Fortaleciendo las escuelas a través de la participación comunitaria y la comunicación abierta
La comunicación abierta y honesta es clave para darle a sus hijos la mejor oportunidad de mantenerse comprometidos y progresando en sus estudios
“¡Mamáaa! ¡Hay un intruso armado en mi escuela!”
El texto aterrador que ningún padre quiere recibir llegó a mi móvil interrumpiendo una sesión de trabajo en el centro de Los Ángeles durante el invierno de 2019. El primer año de preparatoria de mi único hijo. “¿Dónde estás?” le pregunté, recogiendo mis cosas y corriendo hacia mi auto. “Estoy escondido en un closet en la sala de instrumentos musicales con otros diez estudiantes,” me dijo. “Pon el móvil en modo silencio, baja la luz y quédate callado,” le escribí. “Voy en camino y también la policía. Tranquilo.” Arranqué por la “carretera de Dios” a toda velocidad.
Y por más de una hora, los padres esperamos detrás del cordón de seguridad policial hasta que confirmaron que había sido una falsa alarma y dejaron salir a los estudiantes. Cada uno abrazó llorando a sus hijos, traumados y agradecidos que, por esta vez, nuestros hijos estaban a salvo.
Ojalá que las familias de Uvalde hubieran tenido el mismo final que yo, y aunque me identifico con su terror inicial, sé que nunca podré comprender su duelo, pero me uno a ellos y la nación entera con rabia y frustración por la tragedia sucedida. Un tiroteo más, sumando 27 tiroteos escolares en lo que lleva este año que no va ni a la mitad. Sentí ese mismo pánico cuando entró la alerta de noticias. He visitado Uvalde muchas veces. Tengo conocidos allí, como muchos latinos de California que tenemos lazos estrechos especialmente con la gente del occidente y centro de Texas.
Como parte de mi trabajo visito escuelas frecuentemente, y las veo como instituciones de crecimiento, formación integral y alegría. Las escuelas son más que solo aulas, son lugares donde nuestros hijos aprenden a construir relaciones con compañeros de clase y con adultos, con la esperanza de que su paso por la escuela les permita contar con mentores y amistades para toda la vida. Que ocurra un trágico acto de violencia en un lugar donde nuestros hijos deberían sentirse seguros es verdaderamente devastador y ofensivo a nuestro sentido de comunidad.
Las respuestas sobre cómo abordar este tipo de acto atroz y evitar que siga sucediendo son difíciles de conseguir dado el estado de nuestra política nacional. Las soluciones varían ampliamente en todo el espectro político y carecemos de la voluntad singular para resolver el asunto. Los legisladores no han podido tomar ninguna medida significativa. Escuchamos hablar en las noticias nacionales sobre lo que se debería hacer, pero luego el ciclo se repite. Una y otra vez; 27 veces este año.
Sin embargo, esto no significa que no haya nada que podamos hacer dentro de nuestras comunidades. Sabemos que las escuelas son lugares que pueden ser centros para la comunidad, que brindan recursos y apoyo no solo a los estudiantes, sino también a las familias y vecindarios a los que sirven. Las escuelas son administradas por personas que mejor conocen sus comunidades y pueden responder a necesidades específicas, ya sea a través de programas antes y después de la escuela, proporcionando programas nutricionales o apoyo en salud mental.
Los problemas que un niño experimenta fuera del aula pueden dificultar su capacidad para participar y progresar en la escuela. Por ejemplo, la organización Para Los Niños, que opera escuelas públicas chárter en algunas de las comunidades más desatendidas de Los Ángeles, utiliza equipos de Servicios Estudiantiles y Comunitarios que proveen asistencia en salud mental y servicios familiares para apoyar a los niños desde el nacimiento hasta los 21 años.
Invito a todos los padres a hablar con sus hijos sobre lo que ocurrió en Texas. Hoy en día, nuestros hijos están expuestos a noticias y a desinformación de una manera que nosotros no experimentamos cuando niños. La comunicación abierta y honesta es clave para darle a sus hijos la mejor oportunidad de mantenerse comprometidos y progresando en sus estudios. Si usted necesita ayuda para hablar con sus hijos sobre temas difíciles, comuníquese con su escuela. Éstas tienen recursos disponibles para dar apoyo. También pueden visitar el sitio web de Common Sense Media en commonsensemedia.org/latino para obtener información en español sobre cómo hablar con sus hijos sobre la violencia escolar.
Si bien estos programas pueden no haber evitado la tragedia que se desarrolló en la Escuela Primaria Robb o evitar otro tiroteo escolar, las escuelas tienen una responsabilidad especial para mantener a los estudiantes comprometidos e integrados a la comunidad. Sus servicios, que se extienden antes y después de que suenen las campanas de la escuela, hacen que más estudiantes construyan relaciones más sólidas con los demás. Al adoptar un enfoque integrado de la comunidad, las escuelas satisfacen no solo las necesidades académicas, sino que también abordan los desafíos de salud y socioemocionales de las familias a las que sirven.
Myrna Castrejón es la presidenta y directora ejecutiva de la Asociación de Escuelas Chárter de California (CCSA por sus siglas en inglés).