Los comcaác alzan la voz para cambiar de nombre al Mar de Cortés
Indígenas de México, los Comacc, proponen cambiar el nombre a las aguas que encierran los estados de Baja California Sur y Norte, Sonora y Sinaloa, el “Mar de Cortés” por la “Puerta del Anáhuac”
Los indígenas comcaác ya no quieren que el Mar de Cortés se llame de ese modo. Se suman así a una serie de propuestas en el congreso mexicano que pretenden generar territorialidad a las aguas que encierran los estados de Baja California Sur y Norte, Sonora y Sinaloa.
De paso quitarían de en medio el símbolo del inicio de su propia tragedia histórica que representó el desembarco del conquistador Hernán Cortés en 1535.
“Están decididos”, dijo a este diario la abogada Clara Ivette Avila, vocera de la Nación Comcaác, conocidos popularmente como seris, un nombre que les dio “despóticamente” (según su sentir) después del arrribo de los españoles. “En breve presentarán una propuesta judicial para que se elimine el nombre de Cortés”.
En su lugar, los comcaác tienen un nombre como propuesta: Puerta del Anahuac. Esta idea para el nuevo nombre no es definitiva. La siguen analizado junto con otras alternativas tan polémicas como el cambio que sugieren.
El tema no es nuevo. En septiembre pasado, el diputado Hirepan Maya propuso cambiar el nombre del Mar de Cortés por “Mar del Yaqui” como una manera de reivindicar los 500 años de la “resistencia indígena”, una política que empuja la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador.
En el 2021, México cumplió 200 años de la independencia de España y 500 de la caída de Tenochtitlán, la principal ciudad mexica, un hecho que se considera que fue el arranque de la Era colonial en el país.
En ese contexto se cambió el nombre de la plaza en la Ciudad de México, donde se ubica el árbol de ahuehuete junto al que el conquistador Hernán Cortés derramó sus lágrimas en la denominada Noche Triste tras perder una batalla el 30 de julio de 1520. Ahora se llama “Plaza de la Noche Victoriosa”.
Ese mismo año, el 19 de agosto, la avenida Puente de Alvarado también cambió su nombre al de calzada México-Tenochtitlan y se renombró también la estación de la Línea 4 del Metrobús, que tenía el nombre del conquistador español.
Con estos antecedentes, la abogada Avila dice que los comcaác calculan ahora es tiempo de mirar a su mar y retomar la iniciativa del diputado Maya y algunas otras que han enviado a la congeladora legislativa.
“Cambiar el nombre ayudaría a varias causas, como poner el foco en una etnia muy empobrecida y crear territorialidad para lograr que esas aguas sean consideradas nacionales y Estados Unidos deje de tener derecho de vía que logró con la invasión a México desde mediados de 1,800”, advierte.
El contexto
En el 2019, la senadora Lucía Trasviña volvió a la carga por cuarta ocasión en la historia del legislativo en una batalla por lograr que el Mar de Cortés pase a formar parte de México y evitar que otros países tengan injerencia sobre lo que ahí ocurre porque hoy es considerado de aguas internacionales.
“No hemos sido capaces de reconocer o de reclamar su propiedad”, argumentó. “Desde tiempos del ex presidente Luis Echeverría (1970-1976) se quiso hacer, pero Estados Unidos se opuso”.
EE.UU. tiene derecho de paso al Mar de Cortés desde la firma del Tratado de la Mesilla con Antonio López de Santa Ana. Posteriormente, Benito Juárez permitió la instalación de una base militar estadounidense para cargar carbón y siguió así hasta 1911.
Luego el ejército estadounidense se fue, pero siguió el paso abierto para el gobierno del país hasta la fecha.
“Los pueblos originarios de la región quieren acabar con eso con el cambio de nombre y como nación indígena autónoma (avalada por el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo) pueden sumar argumentos”, observó Alvaro Vizuet, comisionado legislativo del Consejo Nacional de Pueblos Originarios y Afrodescendientes.
“El error que cometieron los legisladores que anteriormente lo propusieron es que lo hicieron sin un respaldo social de las comunidades originarias”.
Pasado y presente
El territorio autónomo de los comcaác se otorgó por decreto el siglo pasado por el entonces presidente Luis Echeverría. Tiene una extensión de casi 208,000 hectáreas; de las cuales, 107 kilómetros son parte de la costa del Mar de Cortés: desde punta chueca a punta de San Nicolás, Sonora.
La etnia nunca fue sometida por los españoles, como otras en el resto del país, sino que quedó aislada con su respectiva marginación social: tienen problemas de abasto de agua, de drenaje, de luz y de vedas para la pesca, su principal actividad económica.
La creación de un municipio comcaác es parte de su agenda básica. Formarían parte de éste la Isla Tiburón, El Desemboque y Punta Chueca que pertenecen a municipios distintos. Con ello obtendrían recursos independientes que ahora manejan a su gusto las autoridades de Hermosillo y Pitiquito.
El renombramiento del Mar de Cortés, ayudaría a sus causas, dicen. Pero no la tienen fácil. La reivindicación indígena tiene agudos detractores que consideran que no se puede borrar de un tirón la historia mestiza que también tiene raíces españolas.
El ex gobernador de Baja California respondió con una aguda crítica cuando el legislador Maya propuso el cambio de nombre al Mar Yaqui. Recordó que no es la única etnia que habita la zona y que gracias al desembarco de Cortés en lo que hoy es La Paz se fusionaron varias culturas en un solo territorio.
“¿Es en serio?”, cuestionó. “Mar de Cortés ni siquiera es el nombre oficial”.
La Organización Hidrográfica Internacional le da el nombre de Golfo de California para determinar el carácter internacional de esas aguas de la línea que se crea entre Punta Piaxtla en Sinaloa y la punta sur de Baja California.
“No estoy de acuerdo con quitar el nombre al Mar de Cortés”, dijo Julio Rivera, un médico de la Ciudad de México. “Sería absurdo: también tendría que desaparecer el Metro Villa de Cortés o el Restaurante Hacienda de Cortés y también somos hijos de esa raza (española) como de múltiples etnias del país”.
El pasaje entre los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl es otro caso. Se llama Paso de Cortés porque por ahí entró el conquistador a Tenochtitlan.
Desde el argumento de la reivindicación, se mira con los ojos de justicia histórica y un equilibrio en el imaginario histórico: la hispanidad impuso su cultura por mucho. Los nombres son parte de ello.
El cambio que proponen los comcaác para el Mar de Cortés tiene dos batallas: un jurídica y otra legislativa. En esta última se hace cabildeo para poder llevarla al pleno en breve.
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