Los adversarios del progreso

Las empresas petroleras opuestas al plan climático atacan al gobernador Gavin Newsom

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Gobernador de California, Gavin Newsom. Crédito: JOSH EDELSON | AFP / Getty Images

Uno de los proyectos más ambiciosos, importantes y prometedores para el futuro de California es el paquete de medio ambiente incluido en el presupuesto de este año. 

Se trata de casi 54,000 millones de dólares en nuevas inversiones de un total de 308,000 millones. 

Estas sumas sin precedentes, según el detalle proporcionado por la oficina del Gobernador,  se dedicarán a “proteger a los californianos de los impactos del cambio climático, ayudar a forjar un futuro libre de petróleo y combatir la contaminación”.

Y en otra parte de la introducción al presupuesto, agrega y repite la mantra del futuro: el futuro libre de petróleo:  “Estamos invirtiendo en protección contra incendios y respuesta a sequías mientras forjamos un futuro libre de petróleo, alejado de los grandes contaminadores”.  

Adicionalmente se dedican 4,300 mil millones de dólares en inversiones de infraestructura energética, para “acelerar nuestra transición a energía limpia”. 

Mediante una serie de votos decisivos en la Legislatura y con el empuje constante de Newsom,  el gobernador firmó el 30 de junio de este año este plan de largo alcance

Un plan ambicioso

Y sí, se trata de desmantelar la economía del motor a explosión, de cercenar el círculo vicioso que hace al estado dependiente del petróleo y sus dueños. 

Así, se dedican miles de millones al desarrollo de la infraestructura del agua y la promoción de su conservación. Otro tanto para reducir el riesgo de incendios forestales catastróficos, en un momento en el que cada año se rompen los récords de los incendios más costosos, mas extensos y más fatales.  

Invierte miles de millones más en proyectos de energía limpia para lograr que bajen sus costos sin desmedro de la estabilidad del sistema eléctrico; casi 15,000 millones en el primer sistema ferroviario de alta velocidad que ya está en plena construcción, en vías para bicicletas y en peatonales. 

Y un total de 10,000 millones de dólares que ayudarán a expandir el acceso y bajar los precios de los autos eléctricos, apoyando “la construcción de infraestructura” – es decir, miles de nuevas estaciones de carga eléctrica.

California como foco de cabildeo

Hay que comprenderlos. Si uno fuese ejecutivo de una de estas petroleras tendría un ataque de pánico. No en vano, solo entre abril y junio de este año, WSPA – Western States Petroleum Association o, en español, la Asociación de Petróleo de los Estados Occidentales – invirtió $2.5 millones de dólares contra el plan californiano, de un total de $4.3 millones de su presupuesto nacional anual para cabildeo.

Así les fue: no muy bien, afortunadamente. 

Su fracaso en detener la concepción de este plan constituye un cambio respecto al pasado reciente. La industria petrolera había logrado, en 2021, descarrilar una serie de importantes proyectos de leyes ambientales, como la SB 467, que hubiera prohibido el fracking, que implica inyectar agua o vapor a alta presión en los pozos petroleros. 

O  la SB 260, que hubiera ampliado drásticamente los requisitos de informes sobre las emisiones de gases de efecto invernadero. O la AB 480 de la asambleísta Wendy Carrillo, que hubiera otorgado a las autoridades locales el poder de cerrar instalaciones en respuesta a accidentes industriales. 

O la SB 342, que hubiera agregado dos representantes de organizaciones del medio ambiente a junta directiva de la AQMD, la agencia reguladora de la calidad del aire. 

O la AB 1218 que hubiera establecido objetivos de las ventas de vehículos eléctricos. 

Esta última idea renació con el nuevo presupuesto.

Una poderosa organización

Eso demuestra por si fuese necesario que la poderosa WSPA representa a los accionistas y ejecutivos de las grandes compañías petroleras. Lo cual lo dice en su nombre. 

Pero si uno recorre su sitio de internet parecería que representan una agenda progresista, comprensiva y comprometida con la lucha contra el cambio climático. Parecerían quienes hasta hace poco se llamaba “los que abrazan árboles”. 

Pero no. Es el sitio de WSPA. 

En vez del “futuro libre de petróleo”, hablan de un “futuro bajo en carbono”, una figura borrosa destinada a que nuestros gobiernos abandonen sus promesas electorales y les entreguen las llaves para el “riguroso análisis económico y científico de las soluciones políticas” en materia de energía.

Solo de esa manera, dice WSPA, podremos llegar a ese futuro bajo en carbono. 

Así dicen: “quienes formulan las políticas deben… evitar elegir ganadores y perdedores mientras se enfocan en la entrega confiable de energía en un futuro bajo en carbono”.

Son los responsables 

En realidad, lo que hay detrás de esa pretensión de adelantados es prevenir los cambios al eliminar la percepción pública de que los petroleros son los responsables del cambio climático. 

Pero es una política que no funcionará, porque esa idea ya no es “una percepción”. Es la verdad indiscutible. La gente, a no dudarlo, ya la conoce. 

Entonces WSPA entabla una lucha contra las reformas energéticas del gobernador de California Gavin Newsom, que de realizarse, harán a California una vez más la vanguardia ambiental de Estados Unidos, aunque todavía detrás de los principales países de Europa occidental. 

Los cambios son importantes, necesarios, imprescindibles. 

Enhorabuena. 

Bienvenidos los nuevos presupuestos, aunque se circunscriban inicialmente solo a California y sus 42 millones de habitantes. 

Es cuestión de tiempo hasta que el resto del país nos siga. 

Cruzada contra Newsom

Eso no impide que WSPA y el resto de la industria petrolera continúen  su cruzada contra Newsom, al acusarlo cínicamente de la situación que ellos mismos precisamente, por su afán de lucro, han creado. 

Son ellos quienes aprovechándose de una coyuntura internacional caótica con la invasión de Ucrania por Rusia, coordinaron aumentos verticales en el precio al consumidor de la gasolina, aumentos que desestabilizaron nuestra economía y causaron un daño a la clase media ya agobiada bajo el peso del COVID. 

El precio de la gasolina aumentó 60% en los 12 meses que terminaron en junio en comparación con el aumento anual de 48,7% en mayo, según los datos de inflación más recientes publicados el 13 de julio por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) del Departamento de Trabajo federal.

Los precios récord de la gasolina impulsaron la inflación a un nuevo récord de 40 años, cuando llegó al 9,1% durante los 12 meses que terminaron en junio.

En Los Ángeles, hemos pagado casi 7 dólares por galón de gasolina (más que en otros estados). En muchos casos, los precios se duplicaron. 

Y si bien ya han pasado 52 días de descenso de esos precios, son pequeños, graduales, insuficientes y una demostración más por si faltaban que para el aumento no hubo motivos reales más que la codicia. 

Porque para las petroleras que representa WSPA esto es un sueño dorado. 

Reporta el New York Times que Exxon tuvo ganancias de $17,900 millones entre abril y junio, más del triple de lo que ganó en el mismo período de 2021, sobre ventas de $115,600 millones. También Chevron triplicó su lucro a $11,600 millones, sobre ventas “por $65,000 millones, en comparación con $36,000 millones hace un año”.

Ese dinero viene de los bolsillos de los motoristas angustiados en las gasolineras. 

Si se le agrega los británicos BP (ex British Petroleum), Shell y la francesa Total Energies las ganancias para el segundo trimestre de los cinco grandes fue de $60,000 millones de dólares. 

¿Qué han hecho con tanto dinero? Entre todos, gastaron en la primera mitad del año más de $20,000  millones en recompras de acciones, un método transparente para enriquecer aún más a accionistas y ejecutivos al encarecer esas acciones. 

Y eso que no estamos hablando todavía del daño al medio ambiente que causaron por décadas y que es lo que genera actualmente el cambio climático. 

Tanta ganancia no incrementó la humildad de los dueños de tantos millones sino todo lo contrario. Al peligrar su gallina de los huevos de oro – por el programa de California de combatir daños por ellos causados – aumentan sus ataques al gobernador Newsom. 

Este anuncio de televisión creado por la Western States Petroleum Association destaca el impacto de las políticas energéticas del gobernador californiano. 

Newsom, dicen, “está prohibiendo los autos a gasolina y cerrando la industria petrolera de California”.

Y agregan: “Newsom comenzará a prohibir los automóviles y camiones de gasolina, diésel e incluso híbridos en 2026, mucho antes de que California tenga una red eléctrica que pueda cargar todos los vehículos eléctricos nuevos y mantener nuestras luces encendidas o antes de que el estado tenga vehículos eléctricos asequibles para las familias”.

Pero esta no es la verdad. La verdad es que el plan aspira, con mucha ambición, a descontinuar los autos con motor a explosión – que causan el 40% de las emisiones tóxicas – en 2035. No en 2026, que está a la vuelta de la esquina, sino dentro de 13 años. Ojalá se pueda cumplir.

¿Por qué Florida?

Un detalle, pequeño, pero no menos interesante: los primeros anuncios del WSPA se emitieron, no en California, en donde las medidas de Newsom son indudablemente bien aceptadas, sino en Florida, donde no lo son. 

Florida tiene uno de los gobiernos estatales más radicalmente reaccionarios del país. Su gobernador Ron DeSantis compite con el espectro de Trump y contra su igual de Texas en quien es más extremista, agresivo y belicoso. Y amigo de las petroleras. 

Pero Texas no es California. ¿Entonces? ¿Por qué iniciar el ataque allí?

Quizás es una represalia por el aviso publicitario de Newsom, que apareció en Fox News el 15 de julio, en el que critica la política del gobernador de Florida e invita a los televidentes a venir a California. Aquí se puede ver: 

No menos fuerte fue su comentario en Twitter reaccionando precisamente al informe del lucro de las petroleras:

“Estas empresas sucias están obteniendo ganancias masivas, todo mientras nos obligan a pagar más en la gasolinera y causan la muerte de innumerables estadounidenses, debido al calor extremo, la sequía, los incendios y los pulmones dañados.

Su avaricia corporativa literalmente nos está matando”.

De ahí la animosidad y el enojo extra. 

De todos modos, e independientemente de en donde se estrenen los avisos, comprendemos que las regulaciones ambientales promovidas por Newsom tienen la férrea oposición de las empresas petroleras. 

Estas, como ya explicamos antes, tienen todo el dinero que necesitan para oponerse al plan climático de California. Miles de millones.

Es el dinero que ganaron al inflar los precios de su producto con falsas premisas. 

Gabriel Lerner es el editor emérito de La Opinión y actualmente editor de HispanicLA.com y LatinoLosAngeles.com.

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