1959 tuve la fortuna de entrar a trabajar con una de las más sólidas y respetadas franquicias del béisbol de Grandes Ligas, los Dodgers. El 26 de julio de 1998 fue un día muy especial, un día extraordinario, porque fue cuando tuve el privilegio y notable distinción de ser exaltado al Salón de los Inmortales en Cooperstown. Simplemente no podía creer que un ecuatoriano procedente de un país donde no se practica el béisbol iba a codearse con los verdaderos titanes de nuestra industria.

Se dice que hay que contar siempre las bendiciones que uno recibe, y aquí al escribirles esto debo decirles que en los últimos 64 años he tenido tiempo para contar estas bendiciones, pero muchas no las puedo contar tampoco.

Comencé a transmitir los juegos de los Dodgers en 1959, a través de los años he podido calificar como grandes camaradas a hombres importantes del micrófono, desde René Cárdenas a José Fadu García, Rodolfo Hoyos, Pepe Yñiguez, Fernando Valenzuela, mi hijo Jorge y ahora también José Mota.

Soy un caso muy especial, lo reconozco. Sesenta y cuatro años atrás poca gente en Ecuador, particulamente en mi ciudad natal de Quito, entendía el juego de béisbol, y en Estados Unidos poca gente sabía dónde estaba Ecuador. Fue en esos tiempos cuando dejé el país donde vi el primer nevado perpétuo, el primer arroyuelo, el primer océano, y vine al encuentro de un mundo nuevo que me extendió sus brazos.

Naturalmente el paso del tiempo llena los vacíos, aclara las incertidumbres y orienta los senderos. Es así como el inmigrante que buscaba un ensanche de su vida resulta ser el primer latinoamericano que en vida traspasó la puerta del Salón de la Fama, el Salón de los Inmortales. Diríase que entre el béisbol y Ecuador se llegó a un entendimiento, un entendimiento feliz para mí.

Y en el curso de más de 64 años he tenido inolvidables experiencias, hallazgos notables de valores humanos, desde mentores de mis primeros pasos, hasta colegas, administradores y directores con un valioso caudal de conocimientos dispuestos a compartirlos. De ellos he apendido y quisiera que lo tomaran en cuenta las nuevas generaciones: que llegar a un objetivo no es cuestión de fómulas, sino de iniciativa y a veces sacrificios, y que a su vez una firme fe en nuestras iniciativas nos llega por fin a iluminar una valiosa bien llamada visión de futuro.

Con frecuencia la gente me pregunta cúales son los recuerdos más memorables de mi recorrido por los senderos de las Grandes Ligas. La respuesta se basa en el privilegio que he tenido de servir a la comunidad mexicana particularmente y latina en general del sur de California, y en los años 80s y 90s a todos los rincones de México a donde llegaban nuestras transmisiones del béisbol de los Dodgers. Ahora, en estos días, gracias a la tecnología y el internet nuestras transmisiones pueden ser escuchadas en todos los rincones del mundo.

LOS ANGELES, CA - SEPTEMBER 28: Jaime Jarrín (R), Los Angeles Dodgers Spanish-language announcer, get s hug from manager Dave Roberts #30 before the start of the game against San Diego Padres at Dodger Stadium on September 28, 2021 in Los Angeles, California. The Hall of Fame broadcaster announced today that he will retire following the 2022 season to end his 64-year run with the team. (Photo by Kevork Djansezian/Getty Images)
El manager Dave Roberts felicita a Jaime Jarrín tras el anuncio de su retiro. /Getty Images

También me preguntan los recuerdos más intensos con los Dodgers. Éstos no son difíciles de encontrarlos. A la cabeza está el increíble capítulo escrito con letras doradas en el año 81 por Fernando Valenzuela, luego los juegos perfectos lanzados por Koufax, Browning y el nicaragüense Dennis Martínez; el cuadrangular epopéyico de Kirk Gibson y la Serie Mundial del 88 donde figuró prominentemente mi gran amigo Orel Hershiser, quien eclipsó la marca de Don Drysdale de innings consecutivos sin permitir anotaciones, y claro, quién puede olvidar si estuvieron en el estadio o si me estuvieron escuchando, los cuatro cuadrangulares consecutivos en el noveno episodio contra San Diego, para que luego en el décimo Nomar Garcíaparra sellara la victoria con un quinto cuadrangular. Pero sobre todo ver cómo jovencitos oriundos de nuestros países, oriundos de Latinoamérica, se destacan en un diamante que antaño era casi casi exclusivo de rubios y de ojos azules.

Mi servicio ha sido a la comunidad latina del sur de California, así fue como pude conocer hermosas amistades, quienes han sido en mi opinión los más destacados locutores de nuestro mundo de habla hispana: Ignacio Santibáñez, “El Bachiller” Gálvez, Ramiro Gamboa, Pedro Ferriz, Jacobo Zabludovsky, Manuelito Bernal, Paco Malgesto, Gonzalo Castellot y otros en México con quienes compartí muchas jornadas.

Con ustedes me he sentido en verdad muy bendecido, y ahora en esta campaña 2022, mi 64ta. temporada con los Dodgers, realmente estoy ya por bajar el telón. Es mi 64to. juego inaugural de temporada, un privilegio en verdad muy grande, y aprovecho estas líneas para depositar aquí mi reconocimiento profundo para con la comunidad de habla hispana, con el pelotero latino, para con mis compañeros de trabajo, porque todos han coadyuvado grademente a que yo me sienta feliz en la cabina de transmisión. Ha sido para mí un orgullo muy grande poder servir a esta maravillosa comunidad, particularmente seguidores de los Dodgers.

Así que amigos, reciban mi agradecimiento muy profundo por la compañía que he tenido de ustedes durante estos 64 años. A todos, que Dios los bendiga, muchas gracias.

LOS ANGELES, CA - JUNE 24:  Los Angeles Dodgers Spanish language broadcaster Jaime Jarrin is interviewed before ceremonies honoring his 50 years with the Dodgers before a game against the Chicago White Sox on June 24, 2008 at Dodger Stadiium in Los Angeles, California.  (Photo by Stephen Dunn/Getty Images)
Jaime Jarrín dejará un legado importante en los Dodgers y el béisbol. /Getty Images

Jaime Jarrín, miembro del Salón de la Fama del Béisbol, comienza este 14 de abril su última temporada como la voz en español de los Dodgers

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