Gracias a su padre y a su hija, obtiene la residencia permanente de EE UU

En 1997 su progenitor solicitó su residencia; y en 2020, cuando su hija cumplió 21 años, presentó otra segunda petición de ajuste migratorio

José Luis Noriega logra su residencia permanente por medio de su hija Jazmin y su padre, Jose Noriega. (Cortesía Paulina Herrera)

José Luis Noriega logra su residencia permanente por medio de su hija Jazmin y su padre, Jose Noriega. (Cortesía Paulina Herrera) Crédito: Cortesía

Por primera vez desde que José Luis Noriega se convirtió en padre, va a celebrar plenamente el Día del Padre, sin miedo a ‘la migra’. El mes pasado recibió su tarjeta de residencia permanente, gracias a las peticiones de ajuste migratorio que hicieron su padre y su hija mayor.

El oficial de migración que le aprobó su residencia, le dijo que se la merecía porque ya había esperado mucho, más de tres décadas.

“Este Día del Padre va a ser muy especial. Con mi residencia me siento más libre. Hasta el estado de ánimo me cambió. Antes vivía con miedo constante, hasta cuando pasaba al lado de un accidente, temía que la policía me fuera a detener y arrestar por no tener papeles”.

A José Luis lo trajeron sus padres a vivir a Estados Unidos cuando tenía 11 años de edad. Nació en Puebla, México y actualmente vive en Anaheim, California. Ahora tiene 43 años y es padre de 4 hijos, dos de ellos menores de edad.

“Me di cuenta de mi estatus cuando terminé la junior high (escuela intermedia) e iba a entrar a la high school (secundaria). Muchos amigos hablaban de buscar un trabajito en el verano, y de que iban a ir al McDonald a aplicar”.

José Luis Noriega Aguilar en 5 años podrá solicitar la ciudadanía de EE UU. (Cortesía Paulina Herrera)

Muy contento le platicó a su hermano de sus planes para trabajar en el verano en el negocio de comida rápida. “No se va a poder, me dijo. No tienes papeles”.

Fue algo muy difícil y triste, enterarse de su condición migratoria.

“La motivación para estudiar se me quitó. En mi cabeza, pensé, para qué voy a estudiar si no voy a poder trabajar”.

José Luis dice que entró a la secundaria, pero no la terminó. Fue hasta ya de adulto que la pudo concluir.

“Me hice jardinero, me casé y me convertí en padre, pero pienso que saberme sin papeles, me desanimó para seguir estudiando. Antes de eso, le echaba ganas a la escuela, y estaba aprendiendo inglés muy rápido. En esa época no había tantos latinos en las escuelas de Anaheim”, recuerda.

José Luis dice que su padre arregló su residencia por medio de la Amnistía de Reagan, y solicitó la residencia de varios de sus hijos entre ellos la de José Luis, pero para entonces ya había cumplido los 18 años, y aunque estaba soltero, la lista de espera era muy larga. 

Fue en el año de la pandemia, en el 2020, que Jazmín, la hija mayor también presentó una segunda petición de residencia para José Luis.

“Mi hija ya me había dicho que en cuanto cumpliera los 21 años, me iba a pedir la residencia, pero más se apuró cuando empezó a verme llegar a la casa muy cansado de la jardinería. Ya no soy tan joven como antes, y hay días muy pesados. Últimamente me canso un poco más y se me nota. Antes nunca me quejaba de cansancio”.

José Luis Noriega Aguilar junto a su padre Jose Noriega, quien falleció en el 2020. (Cortesía)

Ya como residente, uno de los sueños de José Luis es buscar un empleo que no sea tan demandante físicamente como la jardinería. “Me atrae mucho ser trailero, y ya estoy en eso, viendo cómo sacar mi licencia”, dice.

Un día decisivo en su vida fue cuando se presentó ante un oficial de migración para la entrevista de residencia.

“Antes de entrar hice una oración, y ya una abogada me había dicho que nunca te decían en la entrevista si habías sido aprobado sino que se tardaba unas semanas, recibir la decisión. Pero en mi caso, el oficial que me entrevistó, me dijo que iba a ser aprobado”.

En ese momento, recuerda que sus ojos se les llenaron de lágrimas mientras el agente de migración, le decía que ya había esperado suficiente por su residencia, y era hora de que se la dieran.

“Nunca me esperé eso. Al salir de la oficina, mi hija también se puso a llorar. Sabía todo lo que había batallado para tener la residencia”.

Una semana más tarde le llegó su tarjeta de residencia. Justo al día siguiente, era el segundo aniversario de la muerte de su padre, cuyos restos habían sido llevados a sepultar a Puebla, México, y toda la familia estaba lista para viajar a la conmemoración luctuosa.

Su padre falleció en plena pandemia, en mayo de 2020, pero no de covid-19 sino de una falla en el corazón, debilitado, tras muchos años de estar sometido a diálisis.

“Mi hermano me ayudó rápidamente a conseguir un boleto de avión para que yo también pudiera viajar”.

Más de tres décadas después, José Luis regresó a México, y ante su tumba le agradeció a su padre, haber iniciado el proceso para que le dieran su residencia.

“Él fue quien empezó el trámite y me sirvió mucho. Fue algo muy bonito recibir mi residencia, un día antes del aniversario luctuoso de mi padre y haber podido viajar a México”.

José Luis dice que este Día del Padre lo celebrará con mucho agradecimiento para su padre y su hija por lo que hicieron para que pudiera salir de las sombras.

“Vamos a celebrar como nunca antes, en familia y con una comida”.

Su hija Jazmín quien presentó la segunda solicitud de residencia tiene 23 años; su hijo Luis, 21; Aarón, 17 y Diego, 14. 

José Luis Noriega junto a su hija Jazmín recibe la tarjeta de residencia de manos de su abogado Sergio Siderman. (Cortesía Paulina Herrera)

De acuerdo al abogado en migración Sergio Siderman, quien llevó el caso, el papá de José Luis hizo algo muy importante al someter en 1997, una petición para su hijo, a pesar de que parecía muy lejana la posibilidad de la residencia.

“Cuando su hija cumplió los 21 años; y de inmediato presentó otra petición para su papá, se dio la combinación ideal que le permitió a José Luis obtener su residencia permanente”.

El abogado explicó que la ciudadanía estadounidense otorga el derecho de solicitar la residencia permanente a familiares directos como padre, madre, cónyuge o hijos con un periodo de resolución de 18 a 24 meses; en el caso de hermanos, el proceso depende de la fecha de prioridad, de acuerdo al lugar de origen del beneficiario.

Aún cuando a cada caso se le da un tratamiento especial, el abogado Siderman enfatizó sobre la importancia de mantener un récord policiaco limpio, evitar los DUI (manejar bajo los efectos del alcohol) y pagar impuestos, entre otros, para evitar obstáculos al momento de un ajuste migratorio.

José Luis podrá iniciar sus trámites para la ciudadanía estadounidense en mayo del 2027.

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